Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Prédica de Hoy: 3 Tres Actitudes Frente al Llamado
Predica Cristiana Lectura Bíblica: Génesis 18:1-3
Introducción
Queridos hermanos y hermanas, hoy nos encontramos aquí para reflexionar sobre un tema fundamental en nuestra vida cristiana: nuestras actitudes frente al llamado de Dios. A lo largo de la Biblia, vemos cómo diferentes personas reaccionaron cuando Dios se acercó a ellos con una misión, una promesa o una bendición. Estas reacciones nos enseñan lecciones valiosas que podemos aplicar a nuestras propias vidas.
Leamos juntos la Palabra de Dios: “Después le apareció Jehová en el encinar de Manre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo.” Y en los versículos 12-13 leemos: “Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja?” (RVR 1960)
En estos versículos, encontramos 3 actitudes diferentes: la disposición y hospitalidad de Abraham, la risa incrédula de Sara, y su posterior intento de justificarse. Hoy, exploraremos estas actitudes para aprender cómo debemos responder cuando Dios nos llama.
I. La Actitud de Abraham: Disposición y Servicio
La primera actitud que observamos es la de Abraham. Cuando ve a los tres varones acercándose, no duda en salir corriendo a recibirlos, postrarse ante ellos y ofrecerles hospitalidad. Abraham reconoció la presencia de Dios y no dudó en dejar su comodidad para servirle.
Esta actitud de disposición se refleja en Hebreos 13:2: “No se olviden de practicar la hospitalidad, porque gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.” (NVI)
El teólogo Dietrich Bonhoeffer escribió: “El servicio de los cristianos no consiste en palabras ni en meras acciones, sino en la hospitalidad sincera que es la expresión del amor de Cristo.” (Bonhoeffer, La Vida en Comunidad, 1939). Esta cita nos recuerda que la hospitalidad no es solo un acto, sino una expresión profunda de nuestra fe en Cristo.
La palabra “hospitalidad” se define como “la virtud que consiste en acoger y tratar con amabilidad a los visitantes o extranjeros” según el Diccionario de la Real Academia Española. Abraham no solo mostró disposición, sino que también involucró a toda su familia en el servicio.
Esto nos enseña que, como cristianos, debemos estar dispuestos a dejar nuestras comodidades y seguir a Dios cuando Él nos llama, tal como lo hicieron los discípulos en Marcos 1:17-18: “Vengan, síganme –les dijo Jesús–, y los haré pescadores de hombres. Al momento dejaron las redes y lo siguieron.” (NVI)
II. La Actitud de Sara: Duda y Mofa
La segunda actitud que encontramos es la de Sara. Al escuchar que tendría un hijo en su vejez, Sara se ríe y duda de la promesa de Dios. Esta reacción nos recuerda que, cuando enfrentamos situaciones que parecen imposibles, es fácil caer en la duda. Sin embargo, Proverbios 3:5 nos exhorta: “Confía en el Señor de todo corazón, y no te apoyes en tu propia inteligencia.” (NVI)
El teólogo Charles Spurgeon decía: “La duda es un enemigo sutil que roba la paz del creyente, y solo la fe en la inmutable Palabra de Dios puede restaurar esa paz.” (Spurgeon, El Tesoro de David, 1869).
Sara dudó de que algo tan extraordinario pudiera suceder en su vida, pero debemos recordar que para Dios no hay nada imposible, como lo afirma Lucas 1:37: “Porque para Dios no hay nada imposible.” (NVI)
La duda de Sara es un reflejo de la lucha interna que muchos de nosotros enfrentamos cuando Dios nos da una promesa que parece inalcanzable. Debemos aprender a confiar en la fidelidad de Dios y a creer que, cuando Él promete algo, lo cumplirá.
III. La Actitud de Justificación: La Reacción de Sara ante la Exhortación
La tercera actitud que observamos es la de Sara cuando es confrontada por su incredulidad. En lugar de admitir su error, trata de justificarse, incluso mintiendo. Esta es una actitud peligrosa que muchos adoptan cuando son confrontados por Dios. Pero recordemos lo que Proverbios 28:13 nos advierte: “El que encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón.” (NVI)
Dios no se complace en la justificación, sino en la confesión y el arrepentimiento. Cuando somos exhortados, nuestra respuesta debe ser la humildad y el reconocimiento de nuestras faltas. Sara tuvo que enfrentar la realidad de su incredulidad y aprender que, cuando Dios promete algo, Él lo cumplirá, independientemente de nuestras dudas.
IV. Aprendiendo de Abraham: La Obediencia a Dios
Finalmente, volvemos a la actitud de Abraham, quien contrasta con Sara al responder con fe y obediencia. Romanos 4:16-17 nos dice: “Por tanto, la promesa viene por la fe, a fin de que por la gracia sea firme para toda su descendencia; no solo para los que son de la ley, sino también para los que tienen la fe de Abraham. Él es el padre de todos nosotros.” (NVI)
El teólogo A.W. Tozer afirmó: “La verdadera obediencia es el acto de seguir a Cristo sin reservas, confiando plenamente en que Su voluntad es perfecta y buena para nosotros.” (Tozer, El Conocimiento del Dios Santo, 1961).
Abraham es un ejemplo de lo que significa vivir una vida de fe y obediencia. Su disposición a seguir a Dios, incluso cuando no entendía completamente Sus planes, debería inspirarnos a decir “Heme aquí” cada vez que Dios nos llama, y a actuar con prontitud para cumplir Sus propósitos en nuestras vidas.
Conclusión
Queridos hermanos y hermanas, cada uno de nosotros debería reflexionar sobre estas tres actitudes y evaluar en cuál nos encontramos.
¿Estamos dispuestos como Abraham a recibir a Dios con alegría y obediencia? ¿O estamos dudando y justificándonos como Sara? La actitud que tomemos determinará si estamos caminando en obediencia a Dios o si estamos perdiendo las bendiciones que Él tiene para nosotros.
Dios nos llama a ser como Abraham, a responder con fe y disposición, a no dudar de Sus promesas y a obedecer con prontitud. Recordemos siempre que Su voluntad se cumplirá, y que nuestra respuesta a Su llamado determinará si seremos partícipes de Su obra y de Sus bendiciones.
Que todos podamos decir “Heme aquí” cuando Dios nos llame, y que nuestra vida sea un reflejo de la fe y la obediencia que Abraham demostró. ¡Amén!
© Marco A. Hernández. Todos los derechos reservados.
Exelente predica hermano muy edificante siga así que es de mucha bendición