Aristarco, el discípulo asombroso

Predicar en Éfeso era un presagio de una reacción con características imponderables.
Y eso sucedió en ese lugar, cuna de la adoración de la gran diosa Diana.

Literalmente estos hombres no solo le arruinaron el negocio a un tal Demetrio, con sus templecillos de su diosa, sino que lograron alcanzar a muchos para el evangelio, creando un gran tumulto donde todos ellos estuvieron a punto de ser linchados por los enardecidos hombres, quienes clamaron casi por dos horas, diciendo: “grande es Diana de los efesiosvers. 28.

Y allí, en medio de semejante y peligrosa confusión está Aristarco, junto con un tal Gayo, secuestrados por la multitud. Pero Aristarco aprendió el valor de permanecer firme cuando más se nos demande.

Y esto era muy notorio, pues el mismo Pablo ha estado siendo impedido por sus amigos a no salir por el peligro de muerte presentado. Es en una prueba donde se pone de manifiesto cuán grande es nuestra fidelidad. Huir en medio de una adversidad habla mal de un discípulo auténtico.

2. Un veredicto confirmado por un pagano vers. 37.

Nadie podía calmar aquella multitud desenfrenada. El fanatismo religioso tiene consecuencias impredecibles. Los adoradores de ídolos terminan haciendo lo mismo. La euforia colectiva es su característica y esto sucedió en aquel momento.

Pero la presencia de un hombre equilibrado calmó los ánimos caldeados, pues cualquier cosa podía suceder. El escribano se dio cuenta de dos cosas en esos hombres: primero, no estaban profanando, ni blasfemando contra su virgen, y segundo, eran hombres mansos y fieles hasta arriesgar sus vidas por la predicación del evangelio.

La valentía de estar en un lugar donde pueden ser linchados por una turba fanatizada es digna de ser considerada. Aquellos hombres no eran una amenaza. No habían dado muestra de ser agitadores de oficio, sino leales a su fe.

Y aunque ciertamente estaban allí frente a una confrontación acerca de quién era Dios, su mayor pasión fue la evangelización de los efesios, haciéndoles ver su error en adorar un ídolo hecho por los hombres, en lugar de Dios, quien hizo los cielos y la tierra.

Y es allí, en medio de semejante prueba, donde la fidelidad se impone contra todo aquello donde no está presente la verdadera fe.

II. CUANDO HAY UNA RESPONSABILIDAD PLANTEADA

1. Siguiendo al compañero (Hechos 11:27-29; 20:4).

Una gran hambre azotó la región de Judea durante el tiempo del emperador Claudio, anunciada por un profeta llamado Agabo. Tal hambruna hizo a Pablo activarse en una recolección de una gran ofrenda, para ayudar en tal crisis.

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