¡Que No Se Mezcle El Evangelio de Cristo!

En la epístola de Judas encontramos un llamado urgente a los cristianos de todos los tiempos: «me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos» (Judas 1:3).

Una iglesia comprometida con Dios

Cuando la verdad cristiana está en juego, se necesita de una iglesia comprometida con Dios y su Palabra, una iglesia que no negocia la verdad del evangelio.

La traducción de la biblia actual dice: “Ahora les escribo para pedirles que luchen y defiendan la enseñanza que Dios ha dado para siempre a su pueblo elegido.”

1. Cuidémonos de buscar la gloria de los hombres. No estamos aquí para hacernos famosos. Estamos aquí en la tierra para servir y cumplir con la misión que nos encomendó nuestro Señor Jesucristo. (Mateo 28:19; Hechos 1:8).

2. Cuidémonos de amar más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Mire los que nos cuenta Juan el apóstol en su evangelio: “Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios“. (Juan 12:42-43).

3. Cuidémonos del culto a la personalidad. Es la adoración y adulación excesiva a un caudillo vivo, carismático y por lo general unipersonal. Nuestra adoración es únicamente a Dios. Reconocemos las cualidades de las personas, sus virtudes y capacidades, pero no la divinizamos.

4. Cuidémonos de la revelación de última hora. La biblia es y seguirá siendo la máxima revelación de Dios a los hombres. La biblia no es una colección de fábulas ni de conceptos humanos acerca de Dios, es la Palabra de Dios dada por medio de los hombres para los hombres.

El apóstol Pedro dice claramente “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.” (2 Pedro 1:19).

Aquí hay dos formas de analizar esta palabra de Pedro, pero que ambas corroboran que las escrituras son la palabra profética más segura, en la cual hacemos muy bien en estar atentos hasta que Cristo (lucero de la mañana) venga a buscarnos.

Si Pedro nos dice que su experiencia con Jesús mismo en el monte de la transfiguración está subordinada a la palabra más segura de las Escrituras, entonces eso significa que ninguna experiencia personal tiene más autoridad que la Palabra de Dios.

En otro sentido, si Pedro presenta la transfiguración de Jesús, de la cual Él fue testigo ocular (2 Pedro 1:16-18), como una evidencia que confirma la palabra más segura de las Escrituras del AT en general, esto significa que las Escrituras son infalibles e inerrantes. Los falsos maestros negaban la venida del reino de Cristo, pero las Escrituras lo profetizaban y se cumplió en Jesucristo. (2 Pedro 2:1; 3:1-2).

RESUMEN

Cristo les advirtió a sus discípulos (y a la iglesia de todos los tiempos) en unas catorce ocasiones, que vendrían falsos profetas y guías engañosos. En dos de esas 14 advertencias, el Señor dijo:

Cuídense de los falsos profetas, que vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.” (Mateo 7:15).

Muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y tanto aumentará la maldad que el amor de muchos se enfriará. No caben dudas que el llamado de Pablo cobra mayor vigencia hoy día.” (Mateo 24:11-12).

Los apóstoles incluyeron en sus enseñanzas la advertencia acerca de los falsos profetas y maestros, que vendrían y que surgirían de dentro de la iglesia (2 Timoteo 4:2-3).

Es necesario mantenerse firme, en nuestro legado teológico-doctrinal. «Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra» (2 Tesalonicenses 2:15; Cf. 3:6; 1 Corintios 11:2).

© David N. Zamora. Todos los derechos reservados.

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