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Los días que tenemos por delante

Predicas Cristianas

Prédica de Hoy: Los días que tenemos por delante

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Salmo 90:1-10 y vers. 12

INTRODUCCIÓN:

Si ha habido una época en nuestras vidas cuando necesitamos al Salmo 90 es esta, porque además de comenzar un año nuevo, sus enseñanzas y promesas son tan necesarias para aplicarlas a los desafíos venideros. Moisés, el autor de esta magistral obra, vivió tres generaciones, y sus últimos 40 años los pasó con Israel.

Nadie cómo él para conocer a Dios como su refugio “de generación a generación. “Refugio” es la palabra para indicar un lugar donde uno se protege, donde hay un techo y calor para resguardarse de las inclemencias del clima. Cada generación ha sido testigo de eso, y la nuestra no escapa a aquellas buenas promesas.

Este es un salmo hermoso porque nos recuerda lo transitoria de nuestra vida, mostrándonos a Dios en su eternidad invariable. Lo fue para las generaciones pasadas y lo sigue siendo para la generación de este año 2022. El salmo está construido de una forma hermosamente poética.

Hay en sus líneas un buen gusto por lo bello y pintoresco, hasta con cierta majestad épica, donde el autor emplea abundantes metáforas hasta descubrir cuán pequeños somos frente a la grandeza divina. Por otra parte, este salmo nos confronta sobre la durabilidad de la vida, admitiendo que lo más importante no es cuánto tiempo vivamos, en comparación con la eternidad esperada, sino en la forma cómo la invertimos.

Este salmo es propicio para el comienzo de un nuevo año, porque nos recuerda quién nos acompañará los días que tenemos por delante. Con una promesa así tenemos la segura confianza que aprenderemos a contar los próximos 356 días del año, pero hacerlo con sabiduría. Entonces, ¿qué que debemos aprender de los días que nos vienen?

I. APRENDEMOS CUÁN BREVE LLEGA A SER LA VIDA

1. Los años de nuestra edad (vers. 10)

Según Génesis 2, Dios hizo a los hombres para ser eternos. Esto lo mencionamos porque él fue hecho a imagen y a la semejanza divina, y esa parte es inmortal. Pero el pecado trajo la muerte física y la espiritual. Génesis 3 nos muestra cómo la muerte fue la consecuencia directa del pecado contra Dios.

A pesar de eso, aún después de la caída, el hombre mantuvo algo de la “chispa” divina, por cuanto las personas alcanzaron a vivir cerca de un milenio (Génesis capítulo 5). Después del diluvio, y con la llegada de los patriarcas, los hombres alcanzaron a vivir 120 años.

A partir de allí los “años de nuestra edad” son 70 y 80 años. La vida simplemente se redujo a una brevedad. Observe a los niños cómo mueren a tan temprana edad. De esta manera, al comparar la vida con la eternidad, nuestra existencia es apena un grano de arena en la inmensidad de un anchuroso mar.

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