Enfrentando la Tormenta

David N. Zamora

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Predicas Cristianas - Una Tormenta en una Noche Calmada

Enfrentando la Tormenta

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Y haciendo justicia con los discípulos, tenemos que reconocer que no siempre nuestra medida de fe nos alcanza para enfrentar situaciones que como una tormenta furiosa pretende hundirnos en el fondo del mar. Pero es consolador saber que el Señor siempre está dispuesto a calmar la tormenta y pasarnos al otro lado. El Señor calmó la tempestad con una palabra.

De los tres evangelistas, solo Marcos dice que Jesús “levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece.” (Marcos 4:39). El creador poniendo en orden a su creación.

Asombro de los discípulos

“Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?” (Lucas 8:25).

Lucas es honesto al señalar cómo fue creciendo el entendimiento de los discípulos respecto a Jesús. Aprendieron paulatinamente. Sus perspectivas crecieron desde «la tierra hasta el cielo». Mientras mayor conocimiento tengamos de Dios, mayor será nuestra fe.[1]

El mismo Jesús que hacía ver a ciegos, hacía caminar al cojo, hacía oír al sordo y sanaba la lepra y libertaba a los endemoniados, también tenía control sobre la naturaleza.

Es interesante ver como en el contexto de este milagro, Lucas inserta otros milagros que hizo Jesús: echa fuera demonios en Gadara, sana a la mujer del flujo de sangre y resucita a la hija de Jairo (Lucas 8:22-56). Es un resumen espectacular del poder de Jesús sobre la naturaleza, los poderes de satanás, la enfermedad y la muerte. ¿Habrá algo imposible para el Señor? Entonces porque paniquearse.

Como dice David en el Salmo 42, “Pero no hay razón para que me inquiete! No hay razón para que me preocupe! Pondré mi confianza en Dios mi salvador! Sólo a Él alabar!” (Salmo 42:11 TLA).

Creemos y confiamos en un Dios que tiene poder para sanar la enfermedad y neutralizar toda ataque de satanás contra nuestras vidas. Creemos y confiamos que puede ayudarnos con la familia, en las finanzas y en cualquier tormenta de la vida que tengamos que enfrentar.

1. Jesús calma las tormentas de la tentación.

A veces nos asaltan las tentaciones con una fuerza demoledora y arrolladora. Si enfrentamos la tempestad de la tentación solos, pereceremos. Pero si le damos la oportunidad a Cristo, Él se encarga de traer la calma, y las tentaciones pierden la fuerza. “Jesús mismo sufrió y fue tentado, por eso puede ayudar a aquellos que son tentados.” (Hebreos 2:18 PDT).

2. Jesús calma la tempestad de la aflicción.

A todas las vidas llega a veces la tempestad del dolor y la tristeza, pero si Jesús está presente él sabe cómo enjugar nuestras lágrimas y cambiar nuestro lamento en baile. ¿Cómo lo hace? No tengo idea, pero lo hace. La viuda de Naín (Lucas 7:11-17). La familia de Jairo (Lucas 8.40-56).

3. Jesús calma la tempestad de la depresión y el estrés.

Es bueno saber que la biblia dice que el Señor “escudriña los corazones” (Romanos 8:27). Nada que suceda en nuestras vidas pasa por alto en la presencia del Señor. Él no sólo corrige el efecto del problema, sino sana y resuelve la causa del problema. El paralítico traído por cuatro amigos (Mateo 9:2-8)

Conclusión

Cuando estamos en medio de la tormenta de la vida, es fácil pensar que Dios ha perdido el control y que estamos a merced de los vientos del destino. En realidad, Dios es soberano. Controla la historia del mundo y nuestro destino personal. Así como Jesús calmó las olas, puede también calmar cualquier tormenta que enfrentemos.

 Y el verdadero significado de este incidente y de otros muchos más donde Él está presente, es que “donde está Jesús, la tempestad se convierte en calma; el agua se convierte en vino; la muerte se convierte en vida; las lágrimas en risa.”

Llamado a Salvación.

Llamado a pasar esta tormenta aferrados a Jesús.

[1] Nuevo comentario ilustrado de la biblia. (2003). (p. 1236). Nashville: Editorial Caribe.

© Pastor David N. Zamora. Todos los derechos reservados.

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David N. Zamora
Autor

David N. Zamora

Ministro Ordenado de las Asambleas de Dios y Pastor Principal de la Iglesia Misionera de Tampa. Con títulos en Teología y Biblia de EDISUB e ISUM. Casado con Raquel Gonzalez

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