Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Prédica de Hoy: La actual crisis de la fe en Dios
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: 1ª Juan 4:12
INTRODUCCIÓN
Cuando hablamos de Dios, nos referimos a una realidad que nos supera. Dios es trascendente y nosotros los seres humanos somos inmanentes. Todo lo que sabemos y entendemos de Dios, en cuanto a su naturaleza es desde la inmanencia. Dios se sitúa en un plano mas allá de los límites de nuestro conocimiento.
En el plano de nuestra inmanencia, Jesús es la máxima revelación que de Dios tenemos hasta este momento “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). Cuando el proyecto de redención de Dios para este mundo haya terminado, entonces tendremos el completo conocimiento de Dios, porque estaremos ya no en un plano inmanente.
Juan lo explica maravillosamente: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es (1ª Juan 3:2)
La actual crisis de fe en Dios que estamos viviendo, es producto de no vivir la vida de Jesús que es nuestro máximo referente desde la inmanencia, esto a desencadenada una forma falseada de presentar a Dios y de vivir la vida y relacionarnos con Dios.
¿De qué forma puedo entender a Dios y relacionarme con él? Pablo dice que Dios habita en una luz al que nadie se le puede acercar. La única forma de relacionarnos con Dios es por medio de nuestro hermano, allí vamos a encontrar a Dios. Si amamos a nuestro hermano, amamos a Dios, si despreciamos a nuestro hermano, despreciamos a Dios. “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” (1ª Juan 4:20)
Muchos han desistido a la fe en Dios, debido que muchos predicadores, han dejado de ser predicadores del Evangelio, para convertirse en motivadores religiosos, por el otro extremo, el Evangelio lo han espiritualizado ubicándolo en un contesto fuera de lo humano, creando representaciones falsas de Dios, que no corresponden a la que Jesús nos ha representado.
El medio para acercarnos a Dios es vivir la vida que Jesús nos ha enseñado en su Evangelio. “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar” (Lucas 10:22). Esta palabra de Jesús con relación a Dios Padre nos enseña como el ser humano puede acercarse a Dios, no por la vía de la divinización, sino por medio la humanización
Esto nos lleva a concluir que lo trascendente e inalcanzable de Dios, que habita en una luz que ningún ser humano puede acceder, queda plenamente expresado en lo inmanente alcanzable en la vida humana de Jesús, quien es nuestro punto focal para este mundo. “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. Vamos a entrar en detalle sobre el tema de crisis de la fe en Dios.
I. LA FE COMO CONOCIMIENTO Y COMO CONVICION
a. Dios se ha dado a conocer desde el interior de este mundo.
La relación del ser humano con Dios, no solo se consolida por medio de la fe, debe haber una fe práctica que potencialice la conducta ejemplar del ser humano, que se realiza y se expresada en la práctica de la justicia, “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Santiago 2:17).
Nuestra relación con Dios no consiste en la exactitud de una idea religiosa, sino en la exactitud y corrección de nuestra conducta, no se mueve en el plano de nuestra creencia, sino en el comportamiento
La fe como creencia religiosa, a sido utilizada para dividir a las personas, pueblos y culturas enteras. Por la fe se ha perseguido, condenado, humillado y hasta matado a millones de personas a lo largo de la historia. Estos actos de violencia han sido justificados en el nombre de Dios.
Tenemos que modificar nuestra imagen de representar a Dios. Si tomamos en cuenta la trascendencia de Dios, nos daremos cuenta de que Dios no es un ser extraño que esta más allá y por encima de este mundo. Dios es trascendente a este mundo; pero al mismo tiempo inmanente en este mundo “Dios es nuestro Enmanuel”
b. El trascendente, se nos hace presente en nuestra inmanencia
La mente humana no puede pensar en el trascendente, sino es desde la inmanencia, no podemos ni estamos en condiciones de pensarlo diferente. Esta conclusión nos lleva a pensar que el centro del cristianismo no es Dios sino Jesús.
El centro del cristianismo no es el Trascendente, sino un ser humano, un hombre que nos revela, nos da a conocer y nos explica al Trascendente, “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación (Colosenses 1:15), para explicarlo en otras palabras, el centro del cristianismo, no es lo divino sino lo humano, me refiero al Jesús terreno al que nació, vivió y murió en Palestina, porque en él se nos ha manifestado Dios, en él hemos conocido a Dios, al Dios que nadie ha visto jamás “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” (1ª Juan 4:20).
Debemos hacernos la pregunta ¿Dónde puedo encontrar a Dios?, la respuesta es obvia, “en el ser humano”, solo en lo humano es donde podemos encontrar a Dios y donde podemos relacionarnos con Dios” Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40).
Con relación a esta afirmación podemos decir que Jesús es la humanización de Dios. Pablo lo explica así: “sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” (Filipenses 2:7). Evidentemente, que, en este despojo, no se puede interpretar en el sentido de que Dios, durante la vida terrena de Jesús, dejó de ser Dios.
c. La convicción es mas que un saber.
Los evangelios fueron escritos por creyentes cristianos para cristianos, es necesario que en su interpretación tomemos en cuenta esta clave, debido que los evangelistas no fueron cronistas que nos relataron una historia. Los evangelistas no pretendieron trasmitirnos conocimiento, sus escritos pretenden transmitir una serie de convicciones que nos orientan para la vida. Lo que interesa al creyente cuando lee los Evangelios, no es el dato histórico que en ellos se nos presenta, sino el mensaje de vida con el que debemos relacionarnos
Como ejemplo, cuando estudiamos la biografía de un personaje del pasado, decimos que sabemos quien fue y lo que hizo, nuestra relación se sitúa en el plano del conocimiento histórico, pero no condiciona nuestra vida. Con Jesús es diferente, lo que sabemos de él, no ha sido por historiadores, sino por testimonios de creyentes.
Muchos no toman en cuenta la distinción entre historiadores y creyentes, y cuando leen los Evangelios, quedan atrapados en su lenguaje. Veamos un ejemplo: Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó. (Lucas 8:33). La ciudad de Gadana que narra el evangelista, esta aproximadamente entre 10 y 15 Km. De distancia para el lago, aquí no encaja el lenguaje histórico.
El saber se basa en el conocimiento en criterios fiables sobre la valides de nuestros juicios, la convicción también tiene criterios que para quien los percibe son fiables, de los que toma para una decisión libre. El conocimiento pertenece al historiador, la convicción pertenece al creyente. Lo especifico de la fe, no es el conocimiento, es la convicción
Si la relación con Jesús radica en el conocimiento sobre el Evangelio, esa persona solo podrá ser un buen historiador, pero no un creyente. Cuando la conducta no coincide con las costumbres y las preferencias de Jesús con su forma de vivir y de relacionarse con los demás, no puede haber fe ni convicción.
II. DIOS SE MANIFIESTA Y SE NOS REVELA EN LAS COSAS SENCILLAS DE LA VIDA.
a. La imagen de un Dios espectacular
Una de las causas que ha generado crisis de fe en Dios, es la imagen de un Dios espectacular, y nos hemos olvidado, o no hemos entendido que Dios se ha revelado en las cosas insignificantes de la vida.
Jesús da gracias a Dios por el éxito de su ministerio con la gente sencilla de Galilea “En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños” (Mateo 11:25), el Evangelio de Jesús no encontró cabida en los grandes conocedores de la ley, escribas y sacerdotes.
Para encontrarnos con Dios, solo necesitamos ver al niño huérfano que pide un pan para calmar el hambre, la viuda que llora junto a sus hijos cuando le piden un pan y no tiene como proveerles, el enfermo despreciado que nadie le brinda una mano.
Allí es el lugar para encontrar a Dios. “El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió” (Mateo 10:40). La religión nos ha programado para ver a Dios en las cosas grandes, en lo sobre natural, en esos templos de cristal, construcciones al estilo gótico; pero Dios está en lo insignificante de la vida, en lo pequeño, en lo que este mundo ha desechado, allí esta Dios esperándonos.
b. Dios se encuentra en cada ser humano.
Existe una convicción muy firme, en el sentido de que los comportamientos humanos, de unos seres con otros, son, en definitiva, comportamientos que tenemos con Jesús y, en última instancia, con Dios. Las acciones humanas definen nuestra relación con Dios.
Jesús dijo: “Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió; porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es el más grande” (Lucas 9:48). Dios como un ser trascendente, no necesita, de pan, vestido y calzado; pero nuestro hermano si lo necesita, y cuando ayudamos a sus necesidades, a Jesús ayudamos y nos relacionamos con Dios.
Cuando rechazamos la solidaridad a nuestro hermano, a Dios rechazamos, y cuando ayudamos a Dios ayudamos. “Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe” (Mateo 18:5)
Todos ellos son problemas que preocupan a cualquier ser humano, tenga las creencias que tenga; o, aunque no tenga creencia religiosa alguna. Lo que a Dios le importa no es lo que cada cual hace para sí mismo, sino lo que hace por la felicidad y el bienestar de las personas con las que cada uno se encuentra en la vida. Lo que a Dios le importa es el amor al prójimo, no la confesión religiosa a la que pertenecemos
Conclusión
Jesús no constituyó, ni definió espacios sagrados, ni rituales o ceremoniales vinculados a un culto religioso; ni organizó ceremonias para consagrar lideres al ministerio. Los evangelios hablan con frecuencia de la fe. Pero lo sorprendente es que no relacionan nunca esa fe ni con verdades o dogmas de carácter religioso, ni con rituales sagrados o normativas relacionadas con tales rituales. En los evangelios, la fe se pone en relación con las necesidades humanas.
Recordando siempre que seguir a Jesús es asumir, la forma de vida, que llevó el mismo Jesús, anteponiendo esa forma de vida a cualquier demora que se pudiera justificar por los deberes religiosos o familiares más razonables o incluso apremiantes de su época.
La crisis de fe en Dios que vivimos en este tiempo tiene solución poniendo a Jesús en el centro de nuestro cristianismo, y por definitiva al ser humano con todas sus virtudes e imperfecciones.
© Francisco Antonio Martinez. Todos los derechos reservados.