Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Predica de Hoy: Sodoma y Gomorra: Empujados y Apresurados
Predica Cristiana Texto: “Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levante, toma tu esposa, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad.” Génesis 19:15
Introducción
Dios estaba por destruir la ciudad y los habitantes de la misma. Era verdaderamente la ciudad de Satanás. ¨Lot, toma a tus dos hijas, a tu esposa y vete ya de aquí¨. Este no es el lugar que te tenía preparado, parece haberle dicho el Señor todopoderoso.
Sodoma y Gomorra
¿Qué le hace pensar a ustedes que este mundo donde vivimos no se parece a esa ciudad maldita?
Todas las barbaridades que se practicaban en Sodoma y Gomorra, son las mismas cosas que se practica hoy en día aquí, en esta ciudad, en la suya, en la de él, en la de ellos.
Muchas personas tardan en obedecer el llamado de nuestro Señor. Hasta creen que ellos pueden decidir su destino. El señor Padre Dios es el único que sabe nuestro destino, porque nos conoce desde antes de la creación del mundo.
Si somos justificados por la sangre de nuestro Señor Jesucristo, Él ya nos tiene preparado un camino, un destino y un final en este mundo que es pasajero, como tren que deja muy rápidamente la estación. Y para los que no son elegidos por Dios para vida eterna, también tienen preparado un camino, un destino y un final allá afuera donde habrá llanto y crujir de dientes.
No te demores más hermano y atiende el llamado de el Señor de Señores. Ya no hay más tiempo. No puedes permitirte no obedecer a tu padre, a tu creador. ¿Qué?¿No te das cuenta de lo que te puede pasar si no obedeces al Señor?
Sodoma y Gomorra: Los deseos de la carne
Muchas personas se dejan llevar por los deseos de la carne. Por las cosas de este mundo, que cuando Dios los llama porque él así lo dispuso, no obedecen. Quizá porque no encuentran motivos, quizá porque están tan ligados a las cosas de este mundo, que no quieren dejar la vida pecaminosa. Lot había dejado de ser útil para Dios, porque se había comprometido tanto con esa ciudad, se acostumbró a que el entorno lo moldeara, en vez de que el, que era justo, moldeara a la ciudad.
Pero si Dios te eligió desde antes que nacieras, no vas a poder escapar de el jamas. Vas a querer elegir un destino, pero Él te traerá de nuevo hasta el Padre y te hará arrodillarte ante Dios. Este versículo tiene mucho para hacernos reflexionar.
Los ángeles le avisan a Lot que salga de Sodoma y Gomorra con su familia porque Dios estaba a punto de destruir dicha ciudad, la cual era puro pecado. Pero como dijimos anteriormente Lot ya había sido escogido por Dios.
Este mundo pasará pero el reino de Dios es eterno.
Así como Lot salió de esa ciudad con su familia, nosotros debemos escapar del mundo de pecado, de la vida pecaminosa, de las cosas vanas de este mundo y enfocarnos en la obediencia hacia nuestro padre Celestial. Y si alguno de nuestro hermanos se descarrila como oveja, debemos traerlo de nuevo a Dios y si es necesario empujarlo para que reaccione.
Como dijimos anteriormente, Lot vivió mucho tiempo entre gente impía que había dejado de ser un testigo creíble de Dios. ¿A usted como lo ven los que lo rodean? ¿Cómo a uno más? ¿Cómo a un testigo creíble de Dios?
Conclusión
Cuando Lot es avisado por los mensajeros del Señor a abandonar la ciudad, nadie le cree, porque lo tomaban como uno más de las personas que vivían en la ciudad del pecado. Así y todo los pecadores no creen las advertencias de los cristianos. Son muy lentos y propios a demorarse. Se dejan llevar por los deseos del mundo y caen en la trampa de Satanás, que los deja en ruinas.
Nuestro deber como hijos de Dios, es insistir, hacer un seguimiento a las personas a las que Dios decidió salvar. Como lo hicieron los ángeles, debemos empujar, insistir en obediencia de Dios, por la gloria del Señor. Siempre con paciencia, con mucho ruego y oración. Es nuestro deber apresurarlos. Tenemos que tener insistencia en pedir a nuestro padre, por todas las personas con las que vamos a compartir el evangelio y esperar pacientemente.
© Pablo Quiroga. Todos los derechos reservados.