Padre nuestro que estas en los cielos

David N. Zamora

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Glorificar a Dios

Padre nuestro que estas en los cielos

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Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: Padre nuestro que estas en los cielos

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Mateo 6:9-13

Introducción

A veces Jesús se apartaba a lugares a solas para tener sus devocionales de oración. Pero esta vez todo parece indicar que oraba tan cerca de sus discípulos que al terminar de orar uno de ellos le dice “Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos”. (Lucas 11:1b).

Lucas no revela el nombre del discípulo que hizo esta petición, pero lo que si podemos deducir es que fue impactado por la forma en que Jesús oraba, y no por el mismo acto de orar, porque los judíos eran enseñados a orar desde muy pequeños y la vida religiosa de los judíos estaba dividida en períodos de oración.

Así que si concluimos que al discípulo le impactó la forma en como Jesús oraba, entonces bien pudiéramos parafrasear su petición diciendo: “Enséñanos a orar en la forma en que tú oras…”. Y Jesús aprovechó la ocasión para dejar establecidos principios básicos de cómo orar a Dios el Padre.

Hoy quiero que juntos analicemos la primera expresión de la oración modelo que les enseñó Jesús a sus discípulos en aquella ocasión: “Padre nuestro que estás en los cielos”.

Es mi intención analizar cada una de estas palabras porque tienen implicaciones sumamente provechosas para la vida devocional de cualquier cristiano que se considere un seguidor de Cristo. (Mateo 6:9-15; Lucas 11:1-4).

PADRE

Es cierto que Dios es Creador, Juez, Señor, Maestro, Proveedor, Sustentador y Protector, y el que con su cuidado providencial sostiene nuestra existencia. Pero Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a la tierra para morir en la cruz por nuestros pecados y revelarnos al Padre celestial, para que tú y yo pudiéramos conocerlo a Él más íntimamente.

En el AT se referían a Dios fundamentalmente, como el padre del pueblo hebreo, pero en el NT, tanto Jesús como sus apóstoles establecen la idea del Señor como un Dios personal de las personas. Por eso Cristo nos enseñó a orar al “Padre nuestro que estás en los cielos” (Lucas 11:2). [1]

Con la expresión PADRE, Jesús reveló Su intención de que nosotros los cristianos comprendiéramos lo que los santos del AT no pudieron entender totalmente: que podemos tener la bendición de un parentesco íntimo con el Dios vivo del universo.

Por lo tanto, al orar al PADRE, debemos hacerlo con confianza, en quietud, sin temor y sin reservas, con toda intimidad, con anhelo, afecto y emoción sincera delante de nuestro Padre. No estamos hablando con alguien que no está dispuesto a ayudarnos, sino con un Padre que se complace en suplir las necesidades de sus hijos. [2]

Ahora bien, lejos de ser un título que todas las personas puedan usar para Dios, los evangelios enseñan que solo el que está en Cristo, tiene el derecho y el privilegio de dirigirse a Dios de esta manera. [3]

La Biblia enseña que cuando aceptamos a Cristo como Señor y Salvador personal, y ponemos nuestra fe en Él, nacemos a una nueva vida y somos adoptados como hijos de Dios. Eso garantiza que venimos a formar parte legítima de Su familia, con todos los derechos, los privilegios y los deberes que le pertenecen a los creyentes. [4]

Aprendemos por medio de la Biblia que no podemos llamar a Dios Padre, sino es por medio de Jesús y por el Espíritu Santo. Así que, intentar acercarse al Padre prescindiendo del Hijo, equivale llamar mentiroso a Jesús, porque Él dijo: “Nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). (Cf. Romanos 8:14-27).

El apóstol Pablo enseña que “Dios envió a Jesucristo para liberar a todos los que teníamos que obedecer la ley, y luego nos adoptó como hijos suyos. Ahora somos hijos de Dios por la fe en Jesucristo. (Gálatas 4:5 TLA; 3:26)

“Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos «Abba, Padre».” (Romanos 8:15 NTV)

El apóstol Juan dice en su primera epístola: “Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos!” (1 Juan 3:1 NTV) (CF. Juan 1:13).

Jesús quiere que tengamos la convicción de que Dios es nuestro PADRE, para que nos acerquemos confiadamente al trono de Su gracia y alcancemos el oportuno socorro (Hebreos 4:16). (Testimonio Personal).

NUESTRO

En primer lugar, NUESTRO es una condenación al egoísmo humano.

Las personas generalmente se expresan en la primera persona del singular: Yo pienso, Yo creo, Yo opino, Mi vida, Mis derechos, Mi dinero, Mi casa, lo Mío.

El ejemplo bíblico más relevante del egoísmo humano es el rico insensato de la parábola de Lucas 12:17-19. El rico dijo: “mis frutos…mis graneros…mis frutos y mis bienes.”

La máxima o el adagio del egoísta es: «yo primero, yo después, yo siempre». Un refrán popular reza: “No me importa que la mar se seque si yo no tengo barcos”

Es interesante notar como Cristo enseña orar al Padre Nuestro y no a «mí» Padre. Lógicamente, si es nuestro, es también mi padre, pero se nos enseña «nuestro» y no «mío». ¿Por qué? Porque lo “nuestro es mío”, pero lo “mío no es necesariamente nuestro”.

El Padre Nuestro es una condenación al egoísmo humano, porque el egoísmo es uno de los deseos de la carne (Gálatas 5:20), destruye las amistades (Proverbios 18:1) y estorba la oración (Santiago 4:3). Fue el egoísmo el que llevó al joven rico a darle la espalda a Jesús (Mateo 19:21-22).

En segundo lugar, NUESTRO es una defensa a la hermandad cristiana.

La oración del Padre Nuestro establece la base para una verdadera hermandad dentro del seno de la iglesia de Jesucristo.

Cuando tenemos a Dios como nuestro Padre, se derriban nuestro egoísmo y cualquier argumento humano que pretende dividirnos y crear barreras entre nosotros.

La Biblia dice que debemos esforzarnos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz porque tenemos un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.” (Efesios 4:5-6).

Que no me cueste tanto trabajo reconocer y aceptar que Dios tiene otros hijos que son mis hermanos en Cristo. No importa cuál sea su nacionalidad, color de su piel, su idioma, su nivel cultural, su estatus social, ni cuan rico o pobre sea, si es o no espiritual. Aunque el cristianismo no borra estas distinciones, sí las hace irrelevantes para que entremos en un pacto con plenos privilegios, como hijos de Dios. (Gálatas 3:28-29).

Jesús les dijo a sus discípulos que “Todo el mundo se va a dar cuenta de que ustedes son mis seguidores si se aman los unos a los otros.” (Juan 13:35 PDT).

Pablo les dice a los efesios: “Sean humildes y amables; tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor; procuren mantener la unidad que proviene del Espíritu Santo, por medio de la paz que une a todos.” (Efesios 4:3 DHH). Así que como miembros de la familia de Dios, tenemos el deber de estimularnos a la fe, de respetarnos y de orar los unos por los otros. (Efesios 2:19).

QUE ESTÁS

Para el Señor es sumamente importante que los que oran al Dios Padre crean que Él existe, porque no es posible tener una relación personal con alguien que no existe. De ahí la expresión Padre nuestro QUE ESTÁS en los cielos.

Esta expresión QUE ESTÁS es un reconocimiento indiscutible de la realidad de la existencia de Dios. Porque lo que está tiene ubicación (en el cielo) y todo lo ubicado existe sin discusión alguna.

La Biblia dice claramente que “Sin fe uno no puede agradar a Dios. El que quiera acercarse a Dios debe creer que existe y que premia a los que sinceramente lo buscan.” (Hebreos 11:6 NTBAD).

Aquí el escritor a los hebreos revela dos elementos esenciales en la fe: creer que Dios existe y creer que Él es un Dios personal que cumple sus promesas (premia) a los que con sinceridad lo buscan.

La expresión de Jesús “QUE ESTÁS”, es un golpe mortal a la incredulidad, que es la madre de todos los pecados. El Señor quiere que nunca le permitamos a satanás que siembre dudas sobre la existencia de Dios y de su bondad infinita.

Dios existe lo crea el hombre o no lo crea. La existencia de Dios no depende del hombre, todo lo contrario, el hombre existe porque Dios existe. La negación de la existencia de Dios por parte de los ateos no significa que no exista, sino que quienes niegan su existencia, se resisten a recibirlo en su corazón.

El problema que algunas personas tienen, respecto a la existencia de Dios, es que para ellas Dios no es algo concreto, sino algo abstracto o nebuloso, perdido en la incertidumbre; como una especie de apéndice cultural, o un recuerdo imperfecto de la niñez que se va borrando con el tiempo.

Pero el Padre Nuestro presenta a Dios como un ser infinito y personal. Tener una relación personal con Dios, forma parte de las riquezas de la vida cristiana.

Dios no quiere que solamente sepamos algo de Él, Dios anhela que le conozcamos personalmente. Por eso es tan extraordinario saber que nosotros, simples criaturas mortales, podemos conocer a Dios personalmente como nuestro mismísimo padre celestial.

EN LOS CIELOS

¿Qué significa que “está en los cielos”?

Los cielos son un punto de elevación, de prominencia, desde donde se domina el universo. Es la dimensión espiritual donde está Dios y donde estaremos nosotros con Él en el futuro. Por lo tanto, esta expresión hace referencia tanto a la grandeza y gloria de Dios, como a su omnipresencia.

EN LOS CIELOS nos dice que Dios está más allá de todos los esfuerzos humanos, de todas nuestras intuiciones, de todos nuestros deseos y propósitos por muy sublimes que sean o parezcan serlo. La realidad de Dios sobrepasa todo lo que el hombre puede alcanzar.

Una de las tendencias del hombre es limitar a Dios. Y a Dios no se le puede confinar (limitar) a ninguna estructura humana (denominaciones o concilios) ni a ningún edificio. La biblia enseña que Dios tiene a la tierra como estrado de sus pies y sus ojos pasean la tierra y nada escapa a su mirada. “Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies;” (Isaías 66:1).

Algunas personas, equivocadamente, limitan a Dios a una urna de cristal, otros a un símbolo que llevan en el cuello o en el carro.

Algunos cristianos no sólo limitan a Dios al domingo en la iglesia, sino que piensan que Él queda detenido y encerrado en el templo. Tienen el falso concepto de que pueden actuar a sus antojos, como si Dios sólo tuviera conocimiento de lo que ocurre durante el tiempo del culto en el santuario.

El saber que Dios está EN LOS CIELOS debe más bien equiparnos como cristianos de una ética no “situacional”, sino “constante”. Donde quiera que esté, Dios está conmigo.

Esa seguridad la tenía el rey David cuando dijo:

“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. (Salmos 139:7-8)

Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.” (Salmos 139:9-10).

No debe ser motivo de temor o miedo sino de consuelo, saber que no hay sitio donde yo vaya que no esté inspeccionado por Dios, y que haya tomado las medidas de seguridad para protegerme y guardarme del mal.

CONCLUSIÓN [5]

A través de la oración del Padre Nuestro el Señor:

Nos recuerda que el concepto que tengamos de Dios determina nuestra relación personal con Él. Oramos al Padre celestial. Hagámoslo con plena confianza y devoción.

Nos recuerda que formamos parte de la familia de Dios. Que tenemos hermanos en Cristo a quienes debemos amar y respetar, apoyándonos en oración.

Nos recuerda que Dios es real, existe y desea premiar a todos los que se acercan con fe a su trono de Gloria.

Nos recuerda que Dios está en los cielos y desde allí vela nuestros pasos y pelea nuestras batallas.

Adoremos y confiemos en el Dios del Padre Nuestro que es un Dios vivo y poderoso.

Llamado a Salvación…

Llamado a la iglesia…

 Bibliografía

[1] https://www.biblia.work/sermones/conocer-a-dios-como-padre/#:~:text=El%20privilegio%20de%20conocer%20a%20Dios%20como%20Padre,el%20conocerlo%20en%20Su%20santidad%2C%20equidad%20y%20justicia.

[2] Barclay, W. (2006). Comentario Al Nuevo Testamento (p. 325). Editorial CLIE.

[3] Stein, R. H. (2021). Lucas (D. S. Dockery, Ed.; Vol. 3, Lc 11:2). Editorial Tesoro Bíblico.

[4] Manser, M. H. (2012). Diccionario de temas bíblicos (G. Powell, Ed.). Software Bíblico Logos.

[5] Adaptado del Libro el Balance Perfecto. Dr. G. de Ávila.

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David N. Zamora
Autor

David N. Zamora

Ministro Ordenado de las Asambleas de Dios y Pastor Principal de la Iglesia Misionera de Tampa. Con títulos en Teología y Biblia de EDISUB e ISUM. Casado con Raquel Gonzalez

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