Aristarco, el discípulo asombroso

Aquello nunca se había hecho. La suma, por ser muy grande, requirió de un grupo muy particular de hombres de distintos trasfondos culturales, debidamente representados, para asegurar una transparente administración.

Y entre esos hombres, Aristarco formó parte de aquel primer “comité de finanzas” de la obra misionera. La confianza en Aristarco permitió a Pablo ponerlo en un equipo demandante, debido a la gran responsabilidad de llevar tanto dinero para una causa tan noble. Llevar semejante encargo pudo hacer pensar a Aristarco de un grave peligro al ser parte del equipo misionero de Pablo.

El mismo Espíritu Santo le había advertido de un inminente peligro, sin embargo, para este discípulo el deber estaba por encima de los riesgos y de lo que podía pasar al acompañar a Pablo con la ofrenda para los pobres de Jerusalén. La responsabilidad debe ser la nota distintiva de un discípulo. Ella nos aprueba o nos desaprueba como parte del deber.

2. Más allá de su posición privilegiada.

La mayoría de los comentaristas coinciden en señalar a Aristarco como parte de una familia pudiente; su nombre viene de aristocracia.

Esto se ha pensado porque había un Aristarco de Tesalónica, como parte de una lista de aristócratas. Si así fue, él sería uno de los más ricos e importantes de Tesalónica. Este detalle hará de este discípulo una vida aún mucho más interesante.

Por un lado, porque al andar con Pablo seguramente renunció a esa posición de privilegio de riqueza, y de comodidad, para vivir otra de austeridad de entrega y de total fidelidad.

Este hombre ya sabía de Jesús cuando habló de pagar el precio del discipulado; esto fue lo que dijo: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:26).

Y Aristarco siguió fielmente la demanda de un verdadero discípulo. Seguir fielmente al maestro es la virtud de un discípulo, y nadie encarnó mejor esto como Aristarco. Este discípulo hizo todo lo contrario al joven rico, quien cuando vino a Cristo, calculó el costo de seguirle por la demanda ante sus riquezas; al hacer eso, se perdió para siempre.

III. CUANDO LLEGA LA TORMENTA

1. “Estando con nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica” (Hechos 27:2).

Aristarco llegó con Pablo a Jerusalén llevando la ofrenda para los santos, pero como ya se le había profetizado Pablo sabía del gran peligro al llegar a la ciudad de Jerusalén. Acompañar a Pablo a cualquier lugar era exponerse al más repentino peligro.

Lucas habla de esta experiencia vivida por Aristarco. Y para añadir más interés a esta historia, con una gran tormenta incluida, el capítulo solo nombra a Aristarco, considerando que había otros compañeros de la nave que viajaba a Roma.

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