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El medicamento divino

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Prédicas Cristianas

Predica de Hoy: El medicamento divino-

Prédica Cristiana Texto Biblico: Proverbios 4:20-27

Introducción

Existe un medicamento tan poderoso que puede curar todos los males y enfermedades conocidos por el ser humano, no tiene efectos secundarios que causen daños, sino que su acción avanza sobre el resto de los males, incluso es seguro si se aplica en dosis masivas, y si se toma diariamente, siguiendo las instrucciones, puede prevenir todas las enfermedades del cuerpo y del espíritu, manteniendo la salud perfecta.

Si alguien piensa que esto no es cierto, se equivoca, y puedo testificar de su efectividad por la palabra de Dios de Dios, y por mi propia experiencia ya que fue la que me devolvió la vida, que ese medicamento sobrenatural sí existe, y está a disposición de quien lo busca todos los días; no hay que llamar a médico ni ir a la farmacia, todo lo que hay que hacer es abrir la Biblia en Proverbios 4:20-27 y seguir las instrucciones.

Porque parece algo simple y muchos no creen que con esto se puede restaurar un cuerpo tomado por una enfermedad grave, quiero decirles que la realidad es que esta es la receta para la sanidad divina que le dará resultados a cualquiera que la ponga en práctica entregando verdaderamente su corazón a Cristo, y la medicina de Dios incluye milagros, acciones que aparentemente contradicen las leyes científicas y son atribuidas especialmente a un acto de Dios (2 Pedro 3:9).

Si ya has recibido sanidad divina, seguir esta receta te ayudará a mantenerla, si has creído pero todavía no recibiste la sanidad y mantienes los síntomas, te ayudará a mantenerse firme hasta que quedes completamente sano; y si disfrutas de buena salud, te ayudará a seguir así durante el resto de su vida.

La palabra de Dios

Debemos entender que toda la palabra de Dios está cargada de vida, y que esta vida se derrama sobre aquellos que creen que es así, (Juan 6:63)

Si ponemos la palabra de Dios en nuestro corazón, la creemos, y actuamos conforme a ella, la vida de Dios se libera en nuestro interior. Cada vez que leemos las citas de sanidad, o las oímos en una predicación, nos traen una dosis del poder sanador de Dios que nos inyectan vida y ministran la medicina de Dios en nuestro cuerpo (Hebreos 4:12). La palabra de Dios está llena de poder y cumple con lo que ella misma dice.

Cuando plantamos la palabra de Dios en nuestro corazón, la creemos, y actuamos conforme a ella, esa Palabra libera dentro de nosotros el poder para ser nacido de nuevo.

Y de la misma manera, cuando plantamos la palabra de Dios de sanidad en nuestro corazón, la creemos, y actuamos conforme a ella, esa Palabra libera el poder sanador de Dios en cada uno de nosotros.

Tal vez alguien diga que hay personas que se saben la Biblia de tapa a tapa y no son sanadas, pero la receta de Dios no habla de conocer la Palabra, dice que estemos atentos a la Palabra, que le demos prioridad en nuestra vida, dejando de lado las otras cosas para enfocarnos en ella.

Si estamos atento a la Palabra, no la dejaremos todo el día cerrada hasta el próximo domingo, ni pasaremos todo el día poniendo la atención en otras cosas, sino que inclinaremos continuamente nuestro oído a la palabra de Dios de Dios.

Ahora, someterse a la palabra de Dios significa hacer cambios en nuestra vida. Tendrá que cambiar para someterse a esa Palabra, tendrá que arrepentirse y cambiar su actitud para no perderla de vista, pues la lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz.

Pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? (Mateo 6:22-23).

Y si su ojo está enfocado en la enfermedad no habrá luz para echarla fuera, pero si los ojos se fijan en la Palabra, todo su cuerpo se llenará de luz y vendrá la sanidad, pero por supuesto que para mantener centrada la atención en la palabra de Dios se necesita esfuerzo y un compromiso real con el Señor.

Ninguna persona pondría un frasco con remedio en el bolsillo esperando que eso le sane

Espiritualmente hablando, algunas personas lo hacen, lloran, oran y le piden a Dios que los sane, pero se olvidan del remedio durante la semana pues se tomaron una dosis el domingo cuando van a la iglesia, y esto es porque no entienden cómo puede afectar sus cuerpos físicos el poner la palabra de Dios en sus corazones, no ven cómo algo espiritual puede cambiar algo natural.

Dios ya no tiene que hablarnos con voz de trueno pues vive en los corazones de los creyentes, así que nos habla desde adentro, y cuando se trata de asuntos como la sanidad, ni siquiera tenemos que esperar que Él hable pues ya ha hablado (Éxodo 15:26; Santiago 5:15; 1 Pedro 2:24).

Dios ya hizo lo suyo, ahora debemos hacer nuestra parte, tomar la palabra de Dios y ponerla en nuestro ser interior para que nos cambie desde adentro (Mateo 12:35), y eso significa que si queremos que nuestro cuerpo mejore, hoy debemos empezar a cambiar nuestro interior tomando la palabra de Dios de Dios para depositarla en nuestro corazón, y si la enfermedad ataca su cuerpo, podrá recurrir a la palabra de Dios de sanidad de su interior, y echar fuera esa enfermedad.

La palabra de Dios – Comience a hablar como cristiano

Comience a hablar con palabras de sanidad, de vida, de fe, y de esperanza, nunca más con palabras de enfermedad, aflicción, o desánimo, (Romanos 10:10-11).

Abraham fue por todos lados llamándose a sí mismo padre de una nación grande durante años, aunque ya era viejo y no había tenido hijos. ¿Por qué lo hizo?, porque creyó (Romanos 4:17), estaba convencido de que Dios era poderoso para hacer todo lo que había prometido; no estaba tratando de creerle a Dios, ni estaba pensando en lo que le había dicho, sino que había establecido la palabra de Dios en su corazón, y esa Palabra se hizo más real para él que las cosas que podía ver.

Permanecer en la palabra de Dios

Si todavía no tiene esa fe para recibir sanidad, permanezca en la palabra de Dios hasta que la tenga (Romanos 10:17)

Lea, estudie, medite, y escuche la palabra de Dios sobre la sanidad hasta que sea más real que los síntomas de la enfermedad, no se tambalee por incredulidad y sea como Abraham que nunca dudó (Romanos 4:20-22).

Tenga esa clase de fe en la medicina divina, entienda que cuando empieza a tomarla se inicia el proceso de sanidad, tome la determinación de continuar firme en la palabra de Dios hasta que pueda ver y sentir los efectos del poder sanador de Dios, y si el diablo le sugiere duda e incredulidad, o que la palabra de Dios no está dando resultados, reprenda esos pensamientos (2 Corintios 10:5).

Diga en voz alta: Reprendo al diablo, lo ato y le prohíbo entrar en mi mente. No voy a creer sus mentiras. Dios ha enviado su Palabra para sanarme, y su Palabra es verdad. Esa Palabra empezó a obrar en mi cuerpo desde que la creí, mis días de enfermedad se han terminado pues Jesús llevó mi enfermedad a la cruz, y fui hecho libre para siempre.

© Ricardo Hernández. Todos los derechos reservados.

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El plagio es robo

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Ricardo Hernandez
Servidor de nuestro Señor Jesucristo. Entregue mi vida a Cristo hace más de 20 años, y me gusta compartir los mensajes cristianos que Dios pone en mi corazón.

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