Y con estas actitudes lo que logran es ser una madre o esposa con quien no se puede vivir, en lugar de proveer un lugar de paz convierten el hogar en un recinto desagradable que terminan fomentando la violencia y la separación del circulo familiar.
La mujer de mal corazón
En Eclesiastés 7:26 dice: “…Y he hallado más amarga que la muerte a la mujer cuyo corazón es lazos y redes, y sus manos ligaduras…” Tremenda verdad que menciona una vez más el rey Salomón, la historia bíblica nos describe que la ruina del gobierno de este rey le ocasionó la mala influencia de las mujeres con las que se acompaño el rey.
Este versículo se refiere a la mujer de mal corazón y con una reputación muy baja pero también puede aplicarse a las esposas que con sutileza engañan a sus esposos o convencen a sus hijos a que le concedan sus propios caprichos sin importar las consecuencia o sacrificios que tengan que realizar su familia, lo único que desean es lograr sus propios intereses, esta clase de personas la Biblia dice que son peor que la muerte.
Siempre he considerado que lo más amargo para enfrentar las consecuencia de la muerte es para la familia del difunto quienes tienen que sufrir el dolor de despedir y tratar de vivir sin esa persona. Y igualmente es para las víctimas de las sutilezas de las personas que solo se dedican a saciar con astucia sus propios deseos. Las consecuencias mas difíciles la sufren las otras personas.
Por esto el apóstol Pablo aconseja en 1 Timoteo 3:11 lo siguiente: “…Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo…” Pablo esperaba que la conducta de las mujeres prominentes fuera tan responsable como la de los hombres prominentes. Para él la madre debería ser integra, prudente, equilibrada, fiel en toda las áreas de su vida especialmente a las de su familia. Mi objetivo no es hablar en mal de la mujer no debe olvidarse que lo anterior lo presentó como un termómetro refiriéndome al perfil de la mala mujer para que pueda servir como una señal de aviso para que cada mujer dirija bien el papel de madre y esposa.
Conclusión
Deseo concluir destacando que NUESTRA ACTITUD HACIA LA ESPOSA O MADRE DETERMINA LA EFICACIA DE NUESTRA VIDA ESPIRITUAL. Conozco a muchos esposos e hijos que no ven cumplida las promesas divinas en cuanto al derecho que les corresponde de recibir bendiciones por el cumplimiento a sus responsabilidades espirituales y eclesiásticas.
Pero en Malaquías 2:13-16 dice: “…Y esta otra vez haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano. Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto. ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud. Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales…”
Hoy el divorcio es común y en muchos casos ocurre sin otra razón que no es más que el deseo de un cambio, y cuando nuestras leyes civiles permiten el divorcio solo por este motivo las consecuencias son tan desfavorable.
Creo que deberían revisar las razones por las cuales se permite el divorcio, curioso que para casar a una pareja se necesitan mínimo dos testigos, pero para separarlos basta con el consentimiento de la pareja y los arreglos ante un abogado.
Si estamos convencidos que la familia es la base de la sociedad, ¿por qué muchas de las leyes permiten disolver esta base tan fundamental?, debemos hacer que nuestros líderes reflexionen y analicen este asunto ya que por estas razones nuestras naciones no reciben un progreso sustancial.
La gente actúa como si pudiera hacer cualquier cosa sin ser castigada. Y el pueblo se preguntaba por qué Dios rechazaba sus ofrendas y no les bendecía (2.13).
Pero estos versículos no sólo se refieren al divorcio plasmado ante un abogado, sino también al que se vive en muchos matrimonios, en muchos hogares se vive de apariencia los hijos tienen una madre y un padre bajo el mismo techo pero que en realidad el padre desde ase mucho tiempo se separado de su esposa siéndole infiel, no solo en lo sexual sino que también en lo moral, en financiero etc.
Hay muchas madres que tienen a sus hijos y esposos pero viven como abandonadas, nadie las ve como esa joya preciosa, esa trabajadora que sostiene el hogar con su trabajo cotidiano ya sea dentro de la casa o fuera de ella, debemos de valorar a nuestras madres y trabajar por crearles un ambiente de atención, cariño, respeto y sobre todo de lealtad a ellas.
Tenemos que trabajar para descubrir las virtudes y cualidades únicas de cada madre y cultivar e ellas felicidad. No podemos separar nuestro trato diario con Dios y nuestra familia y esperar tener éxito si descuidamos especialmente a la Esposa o Madre.
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