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El diablo me hizo hacerlo

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Predicas Cristianas Predica de Hoy: La tentación – El diablo me hizo hacerlo

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Santiago 1:13-18

Introducción

En el estudio bíblico de la semana pasada les hable acerca de las tres verdades de las pruebas y tentaciones, que como cristianos todos tenemos que saber.

Reconocimos que la vida esta llena de pruebas y tentaciones, que existe un propósito con las pruebas y tentaciones, y lo más importante, como triunfar sobre las pruebas y tentaciones.

En la predicación de hoy quiero hablarles acerca de este tema un poco más. En el día de hoy vamos analizar “¿dónde origina la tentación?” Hoy quiero demostrarles el punto principal necesario para derrotar las tentaciones.

En muchas ocasiones nosotros nos enfrentamos a situaciones, nos enfrentamos a tentaciones, y le echamos la culpa a Dios por nuestros problemas; también lo que se escucha muy a menudo es “el diablo me hizo hacerlo.”

Busquemos ahora en la Palabra de Dios para examinar este tópico.

Santiago 1:13-18Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. 16 Amados hermanos míos, no erréis. 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. 18 El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.

La tentación abunda en esta vida

Lo primero que vemos aquí es una confirmación a lo que ya sabemos. Dios nos revela que la tentación abunda en esta vida, y que todos seremos tentados. La semana pasada vimos que Pedro nos lo advirtió, y en el día de hoy vemos que Santiago nos dice lo mismo en el versículo trece.

Pero, notemos que dice “alguno es tentado;” no existen excepciones, todos seremos tentados. Pero aquí en este versículo también encontramos la respuesta a la pregunta “¿dónde origina la tentación?”

Él nos dice aquí bien claro que la tentación NO origina de Dios. Dios es santo y Él no puede ser tentado por el mal, así que Él no tienta al hombre. Las preguntas a responder entonces son: ¿de dónde origina la tentación? y ¿es el diablo responsable por todas nuestras tentaciones?

¿De dónde origina la tentación?

Examinemos estas preguntas cuidadosamente. En actualidad, al diablo se le esta dando mucho más mérito de lo que merece por las cosas que no andan bien en nuestra vida.

Les digo esto porque todos hemos llegado a decir, o pensar, que él es responsable por todas las tentaciones que existen. Pero en realidad esto no es una declaración completamente verdadera.

Lo que sucede es que es más fácil echarle la culpa a otra persona por nuestros errores, que admitirlos.

Esto es algo que aprendimos bien temprano en nuestra vida. Les pregunto, ¿se acuerda alguien aquí de haber hecho algo malo cuando era un chico? ¿Algo que nos agarraron haciendo y que sabíamos que seriamos castigados por haberlo hecho?

Estoy seguro que todos aquí nos podemos acordar de por lo menos un incidente, cuando tratamos de cubrir nuestros errores y le echamos la culpa a otra persona. En mi caso, yo siempre le echaba la culpa a mi hermano menor. Yo sabía que si le echaba la culpa a mi hermanito el sería castigado y yo no. Lo mismo sucede con nosotros cuando llega a la tentación.

Nosotros desplazamos la culpa de todo, decimos que el diablo nos tentó de tal manera que no pudimos resistir. Pero este no es el caso; digo esto porque los estudios bíblicos y predicas cristianas basadas en este tema nos enseñan claramente que Dios no permite que seamos tentados más de lo que podemos soportar (1 Corintios 10:13). .

Lo que pasa es que existen varias cosas que tenemos que reconocer antes de poder ser victoriosos sobre la tentación.

¿Es el diablo responsable por todas nuestras tentaciones?

Como dicen, el primer paso para la recuperación es el reconocer que tenemos un problema. Si no reconocemos que existe un problema, si no admitimos el problema, aunque influenciado por otras cosas, el problema es nuestro, entonces nunca podremos resistir y vencer las tentaciones del mundo.

Así que tomemos el primer paso a la recuperación y reconozcamos que el diablo no es el único responsable de todo, pero que el problema esta dentro de nosotros.

La tentación es algo muy personal

Lo primero que tenemos que reconocer es que todos tenemos tentaciones personales. Todos somos vulnerables a los deseos de la carne; la tentación es algo muy personal. Les digo esto porque las cosas que yo puedo considerar como grandes tentaciones algunos de ustedes no lo considerarían así.

Por ejemplo, un alcohólico seria tentado grandemente a tomar un trago si se le pone una botella en frente de él; esto solo es un ejemplo y estoy seguro que todos aquí podremos pensar en numerosos de ellos. Entonces, podemos decir con seguridad que la tentación es algo bien personal.

De lo que también podemos estar seguros es que seremos tentados, y por esta razón no nos podemos sorprender cuando nos suceda, sino que debemos estar esperando a que llegue.

Existe una frase vieja que dice “guerra avisada no mata soldado.” Esto es verdad acerca de la tentación, si en vez de sorprendernos le esperamos, si en vez de desplazar la culpa asumimos responsabilidad por nuestras acciones, entonces seremos victoriosos sobre las tentaciones según surjan.

Como les dije previamente, el diablo esta recibiendo demasiado crédito por las cosas. Con esto no les estoy diciendo que él no tenga culpa, no les estoy diciendo que él no nos tienta. Él tentó a Eva en el Edén y él si tiene a sus demonios trabajando fuertemente tratando de separarnos de Dios. Pero hermanos, la tentación comienza en nosotros.

La tentación comienza con nuestros deseos y querer.

Santiago nos dice: “sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.” Aquí esta la respuesta, somos tentados a causa de nuestras propias concupiscencias, nuestros propios deseos; somos tentados por nuestro apetito por las cosas del mundo.

Lo que sucede es que nuestros deseos son bien poderosos. Con esto no les estoy diciendo que todos nuestros deseos son malos, pero si les digo que algunos de ellos si lo son. Nuestros deseos son una cosa que si no controlamos, pueden convertirse en obsesiones que eventualmente arruinarán nuestra vida.

Estoy seguro que todos aquí hemos leído en los periódicos o hemos visto en la televisión esos eventos trágicos, cuando un esposo mata a su esposa o una esposa mata a su esposo debido a una obsesión.

Uso este ejemplo tan trágico porque si nuestros deseos continúan descontrolados, si nuestros deseos se convierten en una obsesión que controlan nuestra vida, entonces sucumbimos a la tentación.

Santiago nos dice que debido a nuestra concupiscencia, por causa de nuestra lujuria somos seducidos. En otras palabras, somos seducidos pero no completamente por el diablo y sus demonios, porque nosotros también tenemos la culpa. Hermanos, las consecuencias de la tentación son reales, la consecuencia del pecado es muerte (Romanos 6:23).

El problema esta en que en muchas ocasiones nuestros propios deseos nos ciega. Los placeres de la carne, los deseos por las cosas de este mundo, en muchas ocasiones nos controlan porque somos cegados por nuestros deseos. Si esto no fuera el caso, si siempre pudiéramos ver las cosas claramente, entonces estoy seguro de que siempre escogeríamos correctamente.

¿Cuál es la consecuencia cuando cedemos la tentación, pecado?

Santiago nos lo dice claramente, y también nos advierte: “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Amados hermanos míos, no erréis.” Esto es el resultado final cuando optamos ceder al pecado.

Si permitimos que nuestros deseos gobiernen nuestra vida, si cedemos al pecado, entonces moriremos. No les estoy hablando de una muerte física, no les estoy diciendo que Dios nos matara al instante que pequemos.

Pero si les estoy diciendo que con cada pecado, con cada tentación que no resistamos, empezamos a morir espiritualmente, empezamos a morir a las cosas de Dios. Nuestro espíritu se empieza ha alejar más y más de la voluntad de Dios, y eventualmente morimos por dentro.

Esto seguramente es la causa número uno para todas esas personas que se han alejado de los caminos del Señor. Personas que conocieron a Dios, pero que ahora han regresado a vivir en el mundo, personas que han muerto espiritualmente debido a tentaciones y pecado.

Es por esta razón que Santiago nos da esta fuerte advertencia. Santiago nos dice: “Amados hermanos míos, no erréis.” Con esto aquí él nos esta advirtiendo que no podemos permitir que nuestros deseos controlen nuestra vida, Santiago nos esta diciendo que no caigamos en tentación, que nunca nos rindamos.

Santiago nos esta diciendo que no podemos darle una espada al enemigo, la cual pueda usar en contra nuestra. Porque hermanos la verdad de todo es que no podremos ser tentados, si el deseo ya no existe en nosotros. No podremos ser seducidos, al no ser que la lujuria todavía viva en nuestro corazón.

Es hora de reconocer las cosas por lo que son.

La tentación

Dios NO nos tienta, tentaciones NO son cosas buenas. Dios NO causa que las tentaciones lleguen a nosotros, NOSOTROS somos los que causamos que las tentaciones lleguen a nosotros.

Nosotros le permitimos al diablo y a su ejército de demonios que nos atormenten con tentaciones, porque los deseos y lujurias en nuestro corazón no han sido conquistados. Uno de los problemas esta en que en muchas ocasiones, lo malo aparenta ser como algo bueno.

Santiago nos dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.” Detengámonos aquí un momento y les voy a dar un pequeño ejemplo.

Digamos que ahora mismo al salir de aquí de este edificio nos encontramos una cartera de mujer en el piso. La recogemos, y la abrimos, para buscar si existe algo dentro de ella que nos ayude encontrar a su dueña.

Miramos cuidadosamente en todos los compartimentos buscando algún tipo de identificación, pero todo lo que encontramos es una suma grande de dinero en efectivo. Así es, solo efectivo.

Ahora la pregunta es: ¿es esto una bendición de Dios? o a caso ¿es esto una tentación? Muchos dirían que es una bendición de Dios, porque después de todo, quien no necesita un poco más de dinero en efectivo. Pero aquí la pregunta debería ser: ¿es esto un regalo perfecto de lo alto?

Les conté esta pequeña situación porque es una historia de la vida real, me acuerdo que leí sobre ella no hace mucho tiempo atrás. Lo que sucedió es que había una anciana que acababa de sacar del banco todo el dinero que ella había ahorrado en su vida, porque se iba a mudar de ciudad, ella había sacado $10,000.

Entonces lo que hizo es que puso la cartera en un banco de la parada de autobuses, mientras esperaba a que llegara el autobús, pero cuando llegó el autobús ella se monto y se le olvido la cartera en el banco.

Sé que no les tengo que decir que cuando esta pobre anciana se dio cuenta de que no tenia la cartera por poco se vuelve loca, porque esto significaba que había perdido todos sus ahorros.

Ella volvió a todos los lugares que había estado para ver si por alguna casualidad la podría encontrar, pero no pudo. Entonces, aunque ella sabía que no existían muchas posibilidades de encontrar su cartera, ella llamo a la policía para reportar el incidente, y obtuvo una gran sorpresa.

Una persona desahuciada había encontrado la cartera, y estaba en la estación de policía en ese instante entregándola. ¿No es esto una cosa fascinante?

Estoy seguro que la persona que encontró la cartera fue tentada a quedarse con ella, pero esta persona supo que no era correcto hacerlo. Esta persona reconoció que en verdad esto no era una bendición perfecta de lo alto, sino una tentación para conducirle hacer lo malo.

¿Qué paso entonces? Lo que sucedió después si fue un regalo perfecto de lo alto, porque la dueña de la cartera le regalo una buena recompensa a esa persona.

Conclusión:

La palabra de Dios claramente nos enseña, que las tentaciones no proceden de Dios. Las tentaciones originan de muy profundo en nosotros y son influenciadas por el diablo.

Al diablo le gustaría que las tentaciones luzcan como cosas buenas, puede que luzca como lo correcto de hacer, pero como cristianos fieles, nosotros tenemos que examinar las situaciones cuidadosamente. Tenemos que siempre acordarnos que Dios no es la causa de la tentación.

Dios siempre nos dará una salida. Hermanos no podemos dejar que las tentaciones nos tomen por sorpresa, sino tenemos que estar listos para combatirlas en todo momento. No podemos permitir ser engañados en medio de las tentaciones, tenemos que tomar un tiempo siempre para preguntarnos: ¿es esto un regalo perfecto de lo alto?

Hermanos Dios nos ha dado el poder para resistir y derrotar toda tentación (Santiago 4:7). El Espíritu Santo mora en nosotros, Cristo nos ha dado la victoria. Tomemos entonces el primer paso hacia la victoria y reconozcamos que la tentación comienza con nosotros.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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2 comentarios en «El diablo me hizo hacerlo»

  1. Cada dia somos desafiados a enfrentar retos o pruebas las cuales muchas de ellas comienzan en nosotros mismos. Busquemos de la sabiduria de Dios para salir victoriosos. Dios le bendiga.

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