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De la unción a la obediencia

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Predicas cristianas predica de hoy: De la unción a la obediencia

Predicas cristianas lectura bíblica de hoy: La obediencia es mejor que el sacrificio, y la sumisión es mejor que ofrecer la grasa de carneros.” (1 Samuel 15:22 NTV).                                          

Introducción 

La mayoría de la gente sabe que desde los inicios de la humanidad, la tendencia del hombre y la mujer fue a la desobediencia. El libro de Génesis capítulo 3, nos relata la triste historia de cómo los primeros seres humanos, Adán y Eva, desobedecieron al mandato de su Creador de no comer del árbol prohibido.

Hoy no es de extrañar que esa tendencia a la desobediencia aun persevere en la humanidad. La falta de sujeción está al orden del día.

Con dolor reconocemos que cada vez más, se hace notable en las sociedades postmodernas, la falta de respeto a las personas ancianas, la desobediencia a los padres, a los profesores o maestros, a las autoridades civiles y policiales y a los líderes espirituales.

En el libro de Deuteronomio capítulo 28:15-68, la Biblia registra una firme y clara advertencia de parte de Dios al pueblo de Israel, sobre las consecuencias de la desobediencia.

Es muy cierto que Dios eligió en su soberana voluntad a Israel como el pueblo del pacto. Esa elección fue la manifestación plena del amor y la gracia de Dios, en cumplimiento del pacto que él hizo con Abraham, Isaac y Jacob (Deuteronomio 7:7-8; Oseas 11:1). Pero la posibilidad de ser bendecidos y crecer en esa relación, dependía de la lealtad y la obediencia del pueblo.[1]

Y de igual manera, nosotros que fuimos insertados en el programa de Dios, y vinimos a formar parte de su pueblo redimido por la gracia de Cristo, disfrutaremos las bendiciones y creceremos en esa relación de amor con Cristo, dependiendo de cuál sea nuestra lealtad y obediencia al Señor.

En este sentido, el Señor Jesucristo es bien preciso y no deja lugar a dudas: Los que aceptan mis mandamientos y los obedecen son los que me aman. Y, porque me aman a mí, mi Padre los amará a ellos. Y yo los amaré y me daré a conocer a cada uno de ellos.” (Juan 14:21 NTV).

El Señor Jesucristo fue bien claro con sus discípulos al decirles que el amor y la fe, no pueden separarse de la obediencia.

Les dejó bien establecido en primer lugar, que en su reino, todo está enlazado con el vínculo del amor sincero que lleva a la obediencia.

En segundo lugar dejó bien claro que la obediencia a sus mandamientos es la única prueba de que le amamos de verdad.

Y en tercer lugar, que Dios sólo se revela a los que le buscan, y los que le buscan, lo hacen porque lo aman y le obedecen. Así que para mantener comunión con Dios y recibir su revelación, depende del amor; y el amor a Dios se revela en la obediencia a Él.

Consecuencias De La Desobediencia

La historia bíblica de los pueblos de Israel y de Judá, son una evidencia indiscutible de como cuando se rechaza obstinadamente la voluntad de Dios,[2] y se resiste o ignora las ordenanzas de Dios, los resultados son totalmente desastrosos en el orden político, económico, social, familiar y religioso.

Dios le advertía al pueblo de Israel, que si violaban el pacto de obediencia que Él le prescribía, esa actitud rebelde los llevaría a sufrir consecuencias como el exilio. Por ejemplo: “El SEÑOR te esparcirá por todas las naciones de la tierra, de un extremo al otro, y allí servirás a otros dioses extraños de madera y piedra que ni tú ni tus antepasados han conocido antes.” (Deuteronomio 28:64 PDT).

Esta severa advertencia, se hizo realidad cuando trágicamente, Israel fue derrotado y llevado cautivo por Asiria en el año 722 a.C. (2 Reyes 17:6-18); y Judá fue llevado a Babilonia por el rey Nabucodonosor en el año 586 a.C. (2 Reyes 24:10-17).

Más tarde, en el año setenta de la era cristiana, la opresión romana forzó a muchos judíos a huir de su tierra natal. Así, el pueblo fue dispersado a varias naciones.

Y no dudo en decir que la maldad que el mundo de hoy experimenta, los altos índices de drogadicción, alcoholismo, infanticidios, violencia familiar y social, homosexualismo, etc., es el resultado directo de vivir una vida en rebeldía contra Dios, menospreciando el Señorío de Cristo, rechazando la fe del evangelio y desafiando abiertamente, los principios de vida establecido por Dios en su Santa Palabra.

Violas el código de tránsito y provocas un accidente. Pierdes tu vida y la de otros. Violas el código de ética de tu trabajo, y puedes perder el empleo.

De igual forma, violas el código de vida que Dios dejó revelado en la Biblia, y sufres las consecuencias. Ignoras la Biblia y te irá de mal a peor, tu vida se desenfrena, y te vuelves un esclavo del pecado y de satanás. La Biblia sigue siendo la Constitución Absoluta del Reino de Dios, nuestra Regla de Fe y Conducta. (2 Timoteo 3:14-17; 2 Pedro 1:19-21).

En su carta a los romanos, el apóstol Pablo hace una descripción terrible de lo que pasa cuando desterramos deliberadamente a Dios y a su Palabra de nuestra vida, de nuestra familia y de la sociedad en general. (Romanos 1:18-32; cf. Efesios 4:19; 2 Tesalonicenses 2:10-12).

Pero a pesar de todo lo malo que vemos a nuestro alrededor, los cristianos nunca podemos olvidar que Dios sigue teniendo el control máximo, y que su gracia salvadora sigue fluyendo para alcanzar a todos los que voluntariamente decidan aceptarla. La Biblia asegura que cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20).

Ni las organizaciones mundiales, ni los gobiernos, ni el Banco Mundial, ni la tecnología más avanzada, ni el Vaticano, ni las grandes organizaciones religiosas podrán jamás cambiar o resolver, la profunda crisis que el mundo de hoy experimenta a nivel económico, social, político y religioso.

La Gracia De Cristo Salva Del Pecado

Pero la iglesia de Cristo es la que como una antorcha en la oscuridad, sigue proclamando que Jesucristo, el Hijo del Dios viviente, Creador de cielos y tierra, vino a este mundo a resolver el conflicto entre Dios y los hombres, y remover para siempre el pecado, que ha sido el obstáculo que le impide al hombre acercarse a Su Creador.

El pecado tiene al ser humano en su poder, y no hay esperanza de solución ni científica ni tecnológica. Pero la iglesia verdadera sí tiene un mensaje de esperanza; un mensaje de gracia salvadora que cambia vidas, que rompe cadenas, que desata ligaduras, que derriba fortalezas, que sana las heridas, y que restaura principios y valores personales, familiares y sociales.

La iglesia de Cristo es la que proclama, que no importa cuánto el hombre haya pecado, ni cuan bajo haya caído, JESUCRISTO vino para decirnos que la puerta está abierta a la presencia de Dios, porque Él nos ama tal como somos.

Cuando Jesucristo entra en el corazón del hombre arrepentido, que reconoce sus pecados y los confiesa, el Señor despierta sus ideales, activa sus sueños, sus proyectos de vida, aviva y restaura la voluntad que había perdido.

Por lo que Cristo hizo, por quien es Él, y por lo que da Él, y sólo a través de Él, es que los pecadores pueden ser libres del poder del pecado y de la culpabilidad. Al recibir a Cristo como Señor y Salvador, el pecado no se enseñoreará más del pecador (Romanos 6:14), porque el poder de la resurrección de Cristo, que obra en él (Romanos 6:4, 5, 11), es mayor que el poder de cualquier pecado, sin importar el tiempo que haya afectado sus vidas.[3]

Así que una vez en Cristo, el hombre salvo, restaurado y regenerado, lleno del poder del Espíritu Santo, está en condiciones de obedecer a su nuevo Señor y Salvador Jesucristo.

El poder del Espíritu Santo que está en nosotros nos enseña que para crecer en nuestra relación con Dios, es conveniente mantenerse sujeto a la voluntad de Dios, obedeciendo y sirviendo sólo a Cristo.

Jesucristo dijo: “Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro.” (Mateo 6:24).

El Espíritu Santo que está en nosotros nos ayuda a comprender también, que el evangelio no es una simple invitación a ser un asociado de Cristo, sino que al entregar nuestras vidas a Él, nos convertimos en su esclavo, del griego doulos.

La enseña bíblica es precisa en este sentido. “Pero ahora, liberados del pecado, se han hecho esclavos de Dios. Como resultado, se dedican sólo a Dios y eso los llevará a la vida eterna.” (Romanos 6:22 PDT).

Pablo explica que antes de conocer a Cristo, éramos esclavos del pecado, pero en Cristo fuimos liberados de la esclavitud del pecado, y ahora voluntariamente decidimos hacernos esclavos de Dios. Y como esclavos de Dios, le debemos completa sujeción y obediencia, porque Él tiene total autoridad sobre nuestras vidas.

Al pertenecer Cristo, y lo que debe gobernar nuestra vida no es nuestra voluntad, sino la voluntad de nuestra Amo y Señor.

CONCLUSIONES

De manera que los creyentes, llenos del Espíritu Santo, no debemos escuchar pasivamente el mensaje de Dios, sino que mantendremos nuestros oídos atentos para escuchar el mensaje de la Biblia, y responder en obediencia. “Hacedores de la palabra” (Santiago 1:22).

Dejemos que el Espíritu Santo nos ayude a superar esa tendencia humana a la desobediencia. No nos engañemos a nosotros mismos, pensando que con nuestras habilidades y estrategias, alcanzaremos nuestros sueños y lograremos hacer realidad nuestros ideales. Es muy peligroso que alguien que se dice creyente, ignore a Dios consciente o inconscientemente.

Necesitamos aprender a escuchar y a distinguir la voz de Dios de otras voces. Esa es la mejor forma de llegar a obedecer solamente a Dios, evitando ser engañados por las voces de satanás y del mundo.

Cuando escuchamos atentamente el mandamiento o la promesa de Dios, uno la cree cierta, y, por tanto, estamos bajo la obligación de obedecer sus condiciones.[4]

Pensamiento: La verdadera libertad que una persona puede experimentar en la vida, no es elegir su propio camino, sino obedecer y seguir el camino de Dios”.

[1] Merrill, E. H. (2011). DEUTERONOMIO. En S. L. Calçada (Ed.), Biblia de Estudio de Apologética: Preguntas reales, Respuestas directas, Fe más profunda (p. 291). Biblias Holman.

[2] Vine, W. E. (1999). En Vine diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo (electronic ed.). Editorial Caribe.

[3] Biblia plenitud: La Biblia de estudio que le ayudara a comprender a aplicar la Plenitud del Espíritu Santo en su diario vivir (electronic ed., Ro 6:14). (2000). Editorial Caribe.

[4] Laurin, R. B. (2006). OBEDECER, OBEDIENCIA. En E. F. Harrison, G. W. Bromiley, & C. F. H. Henry (Eds.), Diccionario de Teología (p. 429). Libros Desafío.

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