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Siembra y cosecha

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Predicas Cristianas Predica de Hoy: Siembra y cosecha

Predicas Cristianas Texto Biblico:No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues lo que el hombre sembrare, eso también segará.” (Gálatas 6:7)

Siembra y cosecha – Introducción

Existen leyes naturales que Dios ha dejado en este mundo, leyes que no pueden violarse. Como la ley de la siembra y la cosecha. Es natural que un agricultor tome su semilla, vaya a la tierra preparada y la siembra.

Es normal que después de los cuidados, de recibir nutrientes la semilla germine, crezca y dé frutos. Es normal para el agricultor cosecha de esos frutos y seguir el ciclo de siembra y cosecha. 

Estos son los dos tiempos cruciales para el agricultor, el tiempo de la siembra donde acude a la tierra con esperanza, con fe de que a su tiempo esa pequeña semilla crecerá y podrá un día estar cosechando los frutos. Esa espera requiere paciencia, requiere fe, requiere esperanza. 

El otro tiempo importante para el agricultor es el de la cosecha. En este momento es de felicidad, de ver el fruto de su trabajo, de satisfacción porque los esfuerzos valieron la pena. Este momento es especial pues termina un ciclo y se prepara para empezar uno nuevo. 

Pero en la vida espiritual también aplica esta ley de siembra y cosecha. Así leemos en Gálatas 6:7 donde nos indica la palabra de Dios que todo lo que sembramos eso vamos a cosechar.

1) Siembra y cosecha – Ley de Dios

Lo primero que debemos comprender es que esta es una ley que Dios ha dejado en su infinita sabiduría. No es una ley humana que puede ponerse o quitarse a conveniencia, es algo dejado por Dios que no podemos obviar.

Por más que nos esforcemos, que finjamos o que luchemos contra ella no se puede alterar esta ley. Si sembramos vamos a cosechar el fruto de esa siembra, así de fácil. 

Es entonces nuestro deber sembrar solo cosas buenas para cosechar cosas buenas, pues si sembramos cosas malas cosas malas cosechamos. Busquemos pues la buena semilla, para que lleve mucho fruto.

Trabajemos también para que esa semilla, por muy pequeña que sea, esté sembrada en buena tierra, la cuidemos como es debido para que el fruto sea multiplicado.

Las leyes humanas pueden ser burladas y aceptadas cuando conviene, pero la ley de Dios es perfecta. Si Dios dejó establecido el ciclo de la siembra y la cosecha es porque quiere que nos aprovechemos de Él.

Así como le entregó a Adán la tierra para que la cosechara y se enseñoreara de ella, así nos entregó esta ley espiritual para que sea de bendición a nuestra vida también.

a) Voluntad perfecta

Sabemos que la voluntad de Dios es perfecta, por lo tanto ninguna duda puede cruzar por nuestra mente en lo tocante a esta ley divina.

Podremos dudar de otras cosas pero de la voluntad de Dios no, pues solo Él es perfecto en todos sus caminos.

Sabemos también que Dios es bueno, por lo tanto quiere lo mejor para sus hijos. El comprender esta ley nos permitirá recibir bendiciones de Dios, si seguimos sus mandamientos.

Los mandamientos de Dios no son gravosos, menos cuando nos damos cuenta de lo que significa para nuestra vida, las bendiciones que traen consigo. Principalmente la vida eterna que recibimos por la gracia del Señor.

b) Caminos de Dios

Como mencionamos anteriormente, los caminos de Dios son perfectos. Dice también su palabra que Él no puede ser burlado.

Aquí nos referimos a que si sembramos una semilla de maíz no cosecharemos frijol. Si sembramos manzanas no cosecharemos fresas. Dios es perfecto y no puede ser burlado, ni con nuestro comportamiento fingido.

El ser humano puede aparentar ser algo y en su interior ser una persona totalmente diferente. Pero Dios no solo ve nuestra apariencia, ni solo ve nuestras obras, sino que conoce cada uno de nuestros pensamientos y las intenciones de nuestro corazón.

En los tiempos de Jesús había muchos hombres religiosos que aparentaban ser santos pero su corazón estaba lleno de maldad, el Señor les llamó sepulcros blanqueados.

Dios no quiere que seamos apariencia nada más, sino que seamos auténticos hijos suyos, de corazón servirle y hacer su obra por amor a Él.

2) Siembra y cosecha – Siembra en la carne (Gálatas 6:8)

El Señor quiere que conozcamos su palabra. En ella encontramos claramente cuales son las obras de la carne. Obras que no nos llevan a los pies del Señor sino que nos llevan a la muerte eterna.

En cambio el Señor quiere que sembremos en el Espíritu y también nos manifiesta los frutos que debemos llevar para la gloria de su nombre.

Es deber de todo ser humano conocer estas obras para darse cuenta si está sembrando en la carne o está sembrando en el Espíritu. No sea que pensando que está caminando en bien, que sus semillas son sanas, se de cuenta al fina y el fruto que coseche sea para perdición.

a) Corrupción (Gálatas 5:19-21)

Si sembramos en la carne cosecharemos corrupción, es decir que se perderá, morirán sus frutos. Porque los frutos de la carne no están destinados a vivir, sino a morir y es lo que causa nuestra muerte eterna si nos ocupamos de ellos. 

En Gálatas 5:19-21 encontramos las obras de la carne, las cuales Dios aborrece. Quienes practican tales cosas cosecharán corrupción, cosecharan muerte. Estas obras son contrarias a Dios, estas obras son contrarias a las del Espíritu de Dios y las cosas del Espíritu son contrarias a la vez a las obras de la carne.

b) Frutos de la carne (Gálatas 5:22-23)

Los frutos del Espíritu son contrarios a los de la carne. Estos frutos conllevan bendición para quien los obtenga. Contra estas bendiciones de Dios no hay enemigo que pueda quitarlos pues es Dios quien las concede. No hay quien pueda robar lo que Dios ha entregado en nuestras manos. 

Seamos pues llenos de estos frutos del Espíritu de Dios. Abramos nuestro corazón, abramos nuestras manos para alabar a nuestro Señor a quién le ha placido bendecirnos con todo su amor y llenarnos de él.

El mundo jamás podrá darnos estos frutos que solo Dios puede conceder a las personas. No hay nadie que no desee tener estos frutos en su vida, debemos buscar a Dios para que se manifiesten en cada uno de nosotros.

3) Siembra y cosecha – Siembra en el Espíritu

Cuando venimos a los pies del Señor, Él nos selló con su Espíritu. Así como en el día de Pentecostés el Espíritu Santo viene a nuestra vida y lo recibimos en nuestro corazón.

Dice la palabra de Dios que viene a hacer morada con nosotros, es decir que viene a vivir a nuestro corazón. Dice también que somos templos del Espíritu Santo.

Por lo tanto nuestras obras están guiadas por el Señor, así nuestras obras se transforman en esas semillas que sembramos en los demás, en la buena tierra. 

a) Vida eterna

Igual que en la vida natural, al sembrar buena semilla en buena tierra obtenemos buenos frutos, así si con la bendición de Dios obramos para bien, a su tiempo cosecharemos para bien. Si sembramos odio, cosecharemos odio, pero si sembramos amor de Dios, amor de Dios cosecharemos. 

Lo que sembremos eso lo cosecharemos, si sembramos entonces todo nuestro ser en las manos de Dios cosecharemos la vida eterna. Dios nos ha bendecido con esta oportunidad de cosechar para el reino de los cielos. Dejemos pues que el Espíritu Santo nos bendiga y nos guía a todo lo que de Dios procede para que a su tiempo cosechemos de Él la vida eterna.

4) Siembra y cosecha – Persevere hasta el fin (Gálatas 6:9)

Pero es necesario que perseveremos hasta el final. Dice su palabra que segaremos a su tiempo el fruto del Espíritu, si no desmayamos.  De nada servirá perseverar toda nuestra vida, con esfuerzo y dedicación, pero en el último instante hacemos lo malo lo habremos perdido todo.

Es necesario pues que seamos santos hoy, pero que perseveremos hasta la venida del Señor, que perseveremos hasta la hora de partir de este mundo.

Esto es lo que el Señor quiere, que cuando Él venga nos encuentre trabajando en sus campos, sembrando la buena semilla de la palabra de Dios.

Sembremos amor, sembremos paciencia, sembremos generosidad, es lo que Dios quiere, que vayamos hacia donde su Espíritu nos guíe, para que un día nos encontremos cosechando esos frutos, sembrando eso que hemos sembrado.

No nos cansemos de hacer el bien, no nos cansemos de servir a Dios, no nos cansemos de hacer su voluntad perfecta. 

Conclusión

Hay dos formas de ver la vida, en pecado o en el Espíritu de Dios. El mundo siembra corrupción, siembra pecado, no piensan que eso que siembran cosechan.

Ellos siembran maldad pensando que cosecharan bien, siembran pecado pensando que cosecharán vida. Pero vendrá un día que el fruto será manifiesto y se darán cuenta que eso que sembraron es lo que reciben de vuelta. 

Los hijos de Dios sabemos que lo que sembramos gracias al Espíritu Santo es lo que un día cosecharemos. Esperamos que al final de este tiempo, cuando todo acabe, nos encontremos perseverando en sus caminos y seamos hallados perseverantes hasta el final.

Entonces el Señor nos llevará consigo, a sus bodas y siempre estaremos con Él. Entonces el Señor nos dará la corona de la vida. 

Sembremos el bien, sembremos sin desmayar, aunque los demás no nos den la recompensa, Dios es quien se encargará de que eso que sembramos lleve frutos. En el mundo tendremos aflicción pero nuestra fe está puesta en el Señor.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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