Pasos en el desierto

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: Pasos en el desierto

Predicas Cristianas Texto Bíblico: “Y luego el Espíritu le impulsó al desierto.” Marcos 1:12

Una vida de desiertos

El pueblo de Israel vivió muchos años en el desierto. Anduvieron de un lado para otro sin poseer una tierra que pudieran considerar como propia. Salieron de la esclavitud pero pasaron muchos días caminando sin llegar a su destino. Sabemos que esto sucedió por causa de su pecado, pero Dios no olvidó la promesa que había hecho a su siervo Abraham.

La misma situación la podemos pasar en nuestra propia vida. Podemos pasar de un lugar árido a otro. Podemos pasar de un tiempo de dolor a otro tiempo igualmente malo. Las tribulaciones están a la orden del día y se acumulan en nuestra cabeza sin saber cuándo acabarán.

Estar pasando por una tribulación lo podemos considerar como un desierto. Un tiempo en donde las cosas no salen como lo esperamos, donde las malas noticias vienen una tras otra como en el caso de Job. Muchas personas han vivido así toda su vida, una vida de desiertos y no saben cómo salir de ahí, de hecho, ni siquiera saben que hay una tierra que fluye leche y miel, donde los desiertos se olvidan.

Acampando en el desierto

El pueblo de Israel acampaba en el desierto, eran errantes en el camino pues sabían que ese no era el destino final, que no se quedarían ahí para siempre. Cuando Dios les mandaba acampar acampaban, cuando Dios les mandaba caminar ellos levantaban el campamento y seguían su camino. Pero ellos sabían que el desierto no era el lugar a donde estaban caminando, sino una tierra buena, una tierra con muchas fuentes de aguas, una tierra buena para cosechar.

Si estamos pasando un desierto por alguna razón será. Pero ese no es el lugar que Dios tiene preparado para nuestra vida, no es el desierto sino la tierra prometida. Debemos seguir caminando de la mano de Dios, aun en el desierto.

Fueron muchos los campamentos del pueblo en el desierto. Algunas veces se quedaban algunos días nada más, otras veces el tiempo era mayor. Sea como sea, si tarda el desierto o si dura pocos días, nuestra disposición de servir a Dios debe ser siempre la misma. Debemos ser fieles a Dios en medio del desierto, podemos acampar ahí pero nuestra fe en Dios debe estar siempre firme, sin desviarnos porque sabemos que solo en Dios podemos tener salida a la buena tierra.

Saliendo de el desierto

Pero hay una promesa de Dios, hay un lugar que Dios tiene preparado para sus hijos, un lugar en donde el dolor del desierto será olvidado. Un lugar lleno de bendiciones donde el dolor y la escasez se olvida a causa de lo refrescante del lugar y la abundancia que ella trae.

Solo por medio del poder de Dios podemos salir del desierto y pasar de la escasez de agua a tener fuentes de agua en abundancia. Podremos pasar de un lugar con poco alimento a un lugar con frutos en abundancia. Dios es quien nos saca del desierto, Dios es quien nos lleva a la tierra prometida, Dios es quien nos permite conquistar estas ciudades de prosperidad.

Muchas personas no conocen otra cosa que el desierto, pero Dios nos ofrece una tierra que fluye leche y miel. Como hijos de Dios también es nuestro deber encontrar a estas personas y decirles que el desierto no lo es todo, que el desierto es solo una etapa del camino, que hay un mejor lugar para estar, para vivir, para prosperar. Llevemos a Dios a estas personas y mostremos que la tierra prometida está ahí, preparada por Dios, quien nos pide obediencia para darnos esta tierra.

Caminando por el desierto

A veces Dios mismo nos lleva al desierto. Algunas veces somos traídos a una tierra árida para ver su poder y su gloria. Vemos el ejemplo de Jesús que fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado. Fue traído a ese lugar solitario donde el enemigo le tentó para que hiciera lo que él le pedía. Pero Jesús resistió la tentación, tuvo la palabra en su boca y en su corazón y resistió el desierto, luego los ángeles le servían. 

De la misma manera Dios quiere que resistamos los desiertos, que permanezcamos fieles en medio de la prueba, en medio de la tribulación. Con la palabra de Dios podemos permanecer firmes, es ella la que nos alimenta en todo tiempo, alimenta nuestro espíritu para tener fuerzas y caminar por tierras áridas. Es la palabra que nos muestra que la tierra prometida está a la vuelta, está donde está Dios, está donde está la fe.

Si caminamos por el desierto caminemos de la mano de Dios, Él nos permite pasar por ese proceso tal vez para formarnos, tal vez para llevarnos a otra tierra, un mejor lugar seguramente, pero el desierto no es nuestro hogar, el desierto es solo una etapa del camino, pero nuestro hogar está próximo.

La tierra prometida

El desierto es solo una etapa, nuestro hogar está preparado por Dios y nos espera. Si somos fieles en el desierto, seremos fieles en la tierra prometida. Dios ya la preparó y está lista para recibirnos, gracias al proceso del desierto obtendremos la bendición de Dios en este nuevo lugar. 

Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador, pasamos de vivir en el desierto a entrar en la tierra que fluye leche y miel. Habrán momentos difíciles pero de la mano del Señor esos momentos no nos destruirán, porque nuestro Padre nos cuida y estaremos seguros con Él. Sirvamos a Dios para permanecer en esta buena tierra, Dios nos prosperará, nos bendecirá porque somos sus hijos. Seamos fieles al Señor.

© Ricardo Hernández. Todos los derechos reservados.

Central de Sermones… Predicas Cristianas Escritas