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De la miseria al trono

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: De la miseria al trono

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: ¿Quién como el Señor nuestro Dios, que tiene su trono en las alturas y se digna contemplar los cielos y la tierra? Él levanta del polvo al pobre y saca del muladar al necesitado; los hace sentarse con príncipes, con los príncipes de su pueblo. A la mujer estéril le da un hogar y le concede la dicha de ser madre. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!Salmo 113:5-9

INTRODUCCIÓN

I. «Los Cielos cuentan Ia gloria de Dios, y el firmamento Ia obra de sus manos».

La naturaleza nos revela mucho de su poder y sabiduría, pero estos versículos tan cortos nos muestran Ia obra de Ia creación en un cuadro muy expresivo. A veces los hombres están muy hundidos en Ia miseria por diferentes aspectos, y son marginados por las circunstancias o personas, pero he aquí que el Omnipotente, el Rey de reyes, que por su justicia podría despreciar al pecador, ha mirado desde los Cielos, ha visto el estado del mundo y ensalza lo más humilde y lo hubo a en un lugar especial. Solo el Señor nuestro Dios actuaría de tal manera. Ningún rey de Ia Tierra haría tal cosa: A un marginado: levantarlo, limpiarlo, vestirlo y coronarle.

1. ¿DONDE HALLA DIOS AL HOMBRE?

Aunque el hombre ha adelantado en superiores culturas, porque Dios lo hizo a su imagen y semejanza, el Creador no le encuentra en aquel palacio de hermosura y santidad donde lo puso al crearlo, sino arrastrándose sobre el polvo, como un gusano vil, pegado a las miserias de Ia Tierra; es decir, entregado a las mayores bajezas sexuales, sobre todo en este siglo de libertad en que vivimos, realmente el señor no se encuentra en la miseria.

¿Qué es lo que en el lenguaje bíblico se llama «ester-colero» y puede serle aplicado como vivir en la miseria?

a) Es un lugar repulsivo, maloliente: así es el pecado ante nuestro Dios, el hombre natural podrá negarlo, pero no es quién para juzgar. Por vivir en el pecado no se apercibe de su repugnancia, pero ante los ángeles del Cielo y, sobre todo, ante el Dios santísimo y perfecto ¿no aparecerá este mundo de odios, envidias, mentiras y rebelión como un gran miseria moral?

b) Es un lugar reservado a objetos inútiles: cuando de una cosa no podemos obtener un gran beneficio la arrojamos a la basura; y así se encuentra el ser humano para Dios.

El ser puesto en este planeta como rey de la creación, a causa de su inteligencia superior a todas las criaturas vivas, se halla ahora, moralmente hablando, como una criatura inútil ante Dios, intentando hacer grandes cosas, pero incapaz de realizarlas por sus limitaciones físicas, que es incapaz de traspasar por mucho que lo intente.

c) Es un lugar abandonado: los seres superiores que Jesús menciona como ángeles no tienen ningún interés en visitar el mundo, donde tan solamente grupitos muy pequeños viven la vida del Cielo, alabando a Dios.

A un estercolero nadie va excepto algún perro; únicamente los espíritus diabólicos tienen algún interés muchas veces demasiado para frecuentar el mundo, y en esto consisten los fenómenos del ocultismo; pero el Creador santo se halla separado de un mundo de tal naturaleza desde hace ya muchos siglos.

En Isaías. 59:2, podemos ver hasta el final del capítulo, hay una gráfica y extensa descripción del estado moral en que el profeta Isaías halló al mundo de su tiempo, no solamente en el pueblo de Israel, sino en todas las naciones.

Hoy día ha mejorado en ciertos aspectos, gracias a la influencia del cristianismo en el mundo; pero es más bien en detalles prácticos que perjudican a los hombres entre sí mismos, porque existe la misma malicia en el fondo de los corazones cuando pueden evitarse las consecuencias de la justicia humana.

Una amiga abogada me decía el otro día: «Hay que aprender la moral en el código penal»; y yo le decía: «No en el código, sino en la Sagrada Escritura, la Ley de Dios que es perfecta, vuelve el alma y hace sabio al pequeño» (Salmo 19:7-10)

2. ¿QUÉ HACE DIOS CON EL HOMBRE?

a) Se apiada de él: Desde el momento en que Adán cayó en la desobediencia, el diablo se ha burlado de su caída, mientras que los ángeles se han entristecido; pero no tanto como Dios, mostrado con el hecho de enviar a Jesús al mundo a sufrir por los hombres, no por «pasablemente» honrados, sino por sólo por los pecadores, de quienes dijo Jesús: «Los publicanos y las rameras os van delante en el Reino de Dios» (Mateo 21:31).

(Encontré esta anécdota en un comentario en internet: «Los desechos del diablo». Un pastor, ponderando la misericordia de Dios para con los pecadores, usó la expresión «Dios está dispuesto a recibir aun los desechos del diablo».

Después de terminar el sermón encontró a un diácono en su oficina, que iba a protestar de las palabras del pastor, pues deshonraban —creyó— el buen crédito del Evangelio; pero mientras estaba hablando, repentinamente se abrió la puerta y entró una mujer llorando y diciendo que habla sido prostituta, ladrona y viciosa por muchos años. Esto fue la mejor defensa del pastor ante el escandalizado diácono).

b) Lo levanta: solamente su brazo potente podría hacerlo, pero era preciso para sacar al que estaba metido en el cieno. La ley divina del Sinaí no logró salvar a los hombres, incapaces de darle cumplimiento, pero el Hijo de Dios, muriendo por los pecadores. Les ha reducido a almas arrepentidas, como lo fue el primer ladrón de la cruz, y aptas para entrar en el paraíso, que algunos predicadores llaman «la Universidad del Cielo» (Juan 17:24-26; Hechos 11:40).

c) Lo limpia: aunque no se refiera a esta operación en el texto de Isaías, sabemos que es así, según la Juan 1:7. ¡Cuán caro, pero cuán eficiente, ha sido el remedio ante la santidad de Dios y sus ángeles y en el corazón agradecido de los pecadores!

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