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Restablece el culto

Prédicas Cristianas

Prédica Cristiana Texto Biblico: 2 Crónicas 29:3-5

Predica de Hoy – Restablece el culto – Introducción

Restablece el culto que brindas al Señor es lo que Él te está requiriendo, es tiempo de limpiarte de pecados y santificar tu cuerpo, que es el templo del Espíritu Santo, es tiempo de arrancar de tu vida todo aquello que sea desagradable a Dios para ofrecer tu culto conforme a sus mandamientos y ordenanzas.

Antes de recibir este mensaje de parte del Señor, deberíamos preguntarnos sinceramente cómo están las puertas de nuestro templo, deberíamos preguntarnos si realmente están abiertas; o aún cuando la puerta principal este abierta, si no quedan algunas puertas interiores encerrando inmundicia; piensa si no hay áreas de tu vida que siguen sucias porque no has permitido que el Señor obre en ellas.

Si tu no abres todas las puertas de tu vida, el Señor no puede hacer la limpieza que Él quiere hacer y como Él la quiere hacer

Si en nuestra casa dejamos que viva una pequeña araña, y dejamos de hacer la limpieza, al poco tiempo la casa estará totalmente cubierta de telas de arañas y habrá muchas de ellas viviendo allí. Si tu permites que algo desagradable a Dios permanezca en tu interior, al tiempo todo tu interior estará sucio y lleno de pecado, al poco tiempo habrá cesado el culto que ofrecías al Señor en tu templo, (Apocalipsis 3:20), y habrás dejado de ofrecer sacrificios, (1 Pedro 2:5, Hebreos 13:16).

Cuando el rey Ezequías comienza su reinado, la situación religiosa era muy grave, a las lámparas no se les ponía mas aceite, no se quemaba incienso ni se ofrecían sacrificios a Dios; pero Ezequías era un hombre que amaba a Dios y hacía lo recto ante los ojos de Jehová como lo había hecho David su padre, (2 Crónicas 29: 2-3), por esto lo primero que hizo fue abrir nuevamente las puertas del templo.

Cuando primero llegamos al Señor

Normalmente, cuando llegamos al Señor nuestra situación religiosa-espiritual es tan mala como lo era en tiempos de Ezequías, y allí es donde debemos hacer lo correcto que es abrir nuestras puertas para que el Señor pueda actuar libremente.

Lo primero es nuestra restauración espiritual y luego vendrá el resto. No debemos equivocar nuestros pasos y esperar que se solucionen nuestros problemas físicos, económicos o materiales en general sin que nuestra situación espiritual cambie, (Mateo 6:33).

Cuantos cristianos después de haber rendido culto al Señor por años, ante una dificultad, por abrir sus oídos a voces del demonio. Por no saber esperar el tiempo del Señor o porque se habían acostumbrado tanto a vivir en bendición, que han cerrado sus puertas y dejaron de ofrecer su culto pues comenzaron a creer que era algo propio y no que venía del Señor. El templo quedó a oscuras al no agregar aceite a sus lámparas.

Cuando se deja de leer la Palabra las tinieblas vuelven a nuestras vidas

La palabra de Dios es nuestra lámpara (Salmo 119:105). Si no agregamos el aceite que es la lectura de la Palabra, cada día vamos quedando más a oscuras hasta caer en mismo lugar de donde fuimos rescatados por el Señor.

Cuántos han dejado de quemar incienso en el altar; cristianos que dejaron de presentar al Señor sus ofrendas, dejaron de diezmar o de traer sus primicia.

Dejaron de presentar ante el altar aquellas cosas que como el incienso se elevaba al cielo para llegar al Señor con un perfume de olor fragante que llenaba sus atrios. Dejaron de quemar incienso y su economía volvió atrás, las bendiciones fueron retenidas y aun hoy se preguntan porqué deje de tener el favor del Señor, (Malaquías 3:10-12).

Cuántos han dejado de ofrecer sacrificios ante el altar; cristianos que bajan sus brazos ante las pruebas y dejaron de ofrecer sacrificios de alabanza y adoración, (Jeremías 17:26, Jonás 2:9, Salmo 107:22).

Cristianos que han dejado de dar gracias también ante la prueba, para darle lugar al engañador quien les presenta esta adversidad como un abandono de parte del Señor, dejan de alabar sin darse cuenta que con esta actitud también se están alejando del Señor, no se dan cuenta que están cerrando las puertas del templo donde rendían culto al Señor.

El rey les mostraba la rebeldía, les enfrentaba con la realidad, cómo habían abandonado el templo y dejaron de ofrecer sacrificios, (vers.  6). También les hacía notar las consecuencias de éstas actitudes y que habían llegado a la muerte, (verss. 8-9).

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