Así que, como los hijos de Eli, se vuelven sensuales, mundanos y egocéntricos. Los hijos de Eli se corrompieron tanto que Dios los llamó “Los hijos de belial” (Satanás) Se dijo de ellos que “No tenían conocimiento de Jehová… engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel” (1 Samuel 2:12,29)
Por eso una multitud de jóvenes evangélicos que se vuelven fríos y sensuales, adictos a la música del mundo, bebedores de cerveza, practicantes de relaciones sexuales ilícitas, aburridos e inquietos.
Si los líderes de jóvenes no conocen al Señor
¿Cómo pueden ganar a la juventud para Cristo? Ahora nos enfrentamos a la tragedia de toda una generación descarriada porque tienen pocos pastores que le hablen la verdad, y les indiquen la manera de escapar de las trampas satánicas de esta época. Se ha tolerado mucho de lo que satisface los deseos carnales de la juventud.
Eli había perdido todo su discernimiento espiritual. Ana, una mujer piadosa, lloraba amargamente en la casa de Dios en Silo. Le rogaba al Señor que le diera un hijo e intercedía desde lo mas profundo de su corazón. Ella es un tipo del remanente santo intercesor que anhela y clama por un mensaje fresco de Dios para sus vidas. “Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Eli la tuvo por ebria” (1 Samuel 1:13)
¡Cuán ciego puede ser un pastor del Señor! Ella conversaba con Dios en el Espíritu, bajo la unción divina y pronta a convertirse en el canal de renovación en Israel, y el hombre de Dios no pudo discernir la verdad. No comprendió en absoluto el significado de lo que estaba pasando en el altar.
¿Qué le había pasado a ese sacerdote del Dios altísimo, que debiera estar de pie en el umbral de un acto divino nuevo y profundo que afectaría el futuro de Israel, y esta tan separado de Dios que lo confunde con algo carnal?
Conclusión:
¿Dónde están los pastores como Samuel que han oído la voz de Dios, los ha despertado el Espíritu Santo y han recibido la revelación del juicio inminente sobre la casa descarriada de Dios? ¿Por qué no están todos los predicadores del evangelio entristecidos por la condición pecaminosa de la iglesia? ¿Por qué no están todos los pastores y evangelistas clamando como vigías en el muro?
Se dijo de Samuel: “Y Samuel se lo manifestó todo, sin encubrirle nada (a Eli)” (1 Samuel 3:1). Les pregunto a los pastores. ¿Manifiestan ustedes toda la verdad a su congregación, o retienen y ocultan parte de la verdad por temor a ofender?
El mensaje de las personas como Samuel no es agradable “Samuel temía descubrir la visión a Eli” (1 Samuel 3:15). Samuel oyó a Dios pronunciar la sentencia del fin de una estructura religiosa descarriada. La visión era sobrecogedora. El juicio estaba a punto de caer en la casa de Dios. El adulterio saldría a luz. El liderazgo transigente ya no gustaría más de las bendiciones de la presencia de Dios.
Los pastores que predicamos la palabra de Dios tal y como es sabemos que no es fácil, porque la palabra de Dios es dura. “Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es tu palabra; ¿Quién la puede oír? (Juan 6:60)
Pero el que es verdaderamente nacido del Espíritu puede oír la palabra de Dios. Para él la palabra es más dulce que la miel que destila del panal (Salmo 19:10).
“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”. (1 Corintios 2:14)
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