Con toda bendición espiritual

De igual manera Dios quiere que nuestras decisiones están gobernadas por las cosas eternas antes que las cosas perecederas. Nuestras decisiones estarán enfocadas en Dios y su palabra y en lo que es justo, antes que las ganancias materiales que vayamos a obtener.

Si esto hacemos Dios se encargará de dar esas ganancias, esas bendiciones materiales por añadidura. Y esas bendiciones muchas veces no tienen medición.

La forma de pensamiento que Dios quiere que tengamos muchas veces es sencilla, para nada complicada. Si damos generosamente recibiremos generosamente. Cuando dejamos a Dios la venganza, Él se encargará de defendernos.

Si nos ocupamos de las cosas eternas Él nos añadirá las materiales. Es una preocupación menos para nosotros, no nos afanemos por las cosas materiales y Dios se encargará, pues sabe de qué tenemos necesidad incluso antes que se lo pidamos.

Conclusión

Ciertamente Dios quiere que seamos prósperos, pero no quiere que le tengamos amor al dinero. Jesús dijo que el principio de todos los males es el amor al dinero. Y si leemos los evangelios nos damos cuenta que el Señor teniendo a su disposición todas las riquezas del universo acepto vivir como una persona común del pueblo.

No fue un gobernante rico ni mucho menos. Sus apóstoles de la misma manera abandonaron todas las cosas, su casa, sus terrenos y posesiones, hayan sido muchas o pocas, para seguir la voz de su Señor.

Por otro lado Salomón no se interesó por recibir riquezas ni fama y sin embargo Dios se los concedió. Ya que si tenemos en abundancia o si solo tenemos lo necesario no es tan importante.

Lo que sí importa es que nuestra prioridad sean las cosas espirituales y principalmente nos concentremos en que nuestro nombre esté escrito en el libro de la vida. Si esto hacemos las demás bendiciones vendrán por añadidura, incluso aunque no las busquemos.

Dios es nuestro padre y Él nos cuida, enfoquémonos en obedecerle y que todas nuestras decisiones pasen el filtro de la palabra de Dios, de las demás cosas se encargará Dios. Tenemos una decisión empresarial importante que tomar, pidámosle a Dios sabiduría.

Hay un trato importante que se llevará a cabo, dejémosle a Dios el control; lo que no debemos hacer es afanarnos por las cosas materiales. Dios a su tiempo nos las dará pues como un padre con sus hijos el quiere siempre lo mejor para nosotros, solo pide que le amemos con todo nuestro corazón y que Él sea nuestra prioridad siempre.

© Ricardo Hernández. Todos los derechos reservados.

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