Es nuestra ÚNICA y la más poderosa herramienta en nuestras manos para clamar y tener una comunicación directa con nuestro creador, con nuestro hacedor, con nuestro guía, con nuestra fortaleza, con nuestro pronto auxilio, con nuestro Padre celestial y sobre todo con nuestro salvador.
NO nos cansemos de orar que nuestro final estado será mil veces mejor que el primero, pero siempre en CRISTO JESÚS.
En el Señor Jesús todo vale la pena.
Recuerda esto siempre, cada día, dado que, así como en el Señor Jesús estrenamos misericordia cada mañana, así mismo cada día recordemos que el enemigo (satanás) busca la manera que cada uno de nosotros perdamos algo que él ya perdió, lugares celestiales, poder estar en un futuro delante de la presencia del único Dios vivo.
Este evangelio de Jesucristo trae gracia, y demos gracias a él por su gracia y misericordia; pero, nunca olvidemos lo que el Señor Jesús nos dice en:
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” Efesios 6:12
El enemigo es quien gobierna este mundo, pero el dueño, el creador del universo es Dios.
Por la desobediencia, por la soberbia, por creerse autosuficiente el lucero de la mañana (satanás) fue lanzado del tercer cielo y perdió las bendiciones y privilegios del cielo, y ahora somos nosotros, cada uno de nosotros esforzarnos para lograr estar en los lugares celestiales.
Al enemigo no hay que tenerle miedo porque hay uno que pelea por nosotros y uno que nos recuerda cada mañana que somos más que vencedores, este ser es Jesucristo, aquel que voluntariamente fue y se entregó en la cruz del calvario por amor a ti, por amor a tu familia y por amor a la humanidad.
Soy lo que él quiere que sea.
“De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura (nueva creación) es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas.” 2 Corintios 5:17
Cuando tomamos NO una decisión sino LA DECISIÓN de aceptar a Jesucristo como nuestro salvador es él quien transforma nuestra mentalidad, nuestro caminar en este mundo, nuestra visión y sobre todo cambia nuestro futuro de condenación perpetua a salvación eterna y todas estas grandes bendiciones solo por aceptar, confiar en el Señor Jesús y al escudriñar su palabra.
Dios nunca cambia, él es sempiterno, es el Dios de pactos, si su palabra (Biblia) nos dice que estará con nosotros todos los días de nuestra vida, realmente así será.
Él es fiel y nos ama con amor eterno; ACEPTÉMOSLE COMO NUESTRO SALVADOR, solo y únicamente demos el primero paso al frente que el Señor Jesús hará lo demás, CONFIEMOS.
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.
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