El vestido de los escogidos

III. ES UN VESTIDO CON EL COLOR DEL AMOR

1. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor… (vers. 14)

Me encanta este versículo. Es como si Pablo estuviera diciéndonos “no importa si olvidaron los demás vestidos, si se ponen éste, esto será suficiente”. Pero debemos confesar que no es fácil predicar acerca del amor, porque es tanto lo que hemos oído de él que podemos caer en la tentación en decir: “Otra vez van a hablar del amor”.

Pero debemos hablar de este texto. Bien pudiéramos decir que las demás virtudes son como la ropa interior que nos adorna por dentro, pero el vestido del amor es la real cara que mostramos a los demás. ¿Cuál es la virtud con la que más te conocen? Si no es la del amor deberías estar preocupado. Todo esto lo decimos porque el amor ciertamente es la suma de todas las virtudes.

Pero, sobre todo, el amor es la máxima expresión de la vida de Cristo en nosotros. Vestirse de amor es la prenda que más se distingue, es la virtud que corona a todas las demás virtudes, es lo que da origen al fruto del Espíritu y es lo que cubre multitudes de pecados.

Cuando a Jesús se le preguntó acerca de cuál era el primer y más grande mandamiento no vaciló en decir que era el amor a Dios. Y Pablo puso al amor por encima de los dones espirituales. Por esto, “sobre todas las cosas vestíos de amor”.

2. Que es el vínculo perfecto (vers. 14b)

La versión (NTV) traduce este texto así: “Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía”. El “vestido” más elegante de los creyentes en la congregación no es el que está de moda, ni el que nos ponemos para las ocasiones especiales. El “vestido del amor” me pone al nivel de cada uno de mis hermanos.

Cuando me visto así veo a todos mis hermanos igual que yo. En la vida hay muchas cosas con las que podemos estar unidos, pero ninguna de ellas nos llenará de tanta satisfacción como aquella que nos une el amor como el vínculo perfecto. La vida puede tener muchas carencias, pero si tiene el amor de Cristo lo tendrá todo.

Y el Señor le dio tanta importancia a esto que cuando habló a sus discípulos de un nuevo mandamiento para que ellos se amaran los unos a los otros, dijo “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:34-35). La medida de ese amor entre nosotros es igual a como Cristo también nos amó.

CONCLUSIÓN

¿Cómo reacciona usted cuando ve a un policía vistiendo su uniforme? ¿No es cierto que su color infunde respeto? ¿Se ha puesto a pensar lo que significa ponerse el vestido de un escogido de Dios? No es un vestido cualquiera. El que no ha sido salvo no posee ese vestido, en todo caso el tiene el vestido del viejo hombre.

El vestido de un escogido de Dios ha sido diseñado por el mismo Dios, no temporal como el que le hizo a Adán y a Eva cuando pecaron contra él, sino un vestido con el que refleja su santidad, su compasión, su tolerancia, pero, sobre todo, el vestido del amor; lo mas importante para un escogido de Dios.

Y hablando de la necesidad de mantener ese vestido puesto, alguien lo expresó de la siguiente manera: “Cuando para alguien sea tropiezo mientras mi orgullo aumenta, DÍMELO. Cuando me veas andar por el camino sin luz, cuando me veas huir de la presencia de Dios, LLÁMAME. Cuando me veas débil, caído, llevando mi vida hasta el mundo falaz, ZARANDÉAME.

Cuando me veas que tropiezo, me hundo, me caigo, destrozo, lastimo, que lucho y me pierdo, GRÍTAME. Cuando me veas que hiero, crítico, cuando de testificar me olvido, REPRÉNDEME. Cuando, hermano, me veas perdido, lejos del camino que Dios nos trazó, ENDERÉZAME, pero sobre, hermano, ÁMAME”. “Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto”. Nunca salga sin ponerse ese vestido.

© Julio Ruiz, pastor. Todos los derechos reservados.

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