Reordenando nuestra prioridades

David N. Zamora

Reordenando nuestra prioridades

Reordenando nuestra prioridades

4.5
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Reordenando nuestra prioridades | Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Hageo 1:1-5

Introducción

Hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre la importancia de mantener el orden correcto en nuestras prioridades.

En un mundo donde a menudo nos encontramos abrumados por las demandas del trabajo, los compromisos sociales y nuestras propias ambiciones personales, es fundamental priorizar nuestra relación con Dios, nuestra familia y nuestra comunidad. Solo así podremos vivir una vida más equilibrada y significativa.

Si elegimos creer en Dios y servirle con dedicación y plena confianza, no permitamos que nuestros intereses personales, los afanes o la ansiedad, desplacen al Señor del lugar central que le corresponde en nuestras vidas. [1]

El Señor Jesucristo enfatizó que cuando Dios y su reino ocupan el primer lugar en nuestras prioridades, nuestra vida alcanza un propósito más profundo y una mayor productividad. “Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33).

Te quiero invitar a que juntos analicemos el primer capítulo del libro del profeta Hageo donde encontramos un llamado claro a reorganizar las prioridades. Es un poderoso mensaje sobre la importancia de poner a Dios en primer lugar y de cómo nuestras prioridades pueden afectar toda nuestra vida.

El pueblo de Israel había regresado del exilio en Babilonia después de 70 años de cautiverio, pero en lugar de enfocarse en reconstruir el templo de Dios, estaban más preocupados por sus propios intereses.

Desalentados por la oposición de sus vecinos (Esdras 4:1-5, 24), los trabajos de reconstrucción del templo se detuvieron por unos 16 años. Y el pueblo había llegado a la conclusión errónea de que “Todavía no había llegado el momento para reconstruir la casa del SEÑOR”. (Hageo 1:2 NTV).

En repetidas ocasiones, Dios les exhorta a reflexionar sobre sus caminos, ya que habían priorizado sus propias casas y necesidades personales, descuidando lo esencial y más importante que era su relación con Él y la reconstrucción de Su casa.

EL DESCUIDO ES DESCUBIERTO

Dios le hace una pregunta reflexiva: ¿Así que no es tiempo de reconstruir el templo, pero sí es el momento para que ustedes vivan en casas finamente terminadas, mientras que mi casa está en ruinas?” (Hageo 1:4 paráfrasis).

Se olvidaron de que el propósito principal de su regreso a Judá era reconstruir el templo de Dios y restablecer el culto a Jehová de los ejércitos. Contrario a eso, se edificaron casas preciosas y lujosas. Se preocuparon por establecerse económicamente. Se conformaron a su nuevo estilo de vida. No se preocuparon más por la casa de Dios.

Dios no aceptó la justificación del pueblo de que aún no era el momento de reconstruir el templo. Él sabía que el verdadero problema estaba en que habían cambiado el orden de sus prioridades, su escala de valores. Ahora Dios y su templo no ocupaban el lugar principal en sus vidas; en su lugar, daban prioridad a sus riquezas y comodidades, descuidando lo más importante: honrar a Dios.

Aquí aprendo que las medias verdades pueden ser suficientes para convencer a otros, pero no para convencer a Dios. Él ve más allá de las apariencias y juzga las intenciones del corazón. La Biblia nos llama a vivir con integridad y autenticidad, tanto ante Dios como ante la iglesia, sin máscaras ni medias verdades. Lo que realmente importa es la sinceridad de nuestro corazón delante de Dios y su iglesia.

La Biblia dice: “Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien, todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” (Hebreos 4:13).

Cuidémonos, hermanos amados, de las excusas que solemos emplear para justificar nuestra falta de tiempo para la lectura bíblica, la oración, la asistencia regular a la iglesia o el apoyo a las actividades que se organizan. No olvidemos que Dios examina las intenciones y motivaciones más profundas de nuestro corazón.

Conmigo usted puede usar una y mil excusas, yo no puedo discernir sus verdaderas razones. Sin embargo, Dios las conoce perfectamente y las juzga con justicia absoluta. Ante Él no hay lugar para excusas ni justificaciones que puedan esconder la verdad.

Recordemos que la Biblia dice que Dios le dijo al profeta Samuel: “La gente juzga por las apariencias, pero yo miro el corazón.” (1 Samuel 16:7 BD Paráfrasis). Pablo les escribe a los gálatas y les recuerda que Dios no puede ser burlado. (Gálatas 6:7). Y Jesucristo enseñó que “no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz.” (Marcos 4:22). (cf. Proverbios 16:2; 21:2; Jeremías 17:10).

Dios le dice al pueblo “…mi casa está en ruinas, mientras que ustedes solo se preocupan de sus propias casas.” (Hageo 1:9 DHH).

Basándome en este mensaje de Hageo, reflexiono sobre cómo, al igual que el pueblo de Judá, nuestras prioridades a menudo se desequilibran. El trabajo, las casas, las vacaciones y las actividades de recreación pueden terminar ocupando un lugar más importante en nuestra lista de prioridades que Dios.

Y deberíamos reflexionar y preguntarnos: ¿qué es lo realmente más importante para mí? ¿Dónde está Dios en mi lista de prioridades? [2]  Te recuerdo que lo más importante en la vida de un cristiano es honrar a Dios.

En la actualidad, nuestro orden de prioridades enfrenta una seria amenaza debido al uso excesivo de las redes sociales, que nos distraen de aquello que verdaderamente importa. No dudo ni exagero en afirmar que esta situación pone en riesgo nuestra relación con Dios, el tiempo de calidad con la familia y nuestro compromiso con el servicio en el reino de Dios.

¿Cómo descubro que estoy siendo dominado por las distracciones de las redes sociales? Cuando no puedo compartir con mi familia tiempos de calidad porque me agarro con el teléfono visitando Facebook, Instagram, TikTok, YouTube; cuando me acuesto tardísimo en la noche entretenido en las redes sociales; cuando apenas oro, leo la Biblia y si vengo a la iglesia no atiendo el culto por estar metido en las redes sociales.

Vamos a establecer límites equilibrados al uso de las redes sociales, y dedicar más tiempo para estar a solas con Dios y pasar tiempos de calidad con la familia. Estas son las cosas que verdaderamente importan.

LAS CONSECUENCIA DEL DESCUIDO

A través del profeta Hageo, Dios señala al pueblo de Judá las consecuencias de alterar el orden de prioridades, una advertencia que también debemos aplicar a nuestras vidas. A pesar de sus esfuerzos por prosperar y alcanzar la abundancia, enfrentaban una profunda insatisfacción. (Hageo 1:6, 9-11).

  • Sembráis mucho, y recogéis poco;
  • Insatisfacción. Coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis;
  • Falta de rendimiento. y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.
  • Falta de resultados. Buscáis mucho, y halláis poco;
  • Agotamiento de las reservas. y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo.
  • Sequía. se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos.

Cuando nos apartamos de los planes de Dios y salimos de su cobertura y área de bendición, enfrentamos las consecuencias. Esto no sucede porque Dios cambie, sea injusto, egoísta o se olvide de nosotros, sino porque somos nosotros quienes lo excluimos de nuestros planes, de nuestra vida y de nuestra familia. Estas decisiones equivocadas inevitablemente traen consecuencias negativas, y debemos evitarla.

EL DESCUIDO ES SUPERADO

Esta historia tuvo un final feliz, porque dice la Biblia:

“Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová.” (Hageo 1:12).

Ellos oyeron, obedecieron y se arrepintieron. Y vino sobre ellos la bendición de Dios. El “temor de Dios” puede calificarse como reverencia y reconocimiento de la majestad, el poder y la santidad de Dios; o sea, respeto filial. Es cuando el creyente decide no ofender a Dios.

Ellos estuvieron dispuestos a oír la voz del profeta de Dios. No cuestionaron al varón de Dios, ni a su mensaje, sino que lo tuvieron como inspirado por el Señor. Entonces Dios volvió a hablar a su pueblo y le dijo: “Yo estoy con vosotros, dice Jehová.” (Hageo 1:13).

Dios nunca nos confronta para avergonzarnos. Al igual que un padre que ama a sus hijos, Él nos corrige y disciplina no para arruinarnos ni destruirnos, sino porque nos ama profundamente y desea lo mejor para nuestras vidas y familias.

Dios despertó el espíritu de los líderes y del pueblo; y tuvieron ánimo para retomar los trabajos de construcción en la casa de Dios.

“Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel…, y el espíritu de Josué…, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios,” (Hageo 1:14).

Despertó viene de la raíz hebrea “ur” que significa: levantar, provocar, excitar, incitar, motivar o abrirle los ojos a alguien. En este caso despertó el espíritu de Zorobabel, de Josué y del pueblo y los incitó para que repararan el templo de Dios. Dios motivó internamente a Su pueblo para cumplir Su propósito.

Y Pablo nos recuerda en su carta a los filipenses que Dios nos ayuda e inspira a desear hacer lo que le agrada. “Porque Dios está en ustedes ayudándoles a desear obedecerlo y a poner en práctica esos deseos de hacer su voluntad.” (Filipenses 2:13 NTBAD).

Esto no implica que Dios hace por nosotros lo que debemos hacer por nosotros mismos, ya que nadie está obligado a obedecer a Dios en contra de su voluntad. La Biblia dice que podemos resistir y apagar el Espíritu Santo (Efesios 4:30). Dios utiliza su Palabra para obrar en nosotros, inspirándonos y motivándonos a cumplir su voluntad.

CONCLUSIÓN

Al reordenar nuestras prioridades, nuestras acciones, decisiones y reacciones encuentran un equilibrio. Esto nos brinda un mayor sentido de dirección y organización en todas las áreas de la vida, especialmente en lo espiritual, y nos inspira a servir con mayor motivación a Dios, a nuestra familia y a la sociedad.

En el Salmos 37:3-7, el rey David nos aconseja que la mejor forma de reordenar nuestras prioridades es enfocarnos en nuestra relación con Dios, confiando que Él cuidará de las demás áreas de nuestra vida. Él nos llama a confiar en el Señor y hacer el bien, a deleitarnos y encomendar nuestro camino a Dios y guardar silencio y esperando en el Señor.

“No podemos hacer todo, pero podemos hacer lo que realmente importa.”

LLAMADO A SALVACIÓN…

LLAMADO A CONSAGRACIÓN…

[1] Henry, M., & Lacueva, F. (1999). Comentario Bíblico de Matthew Henry (p. 1091). Editorial CLIE.

[2] Biblia del diario vivir (electronic ed., Hag 1:9). (2000). Editorial Caribe.

© David N. Zamora. Todos los derechos reservados.

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David N. Zamora
Autor

David N. Zamora

Ministro Ordenado de las Asambleas de Dios y Pastor Principal de la Iglesia Misionera de Tampa. Con títulos en Teología y Biblia de EDISUB e ISUM. Casado con Raquel Gonzalez

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