Jesús el ancla de nuestra esperanza

Jonathan Montoya Gabarres

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Jesús, el ancla de nuestra esperanza

Jesús el ancla de nuestra esperanza

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Prédicas Cristianas

Prédicas Cristianas Prédica de Hoy: Jesús, el ancla de nuestra esperanza

Prédicas Cristianas Lectura Bíblica: Hebreos 6:13-20 (RVR1960)

Introducción

Se ha dicho que el hombre puede vivir unos cuarenta días sin comer, trece días sin tomar agua, cerca de ocho minutos sin respirar, pero solo un segundo sin esperanza.

Hebreos escrito en el año 65-68. ¿A gente de Roma? Y con un escritor anónimo. Estaban pasando dificultades, estaban en persecución y heridos por los judíos que les estaban diciendo que el Mesías no era verdadero.

¿Cómo lo aconsejó el escritor? Con la historia de Abraham, cuando le prometió la descendencia. Sus promesas inmutables.

Atributo es cualidad de Dios en el que se revela como es: Inmutabilidad – Dios no está sujeto a cambio, siempre permanece fiel a Su palabra.

I. ¿Qué es la esperanza?

Jesús el ancla de nuestra esperanza

El significado secular de la esperanza es un deseo optimista. Ejemplo: yo puedo tener la esperanza de que me pueda tocar la lotería, pero es una posibilidad de sí, de entre 99.999 de no.

Pero para describir Esperanza en las escrituras es diferente, porque ya significa otra cosa:

Esperanza en griego = Elpis “esperar con anhelo y gozo algo futuro”

¿Qué promesas inmutables hay para el creyente? Pablo dijo: “gozosos en la esperanza” (Romanos 12:12). Entonces nosotros gozamos en la esperanza:

  1. Jesús nos ha salvado. Lucas 10:20 (RVR1960) Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.
  2. Él estará con nosotros hasta el fin del mundo.
  3. Los muertos en Cristo resucitarán.

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.” (1 Tesalonicenses 4:16, RVR1960)

  1. Él regresaría.

1 Tesalonicenses 4:17 (RVR1960) Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

  1. Él prepara moradas.

Juan 14:2 (RVR1960) En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

II. ¿Qué es un ancla?

En el cristianismo bíblico símbolo:

Jesús, el ancla de nuestra esperanza

Por muchos siglos, las anclas han sido el símbolo de la esperanza. Este emblema fue especialmente significativo para la iglesia primitiva en tiempos de persecución.

Se han encontrado muchos dibujos de anclas en las catacumbas de Roma donde los cristianos se reunían a escondidas.

Aquellos creyentes llenos de fe que vivían bajo una constante amenaza de muerte, utilizaron las anclas para representar la cruz y como señal para guiarlos hacia sus reuniones secretas.

Aquellos lugares eran cavernas que se extendían por 840 kms. Bajo la antigua ciudad y les servían como lugar de refugio durante los peligrosos tiempos de la persecución.

Por tanto, el ancla que se encuentra en algunas tumbas del día de hoy ha llegado a ser símbolo de la firme esperanza de seguridad eterna para los verdaderos cristianos.

Las anclas son objetos conectados a un bote o barco por medio de una cadena larga o un cable muy fuerte que tiene el propósito de mantenerlo en un lugar.

Ilustración

Jesús el ancla de nuestra esperanza

Había una vez un barco llamado “La Esperanza” que navegaba alegremente por el vasto océano. En su travesía, transportaba a un grupo de cristianos que habían partido en busca de un nuevo horizonte lleno de promesas y bendiciones.

Sin embargo, una noche oscura y tormentosa, una tempestad feroz azotó al barco, sacudiéndolo violentamente de un lado a otro.

Los fuertes vientos y las olas gigantes hicieron que el barco perdiera el rumbo y se desviara de su camino original. Intentaron maniobrar y controlar el barco, pero era inútil. “La Esperanza” se encontraba a la deriva, sin rumbo fijo.

En medio del caos, los marineros y pasajeros se agarraron de lo que pudieron para mantenerse a salvo. Mientras tanto, los cristianos a bordo buscaron fuerza en su fe.

Sabían que, al igual que el barco, a veces nuestras vidas pueden verse envueltas en tormentas y dificultades, y que es en esos momentos de incertidumbre cuando más debemos aferrarnos a nuestra esperanza en Cristo.

A medida que pasaban los días, la falta de dirección comenzó a afectar la moral de los tripulantes. Algunos se desesperaban, sintiéndose abandonados y perdidos. Sin embargo, entre ellos, había un anciano llamado Mateo, que irradiaba paz y confianza en medio de la adversidad. Él era un faro de esperanza para todos a bordo.

Un día, mientras la tripulación luchaba por mantener la calma, Mateo se acercó a la cubierta superior con una mirada determinada en sus ojos. Levantó sus manos hacia el cielo y comenzó a orar fervientemente. Pidió a Dios dirección y guía en medio de la desolación. Su fe y esperanza no se habían desvanecido.

En ese preciso instante, un destello de luz iluminó el horizonte y todos quedaron asombrados por la aparición de una pequeña y remota isla. En ese momento, todos a bordo se dieron cuenta de que ese destello no era solo una ilusión, sino un ancla de esperanza visible para sus vidas.

La tripulación trabajó diligentemente para llevar el barco hacia la isla, mientras Mateo continuaba liderándolos en oración y dándoles aliento. Después de varios días de arduo trabajo, “La Esperanza” finalmente logró fijar su ancla en la tierra firme de la isla. Los cristianos a bordo sabían que esta experiencia era una metáfora de la esperanza que tienen en Cristo.

Así como el barco fue rescatado de la deriva y encontró refugio en la isla, los cristianos saben que en medio de las tormentas de la vida, la esperanza en Cristo es lo que los ancla. Aunque puedan sentirse perdidos y desorientados en momentos de dificultad, su fe y confianza en Dios los guiarán hacia la seguridad y el refugio.

Desde aquel día, “La Esperanza” y sus viajeros florecieron en la isla. Aprendieron a ser valientes, a perseverar en la fe y a ser una fuente de esperanza para otros que enfrentaban desafíos similares en su vida.

Conclusión

La historia de aquel barco a la deriva se convirtió en una poderosa lección de vida, recordándoles a todos que la esperanza del cristiano trae consuelo y fortaleza incluso en los momentos más oscuros.

Es por eso que nosotros a pesar de los movimientos del mundo que nos quieren mover y hundir, nos agarramos a Cristo, que como Dios inmutable no se moverá de Sus promesas ni de Su fidelidad.

© Jonathan Montoya Gabarres. Todos los derechos reservados.

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Jonathan Montoya Gabarres
Autor

Jonathan Montoya Gabarres

Soy pastor de la denominada Filadelfia, España. Actualmente pastoreando la Iglesia de Luanco en Asturias

2 comentarios en «Jesús el ancla de nuestra esperanza»

  1. Excelente mensaje de esperanza. Nuestra esperanza esta anclada en las promesas de Dios todopoderoso el cual es inmutable, Él es fiel a Su palabra.

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  2. Amén Bendiciones,siempre habrá esa esperanza en nuestro Señor Jesucristo,cuando estamos sin ningún aliento,y escape de nuestras enfermedades,crisis económica ,la oración tiene poder cuando lo hacemos con verdadera fe,y confianza en el Altísimo.

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