La batalla de la mente (Parte III)

Debemos entender que, lo que más alimentemos, de eso estará lleno nuestra vida. Ej.: Si pasas el día viendo series, películas, escuchando músicas melancólicas, viendo contenidos obscenos, de eso estará lleno tu mente. Eso no significa que pases las 24 horas orando, leyendo la biblia, adorando, etc., sino que en el transcurso del día le dediques más tiempo a Dios que a cualquier otra cosa.

Debemos entender que lejos de Dios es imposible no ser víctima de una vida de derrota, temor, desilusión, inmoralidad, engaño, mentira, tristeza, etc.

No podemos alcanzar la libertad de nuestra mente si no leemos y escudriñamos las Santas Escrituras. (Juan 8:32)

Debemos entender que los malos pensamientos van a llegar a nuestra mente, pero no eso no nos da el derecho de retenerlos y actuar conforme a ellos. Si llegan, declara la palabra en voz audible y llévalos a la obediencia a Cristo.

Renueva tu mente cada día y no te conformes a las corrientes de este mundo. (Romanos 12:2)

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Para cada pensamiento de iniquidad hay una palabra de parte de Dios que lo ha vencido.

Oración: Te adoramos y te bendecimos amado rey de nuestro corazón. Hoy vengo delante de ti reconociendo que he tenido pensamientos de derrota, desesperanza, muerte y temor. Me lleno de tu autoridad y llevo esos pensamientos a la obediencia a Cristo.

Perdóname por las veces que vi la crisis más grande que tú. Ayúdame a vivir una vida de responsabilidad, compromiso y disciplina delante de ti con relación a mi vida espiritual. Te doy gracias por ayudarme a permanecer y estar conmigo siempre, todo esto te lo pido en el nombre poderoso de Jesús.

© Isangel Alcántara Falcon. Todos los derechos reservados.

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