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La Grandeza en el Reino de Dios

Predicas Cristianas

Prédica de Hoy: La grandeza en el reino de Dios

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Mateo 20:20-29

Introducción

La Biblia no oculta la realidad de dos reinos coexistentes. A uno se llama el “reino de Dios”, o “de Cristo”, o “de su Hijo amado”, cuyo príncipe es Cristo mismo; y al otro, el “reino del mundo”, o “de las tinieblas”, cuyo príncipe es el diablo. Este reino de las tinieblas está en conflicto abierto y opuesto al reino de Dios.

Cuando el apóstol Pablo le escribe su carta a la iglesia de los colosenses declara que Dios “nos rescató del reino de la oscuridad y nos trasladó al reino de su Hijo amado, quién compró nuestra libertad y perdonó nuestros pecados.” (Colosenses 1:13-14 NTV).

Cuatro grandes verdades se incluyen en esta declaración de Pablo: experimentamos un traslado de las tinieblas a la luz; de la esclavitud a la libertad; de la condenación al perdón y del poder de Satanás al poder de Dios.

Hoy quiero invitarte a que nos detengamos por unos minutos en la historia que relata Mateo y Marcos acerca de la grandeza de servir en el reino de Dios. Donde Jesús contrasta el concepto de grandeza entre el reino del mundo y el reino de Dios.

Jesús censura la ambición egoísta de grandeza

Mateo nos dice que la madre de Juan y Jacobo, esposa de Zebedeo, se acercó a Jesús en las proximidades de Jericó con una solicitud.

Zebedeo era un pescador galileo, probablemente pudiente que vivía en Capernaum o cerca de allí, donde tenía por socios a Simón y Andrés. Se ha llegado a la conclusión de que la esposa de Zebedeo era Salomé, quien era hermana de María la madre de Jesús. Si esto es así, entonces Salomé sería tía de Jesús; y Juan y Jacobo, sus primos hermanos.

Salomé, además de ser hermana de María, fue una de las fieles seguidoras de Jesús. La biblia dice que ella estuvo junto a la cruz cuando Jesús moría crucificado (Mateo 27:56, Marcos 15:40 y Juan 19:25), y fue una de las mujeres que llegaron tempranito a la tumba de Jesús para ungir su cuerpo (Marcos 16:1). [1]

Una táctica histórica de las más comunes es sacar ventaja de la influencia de familiares y amigos para beneficio propio, y es lo que se evidencia en esta historia. El nepotismo ni encaja ni funciona en el reino de Dios, porque es Dios quien llama, comisiona y capacita a los que él quiere emplear en su reino.

Marcos en su evangelio dice que fueron los dos hermanos (Juan y Jacobo) quienes hicieron esta petición a Jesús, sin mencionar a la madre (Marcos 10:35-45). Pero la respuesta Jesús se la da a Juan y a Jacobo.

Lo que hace obvio que los tres se acercaron con un propósito y un plan común que habían analizado entre ellos de antemano. Es probable que la madre hablara primero, y que luego Jacobo y Juan hablaran por sí mismos.[2]

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