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Desobediencia del hombre

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Predica Cristiana de Hoy: Desobediencia del hombre

Predicas Cristianas Texto Biblico:Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (Génesis 3:6)

Introducción

Buenos días y bendiciones. Al principio, Dios se paseaba al aire del del día, buscando al hombre para compartir con él. Adán y Eva gozaban de la presencia de Dios todo el tiempo. Ellos se encontraron en una situación especial y gozaban del huerto que Dios había creado para ellos.

Dios los había puesto ahí y les permitía señorear sobre todas las demás criaturas. Dios cuidaba de ellos y procuraba su bienestar. Les había dotado de un cuerpo resistente y fuerte.

Adán y Eva podían ir y venir, disfrutar del huerto, de todo lo que Dios había creado y lo más importante podían gozar de la compañía de Dios. Solo había una regla que Dios les pidió que no traspasaran, no debían comer del fruto del árbol del bien y el mal. Pero la serpiente era astuta.

Desobediencia – El origen del mal (Ezequiel 28:11-19)

En el libro de Ezequiel encontramos las características que el diablo tenía en un inicio. Había sido creado lleno de hermosura y perfección. Era hermoso y el director de la alabanza a Dios. Pero se encontró maldad en el, intento ser algo que no le correspondía. 

Dios es el único digno de recibir gloria, pero este querubín protector quiso recibir la gloria que solo a Dios corresponde. Dice su palabra que él fue perfecto en todos sus caminos, hasta el día que se encontró maldad en él, hasta que el pecado llenó su ser. en el versículo doce se le llama “sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura” pero en el versículo diecinueve Dios le dice “espanto serás y para siempre dejarás de ser”. Eso es lo que hace el pecado.

Desobediencia – El pecado es lo que nos aleja de la presencia de Dios.

Este sello de hermosura lo perdió todo por haber permitido que la maldad llegara a él. Era hermoso en todos sus caminos, pero el pecado lo inundó y para siempre será maldición. La maldición que Dios le dio es para siempre, para siempre será espanto, para siempre dejará de ser él.

Desde ese momento cambió su propósito, dejó la adoración a Dios y se dedicó a atacar a la creación de Él. Fue arrojado a la tierra desde el cielo y su fin está cerca. Pero cuando vino a la tierra le dedicó la guerra a Dios y su creación. De inmediato atacó a la humanidad y trató de engañarla. 

La astucia de la serpiente

El enemigo de nuestra alma fue creado perfecto y con gran poder en el cielo, pero desde que se encontró maldad en él ha decidido atacar a la creación de Dios. El método preferido que usa para atacar a esa creación, es tergiversar las palabra de Dios. Debemos de saber que es astuto y con argucias intentará confundirnos. 

Lo primero que la serpiente le dice a la mujer fue “¿conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Génesis 3:1). Dios no había dicho tal cosa, pero buscó de esta manera vencer la inocencia de Eva y entablar una conversación con ella. La mujer responde correctamente lo que Dios había dicho, versículos dos y tres. 

Hasta aquí vemos como la palabra de Dios es justa y el ser humano está en la disposición de obedecer, hasta este punto la mujer todavía contaba con la vida, con la bendición de Dios.

Aunque ya había dado una oportunidad al entablar la conversación con el maligno pero el pecado no había sido consumado. Y es que al enemigo no se le debe dar ni una oportunidad de hablarnos. Ni una palabra debemos escuchar que no sea de Dios mismo. Debemos hacernos sordos para todo aquello que no provenga de Dios. 

Después que Eva dio la respuesta correcta, el enemigo si contradice lo que Dios les dijo. En el versículo cuatro vemos cómo contradice a Dios y su palabra. Luego trata de seducirla haciéndola igual a Dios. Pero este fue el pecado original, el pecado del diablo el creerse igual a Dios. Entonces como no pudo hacerse con ese trono que solo a Dios corresponde quiso hacer lo mismo con la humanidad. 

Desobediencia – La entrada del pecado

En el versículo seis del capítulo tres de Génesis leemos como la mujer vio el árbol. Fue seducida por la serpiente y codició lo que Dios había mandado no comer. La tentación viene a nuestra vida si damos cabida a las cosas que no viene de Dios y las percibimos con los sentidos. Eva vio con sus ojos, lo codicio, quería tocar ese fruto, quería olerlo y saborearlo.

Desde ese momento, esa mordida bastó para que la muerte entrara y corrompiera la vida por medio del pecado. Desde ese momento entró la muerte. Adán y Eva comieron de ese fruto, el árbol del conocimiento del bien y del mal. Conocieron que estaban desnudos y cuando Dios los busco tuvieron miedo y se escondieron.

Antes que el pecado entrara en la humanidad, el hombre podía estar delante de Dios con total seguridad, con paz, con confianza ante Él. Pero por causa del pecado eso ya no fue posible. Ante Dios se puede estar solo sin pecado, pero al desobedecer el pecado es manifiesto y no podemos gozar más de ese caminar con el Señor. 

El esconderse de Dios, el conocer que estaban desnudos fueron causa del pecado y de haber comido ese fruto. Otra consecuencia la vemos  en los versículos doce y trece como intentan justificarse delante de Dios culpando a los demás.

Nunca podremos justificarnos delante de Dios si el pecado está en nosotros.

Dios nos dio esa libertad de elegir, elegir obedecer o no. El hombre decidió no obedecer a Dios sino hacer su propia voluntad y caer en la tentación no haciendo caso a la voz de Dios. 

Desobediencia y la justicia de Dios

No podemos justificarnos por nuestras faltas. La palabra de Dios es clara y les advirtió que si comían de ese fruto ciertamente morirían. La serpiente engañó a Adán y Eva y el pecado entro a la humanidad. Eso nos hizo acreedores al castigo por nuestros pecados. 

En romanos leemos como este pecado, esta desobediencia a Dios fue suficiente para que toda la humanidad estuviera corrompida (Romanos 5:12) y la muerte pasara a enseñorearse de todos.

Y Dios sacó al hombre del huerto del Edén, pero desde ese momento Dios busco como restaurar esa relación original que tenía con el hombre. Vemos que se da el primer derramamiento de sangre para cubrir al hombre. 

Dios es justo y no puede tener relación con el pecado.

Mientras estemos en pecado no podemos optar por tener comunión con el Señor. Dios dio al hombre un medio para poder acercarse a Él de nuevo. Por medio del derramamiento de sangre Dios busco redimir el pecado de la humanidad. Dios buscó restaurar esa relación con el hombre, por su amor, por su eterno amor. 

Y fue tan grande su amor por la raza humana que proveyó el redentor de nuestros pecados por excelencia. El derramamiento de sangre fue necesario para limpiar nuestros pecados, por lo tanto Dios envió a su único hijo Jesucristo para ser sacrificado por nuestros pecados.

No había otra manera de restaurar esa relación. Sin sacrificio el pecado seguía en nosotros y no podíamos acercarnos al creador. Pero la sangre del Cordero de Dios fue suficiente para perdonar los pecados de la humanidad. La sangre de Jesucristo limpia el pecado del mundo. Ahora tenemos paz para con Dios por medio de Jesucristo (Romanos 5:1)

Acerquémonos a Dios

Si por ese acto de Adán y Eva entró el pecado en el mundo, entró la muerte a nuestra vida, por el acto de amor eterno demostrado por Jesucristo fue suficiente para perdonarnos de nuestra maldad. Este acto permite que nos acerquemos a Dios y que la muerte no se enseñoree más de nosotros.

Así lo declara Pablo en 1 Corintios 15:55, ¿dónde está el aguijón de la muerte? pues ahora que somos justificados por la fe tenemos paz con Dios. Podemos acercarnos confiadamente a su trono. Podemos disfrutar de su presencia y tener comunión con Él. Podemos hablarle y escucharle, podemos contemplar su hermosura.

Ahora somos libres de las ataduras del pecado, por medio de Jesucristo que derramó hasta la última gota de su sangre para que pudiéramos ser salvos. El pecado y la muerte no pueden ahora separarnos de Dios pues Jesucristo los ha borrado. El amor de Dios es eterno para con sus hijos. El amor de Dios no tiene límites. 

Como dijo el apóstol Pablo, ahora si vivimos vivimos para Cristo, y si morimos morimos para Él. Sea lo que sea de Dios somos, a Él pertenecemos, nos ha comprado con su sangre, ahora somos del Señor. 

Conclusión

El enemigo sigue suelto, buscando cómo tergiversar la palabra de Dios, buscando de esta manera engañarnos para que nos pérdamos como él. Pero Jesucristo ha provisto con su sangre como ser salvos.

Por medio de Él ahora podemos ser salvos del pecado que entró un día a este mundo para separarnos de Dios. Jesucristo ahora nos ha traído de vuelta a Dios y quiere que por toda la eternidad gocemos de su presencia y le conozcamos cara a cara. 

Dios nos pide que aceptemos ese sacrificio de Jesucristo y que el resto de nuestra vida la vivamos obedeciendo su palabra. No debemos prestar atención a la voz del enemigo, siempre buscará perdernos, sino meditar en la palabra de Dios día y noche.

La salvación de nuestro Señor Jesucristo es suficiente para perdonarnos y traernos de vuelta a Dios. Aceptemoslo y sirvamos al único Dios. Buenos dias bendiciones.

© Ricardo Hernández. Todos los derechos reservados.

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