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La lengua, ¿Edifica o contamina?

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Prédica de Hoy: La lengua – ¿Edifica o contamina?

Predicas Cristianas Texto Bíblico:  “La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos.Proverbios 18:21

Introducción

El cuerpo humano fue creado con muchísimas capacidades. Podemos adaptarnos a diversos ambientes, comer gran variedad de alimentos. Ver con gran precisión a través de la mejor cámara del mundo, me refiero a nuestros ojos. Sin duda alguna no existe otro ser vivo capaz de igualar nuestros atributos y falta mucho para que los robots tomen nuestro lugar.

Sin embargo, lo que más puede impactar de los hombres es la capacidad de pensar. Tenemos el don de procesar información en enormes cantidades, escoger mediante la interpretación y empezar a construir o destruir según nuestro criterio. Esto lo hacemos mediante dos poderosas herramientas, la mente y la lengua.

Hoy estaremos hablando acerca de la lengua, su impacto para comunicarnos y el poder que tiene para edificar o colapsar vidas, nuestras vidas y el mundo entero.

La lengua

Físicamente hablando, la lengua tiene funciones muy específicas. Es la encargada del sentido del gusto. Es decir, lo que entendemos como sabor, proviene de la captación otorgada por este importante miembro. También controla la emisión de sonidos, naturalmente nos referimos a la voz.

En la palabra y en la sociedad la lengua cumple un rol muy importante. D hecho, se le menciona a menudo por ambos grupos. Es común escuchar expresiones como “tiene la lengua larga, se le fue la lengua, se le comieron la lengua los ratones”. Este miembro es bastante popular.

Sonara gracioso, pero podemos utilizar estos términos para explicar cómo se interpretan algunos malos usos de la lengua según el foco de la sociedad, para ellos les diré que:

Tener la lengua larga identifica a una persona que habla mucho, tiene facilidad para hablar por horas sin que se detenga la fábrica de ideas o palabras. En la mayoría de los casos hace comentarios desagradables que no son bien recibidos por los que le rodean.

Cuando a una persona se le va la lengua es porque hablo cosas que en su mayoría son privadas o eran un secreto que podría ocasionar algún problema para un tercero. Tomando atribución de manejar ciertos mensajes que no le competen.

Si una persona es constantemente consultada o interrogada y no expresa ninguna respuesta al respecto se considera que su lengua fue comida por un ratón. Este silencio no se identifica como madurez. Puede haber intenciones ocultas que limiten los comentarios de este individuo.

¿La lengua edifica?

La mayoría de las personas tiene dificultad para interpretar el poder de las palabras. Esto sumado a la rapidez con la que el mundo se rige notaremos como muchos hablan muy fácilmente sin utilizar ningún tipo de filtro. Lo que puede terminar en expresiones dañinas, expresiones feas, dañar a otros o chismear.

Nosotros como creyentes adquirimos un filtro llamado Espíritu Santo. Si, ese mismo Espíritu que nos bendice y nos llena cuando aceptamos a Jesús en nuestra vida. Sin embargo, es necesario examinarnos constantemente antes de emitir algún sonido. Es vital que nos hagamos una interrogante antes de hablar, sobre si lo que diremos ¿Edifica o contamina?

Hace algunos años tuve un profesor en la universidad que nos repetía un sabio consejo, él decía “hijos, deben economizar sus palabras” haciendo referencia a reservar o ahorrar palabras dentro de nosotros. Muchos piensan que debemos decir todo lo que sentimos para no acumular emociones y explotar, eso es algo cierto. Pero antes decirlo piensa, ¿Edifica?

Una palabra o una conversación edificante no es más que hablar temas que sean para el bien del oyente y de la sociedad. Es un pequeño aporte de nuestro ser para la construcción de algo bueno y la reparación de algo dañado. La persona sabia busca la forma de cortar temas controversiales que buscan el daño de una persona o que afecten su testimonio.

La ociosidad en nuestra lengua no contribuye al cambio de ningún alma, no es evangelista, no es de refrigerio, no tiene aportes, solo alimenta pensamientos tontos que no llevan a ningún lado. Tener dominio propio y una relación con el Señor, nos ayudara a identificar el impacto positivo o negativo de nuestra voz.

¿La lengua contamina?

Si bien es cierto que las palabras pueden edificar, también existen palabras que no aportan nada como lo son la ociosidad y están aquellas que contaminan. Son palabras dichas para destruir y dañar. Nosotros somos luz y la palabra de Dios en nosotros debería alumbrar caminos, no oscurecerlos.

Expresiones como “que porquería el teléfono que me regalaron” identifican inmediatamente a una persona amargada, “nada me sale bien, todo lo arruino” indicando a una persona frustrada. Este tipo de problemas que tenemos los expandimos como un virus mediante nuestra lengua. De la abundancia del corazón habla la boca, por ello debemos limpiar nuestro corazón.

De un cuerpo lleno del Espíritu Santo, con una mente renovada y un corazón limpio es más difícil encontrar expresiones contaminadas y que contaminen a los demás. Por eso nuestro ser debe proyectarse y esforzarse en adquirir esa purificación que otorga la llenura del Espíritu Santo.

Conclusiones

La lengua es una poderosa herramienta de construcción o de destrucción, varía mucho en torno al usuario. Por ello es tan importante escudriñar profundamente nuestro ser, ya que tenemos la posibilidad de ser luz. Pero también de ser oscuridad, cosa que desagrada en gran magnitud a nuestro Señor. No podemos ser tibios ni rápidos al hablar.

A partir de este momento necesitamos aplicar filtros a expresiones. Comenzar a economizar nuestras palabras. Estudiemos el impacto de lo que diremos, veamos si el momento es adecuado. Como tomara tu mensaje el receptor, a que publico va dirigido mi comunicado. Iniciemos desde hoy a interrogarnos internamente antes de hablar, ¿Edifica?; ¿Contamina?

Esperamos de todo corazón que este mensaje sea de edificación para muchos y que pueda limpiar toda contaminación en nuestra forma de hablar y expresarnos. Es necesario alcanzar la estatura del varón perfecto, cada detalle cuenta para lograrlo, a media que busquemos del Señor encontraremos esas zonas que están oscuras y necesitan la luz de Cristo.

Bendiciones.

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