Paradójicamente, la cruz fue el campo de triunfo de nuestro amado salvador. Y no es poca cosa saber que fue por medio de la cruz que Jesús derrotó al príncipe de las tinieblas al arrebatarle la espada que había usado para acusar a los hijos de Dios. Pero, sobre todo, lo derrotó como el más grande ladrón porque había venido para matar, hurtar y destruir.
Siguiendo con la figura militar romana, cuando el triunfador había vencido a sus enemigos, este entraba por las anchas puertas de la Roma antigua coronado de gloria y aplaudido por todo un país que se rendía en honores ante sus pies. Jesucristo triunfó sobre todos sus enemigos en la cruz.
En la cruz Jesús presentó su propia ofrenda con la que aplacó la ira divina y satisfizo el sacrificio hecho por el pecado para que después el Padre lo sentara a su mano derecha, siendo eternamente adorado por su obra de la cruz.
COMPLETOS EN CRISTO – CONCLUSIÓN
Hemos dicho que nosotros estamos completos en Cristo. ¿Habrá que añadir algo más? Cuando Pablo escribió esta carta, su intención era combatir una serie de herejías que se habían introducido en la iglesia en Colosas. Eran doctrinas que estaban atacando la persona de Jesús, negando su divinidad y la perfección de su obra redentora de la cruz.
Aquellas falsas enseñanzas eran una extraña mezcla de judaísmo y filosofía pagana. Era, en efecto, una especie de sincretismo de ritos y normas tomados del Antiguo Testamento con filosofía griega y prácticas orientales ¿Puede imaginarse semejante mezcla?
Los promotores parecen ser judíos presuntamente convertidos al cristianismo, pero insistían en agregar estas falsas enseñanzas, por esto Pablo habla que en Cristo habita “corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Él es 100% hombre y 100% Dios. De esta manera, a la obra de Jesús no hay que añadir más nada; que estamos “completos en él”.
Al decir que estamos completos en él es porque hemos sido liberados del poder de la deuda de la ley que, del poder condenador del pecado, del poder del demonio de la muerte, al haber resucitado juntamente con él. Y, sobre todo, hemos sido libertados del poder controlador que Satanás ejercía sobre nosotros.
Por lo tanto, nadie puede decir que está completo en él sino que le tiene morando en su corazón. Pero también, que nadie podrá decir que está completo en Cristo si siendo un creyente sigue buscando algo más para satisfacer su alma. No hay que añadir más. Somos libres en Cristo.
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