Toma tu promesa

José R. Hernández

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Predicas Cristianas.. Toma tu promesa

Toma tu promesa

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a. Vivir por fe (2 Corintios 5:7)

Debemos vivir por la fe. Cuando aceptamos el perdón de Dios, cuando nos arrepentimos de nuestros pecados estamos en un acto de fe. El creer en Jesucristo es el mayor acto de fe que podemos hacer y nuestra vida cambia totalmente.

De ahí en adelante debemos vivir por fe, no por vista, no por lo que percibimos con nuestros sentidos sino por lo que percibimos con el espíritu. Ya no somos más carnales y empezamos a vivir las cosas conforme Dios nos muestra.

No es solo un aspecto de nuestra vida que cambia, sino que todo nuestro ser es renovado por el poder de su gracia [5]. Ahora la fe define nuestro ser y todo cambia. Ya no somos religiosos, ya no damos rienda suelta a nuestra carne, ya no pensamos de la misma manera, todo nuestro ser sufre un cambio que nos lleva más cerca del Señor.

Que nuestro círculo cercano se de cuenta que algo cambió en nosotros y que la fe nos define. La biblia dice que la gente reconocía a los apóstoles de Jesús porque caminaban y hablaban diferente [6]. Debemos ser esa luz que el Señor quiere y alumbrar la vida de los necesitados.

b. Cambia de nombre

Abram le creyó a Dios y dice la palabra que le fue contado por justicia. Por eso se le conoce como el padre de la fe, pues sin conocer lo que le esperaba obedeció a la voz de Dios. La promesa de Dios vino sobre Abram pero pasó algún tiempo. Dios le prometió un hijo y como sabemos era imposible que Abram y su esposa tuvieran hijos, pero Dios hace lo que Él quiere.

Antes que el hijo de Abram existiera, Dios le cambió el nombre y fue llamado Abraham. Esto es bastante relevante si consideramos que el nombre significa padre de multitudes.

Seguramente fue extraño el llamarlo como Abraham cuando las personas sabían que no tenía hijos, pero ese era el nombre que Dios le había dado y así se le conoció desde ese día. Dios nos llama por lo que realmente somos en Él. Puede ser que no veamos al hijo pero dentro de nosotros sabemos que Dios obrará de una forma poderosa y veremos realizada la promesa.

III. El cumplimiento de la promesa

Pasó el tiempo y Abraham pudo ver la tierra prometida, pudo también ver a su hijo de donde saldría la nación poderosa. Para Dios no hay nada imposible y si pudo darle hijos a dos personas de avanzada edad, si pudo darle hijos a la estéril, si pudo hacer una nación grande de donde no existía la posibilidad, Dios puede hacer cualquier cosa.

En la biblia encontramos muchas promesas de Dios para nuestra vida, pero muchas veces no las obtenemos por falta de fe o porque no somos obedientes a Dios. Aprendamos a vivir por fe, a caminar no por vista sino que nuestra confianza entera esté en el Señor. No importa que el tiempo pase, no importa si la promesa parece imposible, en Dios es una realidad y así debemos actuar.

a. El hijo de la promesa

Antes de que naciera Isaac, Abraham tuvo un hijo, pero no de su esposa. De alguna manera pretendía ayudar a Dios en el cumplimiento de la promesa, pero este hijo no era el que Dios les había prometido. Dios le había prometido un hijo de su esposa Sara.

No debemos desesperar sino confiar en Dios hasta el final. Todo va a cambiar, todo será diferente cuando esperamos en Dios, y Él se levante para cumplir con su palabra en nuestra vida. Lo imposible desaparece y veremos con nuestros ojos naturales lo que un día contemplamos en el espíritu por la fe. Veremos al hijo de la promesa, veremos la gloria de Dios como Él lo prometió.

IV. Las promesas de Dios

Las promesas de Dios las encontramos en Su palabra, son reales y son verdad para sus hijos. Debemos caminar por fe, actuando como si la promesa ya fuera una realidad, así como Abraham cambió su nombre debemos llamarnos hijos de Dios, debemos declararnos sanos, debemos declararnos prosperados por la promesa de Dios.

No creemos en promesas de hombres, sino que creemos en la maravillosa palabra de Dios. El Señor no mentirá, el Señor no se arrepentirá de Su palabra sino que la cumplirá a cabalidad [7].

No pasará ni una letra sin que se cumpla la palabra de Dios [8], por lo tanto debemos tomar esa palabra y esperar en ella. Dios lo cumplirá, Dios quiere hacerlo y lo veremos.

Conclusión

Seamos obedientes a Dios, vivamos por fe y veremos cumplidas las promesas de Dios, el Señor ha hablado y así lo hará. Dios es nuestro proveedor, Dios es nuestro sanador, Dios es nuestro Padre y a Él glorificamos.

Pronto le veremos y estaremos en Su presencia adorando por toda la eternidad; mientras ese día llega seguimos esperando el cumplimiento de las promesas sobre nuestra vida, porque Su bendición está cerca. Tomemos la promesa con la fe en Dios, Él lo ha prometido Él lo hará.

[1] Salmo 107:1
[2] Jeremías 29:11
[3] Deuteronomio 28:1-13
[4] Santiago 2:1-4
[5] 2 Corintios 5:17
[6] Hechos 4:13
[7] Números 23:19
[8] Mateo 24:35

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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José R. Hernández
Autor

José R. Hernández

José R. Hernández; educación cristiana: Maestría en Teología. El Pastor Hernández y su esposa son ciudadanos de los Estados Unidos de América.

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