El Dios que nunca vimos, Cristo le ha dado a conocer. De esta manera, Cristo es la verdadera y máxima revelación del Padre (Juan 1:8). Lo que desconocemos de Dios (como su rostro), se nos ha dado a conocer a través de Cristo. Así que ya no me preocupo si no he visto a Dios, porque su Hijo unigénito lo ha dado a conocer. El verbo “es” aquí habla de la eternidad con Dios.
b. El primer representante de la creación (vers. 15b)
Este texto a primera vista pareciera presentar un problema, porque es usado por los que tuercen las Escrituras para afirmar un gran error doctrinal al decir que Jesús no es Dios, sino una creación.
Sin embargo, de acuerdo con los estudiosos de la gramática estamos en presencia no de un genitivo de posesión, que se ve también en Colosenses 1:18, sino de un genitivo de referencia, dándonos una comprensión en el sentido que la palabra “primogénito” acá es en relación con toda la creación y no como si él fuera lo primero que Dios creó.
Esta figura se entiende mejor cuando vemos el significado del primogénito a la luz del AT. Según la cultura judía el primogénito necesariamente no tenía que ser la primera persona que naciera en el hogar, sino que ese título era un privilegio dado a un hijo.
De esta manera, el hijo llegaba a ser el representante del padre de familia. Era como el mayordomo de todo, el administrador responsable de administrar todos los bienes del padre.
De esta manera Jesucristo no es lo primero creado, sino que él tiene su supremacía sobre lo creado. En su relación con Dios, Jesucristo tiene su soberanía sobre la creación porque ella provino de él mismo como el creador.
c. La supremacía de Cristo – Él es antes de todas las cosas (vers. 17ª)
Naturalmente si él es la causa de todo lo creado, entonces él tuvo que ser antes de todas las cosas. Jamás hubo tiempo cuando Cristo no existió. Esta declaración de Pablo nos dice que Jesucristo es tan eterno como lo es Dios. Él era en el principio con el Padre, por lo tanto, ya formaba parte de la Trinidad.
Jesucristo nació, según la carne, engendrado por el Espíritu Santo y puesto en el vientre de la virgen María. El Verbo se hizo carne para cumplir la profecía que él nacería de la descendencia de David según la carne (Romanos 1:3).
Pero, ahora, Pablo dice algo asombroso, y es que él mismo es antes de todas las cosas. Él, a diferencia de los demás seres humanos, tiene existencia previa. Su “historia” no comenzó ni en Nazaret ni en Belén. Se remonta a la eternidad. Bien podemos decir que él es el ser más “viejo” del universo.
En uno de esos encuentros que Jesús tuvo con los fariseos, les dijo “antes que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:58). Y en su muy conocida oración sacerdotal, Jesucristo oró al Padre pidiéndole que lo glorificara con aquella gloria que tuvo con él antes que el mundo fuese (Juan 17:5). Él ha sido siempre Uno con Dios. Esa ha sido su relación eterna.
II. LA SUPREMACÍA CRISTO VISTA SOBRE TODO LO CREADO
a. Todo fue creado por medio de él (vers. 16)
Con esta declaración Pablo pone las cosas en su justo lugar. Cuando acá se dice que él es el “primogénito de la creación” afirmamos que él es el Dueño y Señor del universo, porque él es su creador; en otras palabras, él es su comienzo y su fin, el Alfa y la Omega, su origen y su destino. Hay varias cosas significativas en este texto.
