El dador alegre

2. Porque ese dador alegre está libre del amor al dinero.

Pablo ha dicho en una de sus cartas que la raíz de todos los males es “el amor al dinero” (1 Timoteo 6:10). Por supuesto que el dinero en si no es lo malo, pues es el medio a través del cual nos movemos y vivimos, sino cuando mi amor por tenerlo sustituye mi confianza en Dios.

Así que el dador alegre no ama al dinero sino que está desprendido de su esclavitud. No ha convertido al dinero en su “señor”, como bien lo dice la palabra: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” (Mateo 6:24).

Es el creyente que ha quedado libre del espíritu de Mammón. Bien lo dijo el sabio en su libro de Eclesiastés. 5:10: “El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad”.

Para el dador alegre, el dinero no es el fin, más bien es el instrumento que usa para bendecir su vida, su hogar y su iglesia. Es el hombre que ha descubierto que a través de lo que ha recibido puede honrar y glorificar a su Señor.

3. Porque ese dador alegre es poseedor de la gracia divina (vers.14-15)

Si Dios ama al “dador alegre”, esta persona debe ser un hijo de Dios, alcanzado por su gracia divina. Y es un hecho notorio que la gracia de Dios ha transformado de tal manera nuestra vida que ahora todo, incluyendo mis bienes materiales, los pongo al servicio de mi Señor. Pero reconocemos que se requiere de mucha gracia para convertir a los hombres en dadores alegres.

Hay que reconocer que lo último que se santifica en un creyente es el bolsillo. Deberíamos asegurarnos que cuando alguien se va a bautizar, que se bautice también su cartera.

El creyente debe reconocer que en su vida todo es por gracia de principio a fin y que su deseo de dar no es por una deuda o porque tendré una recompensa. ¿Quién de nosotros es merecedor de la salvación?

¡Nadie! La salvación es el resultado y el ejercicio de la gracia inmerecida recibida de Dios. Todo es “a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros” (vers.14), como nos dice el texto. ¡Oh, hermanos, por qué no dar con alegría si somos poseedores del regalo más grande que se nos haya otorgado!

4. Porque hay en ese dador alegre un deseo de hacer feliz a otros

Dios ama al dador alegre, porque él está interesado en aquellas cosas que hacen feliz a su pueblo. Dios conoce que la felicidad más grande que se cobija en el pecho del creyente es cuando ejercita su espíritu de abnegación y de amor hacia los demás. Quien vive solo para sí mismo es desdichado.

Quien únicamente se regocija en el gozo egoísta, no tiene sino limitados canales para su felicidad; pero quien se deleita en hacer felices a los demás, y quien se deleita en glorificar a Dios, negando sus propios apetitos para honrar a su Señor y bendecir al mundo, ese es un hombre feliz.

Pablo lo expresa mejor cuando nos dice: “Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios…” (vers.12).

Cuando usted y yo damos generosamente hacemos felices a otros. ¡Oh, que Dios nos conceda gracia para que seamos dadores más alegres de lo que hemos sido en el pasado! Que comencemos hoy a descubrir este gozo que nos habíamos negado.

CONCLUSIÓN:

Hemos dicho que “Dios ama al dador alegre”. ¡Qué declaración tan grande! ¡Qué privilegio tenemos los que hemos sido alcanzados por su gracia como su don inefable!

¿No nos perdemos, acaso, de ese amor de Dios cuando nos quedamos con lo que a él le pertenece y de llegar a ser un instrumento de bendición para otros?

Por otro lado, ¿sabías que el tiempo de dar pronto habrá terminado? No existe el dar en aquellos cielos. No habrá necesidad en el cielo que deba ser cubierta. Los pobres, las viudas, los huérfanos y demás necesitados ya no existirán más.

Allí no habrá que enviar misioneros a otras partes del mundo. Hermanos, no lleguemos al cielo con las manos vacías. Tenga el gozo de haber sido fiel en lo poco.

Nuestro Dios ha sido fiel en lo mucho. De él tenemos todo, ¿por qué quedarnos con lo que a él le pertenece? Tenga el gozo de ser doblemente amado por Dios por ser un dador alegre. Amén.

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
Iglesia Bautista Ambiente de Gracia, Fairfax, VA

Central de Sermones .. Predicas Cristianas

Deja un comentario