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Vosotros sois la sal de la tierra

Predicas Cristianas

Evangelio de Hoy Prédica de Hoy: Vosotros sois la sal de la tierra

Predicas Cristianas Texto Bíblico: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?…” Mateo 5: 13

La sal preserva

En la época antigua, cuando no existía toda la tecnología con la que contamos actualmente, la comida debía conservarse de alguna manera. Esto lo hacían vertiendo grandes cantidades de sal sobre los alimentos para que no se echaran a perder. En especial, aquellos que refrigeramos hoy en día.

Si lo asociamos al aspecto espiritual, nosotros como hijos de Dios debemos preservar esa esencia que habita en nosotros. No podemos dejarnos contaminar de los factores externos que hay a nuestro alrededor. Es cuestión de recordar que somos testimonio para muchos (amigos, compañeros, familia, vecinos…).

Y debemos mantener presente que nuestros valores y principios estén intactos, independientemente de lo que suceda alrededor nuestro o de aquellos que intenten corrompernos (Proverbios 1:10-16). Hay que ser personas que denotan un cambio, un antes y un después marcados por la presencia de Dios en nuestras vidas.

Otro significado de “preservar” se refiere a la presencia de Dios. Esto es, cuidando que el Espíritu Santo no se contriste. ¿Qué podemos hacer para preservar esa presencia divina? Leyendo su Palabra con frecuencia, mantener un tiempo a solas con el Señor, cumpliendo los mandamientos que Él nos menciona en la Biblia, obedecer en todo.

La sal da sabor

Una característica muy notoria en la sal es que también le da un buen sabor a los alimentos. Cuando algo es insípido, simple, sin gracia, le agregamos un poco de sal para que cobre vida nuevamente.

Esta es otra comparación que podemos hacer respecto a la sal de manera metafórica. Hay personas que, al no tener a Cristo en sus vidas, su mundo se vuelve cotidiano, monótono, sienten un vacío en sus corazones. Lo más probable es que esto lo intenten llenar con cosas materiales o vicios. Pero nosotros sabemos que este tipo de vacíos solo los puede llenar el amor de Dios.

Es allí donde entramos nosotros, los hijos de Dios. Ahí es cuando podemos aplicar lo que hemos aprendido sobre Jesús, cómo le predicaba a otras personas, les hablaba de las bendiciones y muchas cosas más.

Esto es lo que debemos hacer para llevarle sabor a la vida de otros, que en nuestra boca siempre llevemos palabras de amor, de comprensión, etc (Colosenses 4:6). La gracia a la que se refiere este versículo es la que Dios pone sobre nosotros cuando hablamos de su Palabra. Para que muchos vuelvan o lleguen a los pies del Señor y le puedan dar alegría a sus vidas.

La sal produce sed

Algo que también sucede con la sal es que, en grandes cantidades, nos da sed. 

En la Biblia se menciona que Cristo es el agua de vida eterna (Juan 4:13-14). ¿A qué se refiere esto? Si nosotros, siendo la sal del mundo, le llevamos la palabra de Dios a las personas, sentirán curiosidad de saber más. 

Así le sucede a muchas personas que nacen nuevas en la fe. Yo creo que a muchos nos sucedió cuando llegamos por primera vez a una iglesia. Queremos entender todo, hacemos muchas preguntas, sentimos curiosidad por los cientos de pasajes que hay en la Biblia. Esa es la sed a la que se refiere la Biblia.

Nosotros debemos llevar ese mensaje que impacte en la vida de las personas. Y no necesariamente hablando. Si una persona que era vengativa, airada, malhumorada, de repente llega a su trabajo dando palabras de bendición, con el mejor de los ánimos, sus compañeros se preguntarán “¿qué ha pasado con él o ella?”

Esa es la sal que Dios quiere que seamos. Atraer a las personas a la presencia de Dios. Él hará el resto, saciará su sed a través de las Escrituras, a través de sermones, mensajes y palabras a sus vidas. La sal es importante en el proceso de evangelización de las personas. Nosotros podemos ser instrumentos para la obra del Señor.

La sal también puede perder su sabor

Así como hemos visto, la sal puede ser útil, siempre y cuando sea empleada de manera correcta. Sin embargo, de la misma forma en que puede dar sabor, también lo puede perder, espiritualmente hablando.

En la Biblia, el Señor dice que si la sal no cumple sus funciones, para eso que se supone fue diseñada, ¿entonces para qué más podría servir? (Mateo 5:13). Esto se refiere a la vida del creyente, pues nuestro propósito como cristianos es evangelizar, dar testimonio, ser ejemplo para otros.

Si no lo hacemos, no cumplimos el proyecto que Dios tiene para nuestras vidas, ¿y así qué sentido tendría ser cristianos? Debemos estar atentos de no caer en desobediencia al Señor, pues este versículo habla claramente de lo que le sucede a la sal si pierde su sabor. Esto podría sucedernos al perder el enfoque que Dios tiene para nuestra vida.

¿Por qué se pierde el sabor de la sal?

Como se mencionó, esto es metafórico, pues la sal en sí no pierde su sabor. Sin embargo, Jesús usa esta referencia para hablar de la vida del creyente, así que sí, la sal espiritual es propensa a perder su sabor.

Los hijos de Dios podemos perder el horizonte de nuestra vida, olvidar el propósito de Cristo en nuestro camino por varios motivos:

1. Porque dejamos de hablar con él: cuando abandonamos nuestro devocional o el espacio que tengamos para tener un encuentro con Dios. Allí es que podemos escuchar su voz y recordamos que Él siempre quiere lo mejor para nosotros.

2. Porque decidimos hacerlo con nuestras fuerzas: al creer que nuestros proyectos son mejores que los que Dios ha trazado para nosotros sus hijos. Pero en algún momento nos daremos cuenta que esto no es tan cierto como pensamos.

3. Porque creemos que eso no es para nosotros: hay personas que creen que la vida cristiana no es para ellos. Pero Dios no se equivoca, Él ya conoce los deseos de nuestro corazón y siempre querrá lo mejor para sus hijos.

Conclusión

El Señor nos hace un llamado a conocer nuestro propósito como creyentes e hijos de Dios. Es muy importante que sepamos esto, sobre todo cuando queremos agradar a Dios. Y también debemos tener presente que este propósito trae bendición a otras personas.

Como se dijo antes, Él tiene un plan para nuestra vida, solo debemos escuchar su voz y así podremos continuar con su propósito para nosotros y ser la sal que le da sazón al mundo.

© Miguel Angel Prado. Todos los derechos reservados.

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