La filosofía del mundo no es ser débil sino fuerte. Olvídese que el mundo quiera saber algo de los débiles. Todos los hombres buscan ser fuertes, poderosos, como si con esto les permitiera estar por encima de los problemas. Y cuando alguien se hace fuerte es difícil que pueda ver al débil.
En la mentalidad de algunos, el hacerse cristiano los hace muy débiles. Es más, algunos consideran que el cristianismo es para los pobres, los débiles, los llorones, los que no tienen poder, los que no tienen fuerzas. Pero contrario a la manera como el mundo califica la debilidad, Pablo nos recuerda que por el amor que nos dispensa el Señor nos gozamos en nuestras debilidades.
La verdad de nuestra condición humana es que no siempre aceptamos nuestras debilidades de una manera gozosa. De hecho, cuando pasamos por esos momentos difíciles muy distintos a los que enfrentó Pablo, lo menos que hay es gozo. Pablo había aprendido de su Maestro quien “por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz…” (Hechos 12:2).
La conclusión a la que llega Pablo no es la de un derrotado. Él no ha claudicado porque tenga un aguijón que lo abofetee, sino que más bien ha encontrado en su debilidad otra manera de cómo servir mejor al Señor y por esto él siente gozo.
Definitivamente las cosas del Señor suelen ser paradójicas y locura para los que se pierden. Es mi debilidad la que al final me hace fuerte. Es mi debilidad la que me hace mas dependiente del Señor.
Es mi debilidad la que me permite conocer al Dios de toda gracia y conocer su poder. Pero, sobre todo, cuando soy débil es cuando voy descubriendo que la arrogancia, el orgullo y la vanagloria han sido malos compañeros.
Si esta pandemia te ha hecho débil toma ventaja de ella. Aprópiate del poder del Señor. Al igual que Pablo y el Señor, descubre el gozo y el poder que está detrás de tu debilidad. “La madurez espiritual de un creyente puede medirse por el gozo. En todas las circunstancias el Espíritu Santo produce gozo. Dios tiene su propósito en nuestras aflicciones, pero nunca nos quita el gozo”. Sáquele fortaleza a su debilidad.
CONCLUSIÓN
No se sienta mal por sus debilidades. Pablo descubrió que sus debilidades lo hacían más fuerte. ¿Sabe usted cómo se forma una perla? Así va el proceso.
Cuando un grano de arena, o un cuerpo extraño penetra en la ostra, comienza a irritar sus nervios. En la parte interna de la ostra hay una sustancia lustrosa llamada nácar a lo cual ésta responde en el punto afectado, cubriendo el grano de arena, enterrándolo con capas y capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra.
El resultado final es la formación de la perla. Lo que fue al principio una herida se transformó en una preciosa joya. De esto se desprende que una ostra que no haya sido herida no puede producir perlas. ¿No es sorprendente que la perla sea una herida cicatrizada? Pues esto es lo que Pablo nos ha dicho de este pasaje.
Si tu dolor sigue siendo insoportable, tanto que le has pedido varias veces al Señor que lo quite de ti, escucha la misma palabra que recibió Pablo: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”.
Deja que la gracia de Dios cubra tu dolor hasta que nazca una hermosa perla con la que honrarás su nombre y al final serás fortalecido. “Cuando soy débil, entonces soy fuerte” esto solo lo vive un hijo de Dios.
© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
Gracias por tan hermoso mensaje. este mensaje me ha ayudado mucho en medio del dolor que estoy sintiendo en este momento. He sido engañada, he sido herida, y esto me ha hecho débil. Pero me ha ayudado a buscar mas a Dios en oración y a llenarme de su Espiritu Santo.