Dadle vosotros de comer | Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Lucas 9:10-17; Juan 6
Serie: Certidumbre en Tiempos de Incertidumbre Libro de Lucas
INTRODUCCIÓN
El milagro de la alimentación de los 5 mil hombres es el único que aparece en los cuatro Evangelios, y es Juan quien nos habla del muchacho detrás de esta asombrosa historia. Nadie sabe su nombre, su trasfondo ni su familia; sin embargo, se convirtió en un instrumento de Dios para alimentar a una multitud hambrienta con sus cinco panes y dos peces. Imaginemos al muchacho saliendo de su casa al amanecer, llevando esa comida a algún lugar de la ciudad.
De pronto, se encuentra con una multitud que está siguiendo a un predicador llamado Jesús. A lo mejor se olvidó por un momento de sus panes y peces, pero cuando la multitud tuvo hambre, su alimento fue lo único disponible en aquella montaña. Veamos el escenario. Entre los discípulos había una gran preocupación porque ya era tarde, la noche había llegado, la gente estaba lejos de la ciudad, y la recomendación de los doce era que Jesús despidiera a la multitud.
Pero Jesús les dijo que eso no era necesario, y que ellos le dieran de comer (vers. 13). Entre los discípulos estaba Andrés, y al caminar alrededor, vio al muchacho y la cesta, y lo trajo a Jesús, quien tomó los panes y los peces, los bendijo y luego los repartió entre grupos de 100 y de 50 hasta alimentar a una multitud de cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y los niños (Mateo 14:21).
La presente historia nos enseña que cuando traemos lo poco que tenemos, Dios, quien lo tiene todo, puede multiplicarlo en abundancia. Este milagro, además de desafiar la fe y la lógica, puso a prueba a los discípulos, dejándoles grandes verdades. ¿Qué implicaciones tiene el imperativo “dadle vosotros de comer”?
I. RECORDAR QUE EL PODER DE JESÚS SIGUE PRESENTE
a. “Despide a la multitud para que se vayan a sus casas” (vers. 12).
La respuesta de los discípulos resulta desconcertante, ya que ellos conocían el poder y la autoridad de Cristo. Habían visto cómo Jesús calmó la tormenta, demostrando su señorío sobre la naturaleza, y sabían que Él es Señor del peligro, de los demonios, de la enfermedad y de la muerte. No hay nada que Él no pueda hacer, ni ninguna necesidad que Él no pueda satisfacer.
Sin embargo, en este momento, parece que los discípulos han olvidado el poder de Jesús y su capacidad para obrar milagros. La frase “Dadles vosotros de comer” es un suave recordatorio de su incapacidad para resolver el problema y de la absoluta capacidad de Jesús para cambiarlo todo.
Cuando Jesús escuchó a sus discípulos, podría haberles preguntado: “¿Qué ha pasado con ustedes? ¿No recuerdan lo que ya hice anteriormente? ¿Dónde está su fe? ¿Acaso han perdido la fe?” Es posible que nosotros mismos nos encontremos en situaciones similares, olvidando lo que el Señor ha hecho en el pasado y dudando de su capacidad para actuar en el presente.
b. “¿De dónde compraremos pan para que coman estos?” (Juan 6:5b).
Jesús se acercó a Felipe y le preguntó qué podían hacer para resolver el problema de alimentar a la multitud. La pregunta produjo pánico entre los discípulos, pero, como alguien ha dicho, “En el cielo no hay pánico, sino solo planes”. Nada toma al Señor por sorpresa, y nada escapa al control de Dios.
La pregunta de Jesús a Felipe podría haber tenido como objetivo enseñarle a Felipe sobre la fe dependiente. Felipe respondió de manera lógica, pero dejando a Jesús fuera de la ecuación al calcular el costo de los alimentos (vers. 7).
Se ha dicho que hay tres tipos de personas en las iglesias: las que piensan, las que sienten y las que tienen fe. Felipe se encuentra entre los que piensan, y su respuesta refleja una falta de fe en la capacidad de Jesús para resolver el problema. Por otro lado, los que tienen fe reciben la palabra, la creen y la ejecutan, como Andrés.
Estos últimos preguntarán por qué dejar ir a la multitud si el Señor les ha dicho que les den de comer. Si el Señor nos dice que hagamos algo, debemos hacerlo con fe, creyendo que Él puede hacer lo imposible. Los hombres y mujeres que hacen la diferencia son aquellos que tienen fe y creen que Jesús puede hacer todo.
II. REVELAR CÓMO LO POCO ES SUFICIENTE
a. La Insignificancia de los Cinco Panes y Dos Peces (Lucas 9:13).
El Evangelio de Juan especifica que los panes eran de cebada, un tipo de pan barato y áspero que incluso se utilizaba para alimentar a los animales. Los peces, por su parte, eran probablemente sardinas que se consumían de una sola vez. Fue Andrés quien destacó la insignificancia de estos alimentos (vers. 9). Sin embargo, los panes y los peces representan aquello que consideramos de poco valor y utilidad.
A veces, nos sentimos tan pobres y escasos en lo que tenemos que creemos que Dios no lo tomaría en cuenta, y por eso no se lo ofrecemos. Pero la realidad es que Dios puede transformar lo ordinario en algo extraordinario. Los panes y los peces simbolizan nuestros humildes talentos, pertenencias y dones. No debemos creer que no podemos servir al Señor porque no tenemos mucho que ofrecerle.
Recordemos que una vara fue suficiente en manos de Moisés, y una honda y una piedra fueron suficientes para que David derrotara al gigante. Dios llama a las cosas que no son como si fueran (Romanos 4:17). Mientras los discípulos se preocupaban por la escasez, el Señor ya había hecho una provisión para alimentar a unas 20 mil personas. Dios nos pregunta hoy: “¿Qué tienes en tus manos?” ¡Preséntaselo al Señor!
b. La Significancia en Manos del Señor (Mateo 14:18).
¿Cuál es el secreto de este milagro? Que el joven no se quedó con la comida, sino que la entregó a Cristo. Lo único que tenía era la comida, y la puso en manos del Pan de Vida. Esto plantea un reto a nuestras vidas. Si queremos que el Señor nos use, debemos traerlo todo a Él. Nunca sabremos si Dios puede usarlo hasta que no lo entreguemos a Él.
En nuestra economía, pensamos que perdemos si le entregamos todo al Señor; pero en la economía divina, la única manera de saber si ganamos es cuando le entregamos al Señor lo que tenemos. ¿Cuál es la ganancia de poner todo en manos del Señor? Que Él hará con lo poco nuestro mucho más de lo que nosotros pensamos. ¿Perdió la comida el muchachito? ¡No!
El texto nos dice que comieron todos y se saciaron (vers. 12). Dios transforma lo ordinario en extraordinario, lo menos importante en algo de más valor. Lo que cuenta delante de Dios no es lo que nosotros somos, sino lo que Él es. No tenga temor de entregar todo al Señor. Si no tiene más que “cinco panes y dos peces”, entrégueselos. Él transformará en algo significante lo que no significa nada.
III. OBEDECER AUNQUE TODO PAREZCA SIN SENTIDO
a. La Organización de la Multitud (Lucas 9:14).
Es importante reconocer el mérito de los discípulos. Jesús insinúa que alimentaría a una multitud de unas 20.000 personas y les pide a los discípulos que organicen a la gente para la comida. ¿Puedes imaginar la escena? Hay detalles interesantes en esta historia. La hora era avanzada, lo que sugiere la cercanía a la noche. Juan dice que era cerca de la Pascua (Juan 6:4), y al mencionar que “había mucha hierba en aquel lugar” (vers. 10), se plantea la época de la primavera.
Al principio, los discípulos podrían haberse preguntado: “¿Qué va a hacer Jesús? ¿Tiene sentido todo esto?” Sin embargo, ellos ya se habían acostumbrado a obedecer su palabra. Hay veces que tú y yo acudimos a la Palabra de Dios y leemos cosas que no parecen tener sentido. Jesús nos llama a amar más que a nuestros seres queridos, a vender todo lo que tenemos y dárselo a los pobres, a dejar que los muertos entierren a sus muertos, a caminar por fe y no por vista.
Después de la resurrección, los discípulos habían pescado toda la noche sin éxito, pero al llegar a la orilla, Jesús les ordenó lanzar la red a la mano derecha, y hubo una gran pesca (Juan 21:6). Jesús hace cosas contra toda lógica para enseñarnos que Él todo lo puede.
b. La Oración de Gratitud (vers. 11).
Lo primero que los discípulos oyen de Jesús es su oración de agradecimiento por los cinco panes y los peces. ¿Qué estarían pensando ellos al oír a Jesús bendecir y agradecer al Padre por esa simple comida para tanta gente? Y en medio de la incredulidad, de repente ellos ven cómo los panes se multiplican, y también los peces.
Quiero pensar que aquellos panes eran frescos, calientes, como sacados del horno de los cielos, así como el maná. Los panes y los peces del muchacho eran muy sencillos, pero ahora ellos no están comiendo esos panes, y lo más seguro es que no son los mismos peces, porque Jesús hace nuevas todas las cosas.
De esta manera, podemos imaginar a los discípulos como auténticos servidores (“meseros”) de un restaurante improvisado en aquella montaña y durante la noche. Lo asombroso para los discípulos fue ver cómo el milagro de la multiplicación… resultó en la satisfacción de la multitud y la recogida de restos sobrantes.
IV. APRENDER CUÁL ES EL PAN QUE SATISFACE
Note cómo la gente al día siguiente siguió buscando a Jesús y hasta cruzaron el mar. Pero cuando lo hallaron, Jesús los confrontó, diciendo: “… me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis” (vers. 26). Lo que Juan nos muestra en su Evangelio es que cada milagro de Jesús contiene una señal de una verdad eterna.
Si la historia no continuara, podríamos ver a Jesús como un simple luchador social con una gran compasión por el hambre física. Pero Jesús no vino solo para satisfacer el hambre física. Es interesante cómo Juan dedica 71 versículos a explicar y aplicar la verdad de la alimentación de los 5 mil. La declaración de Jesús como “el pan de vida” pone en claro que Él había venido para salvar a los hombres a través de su cuerpo, el símbolo del pan.
¿Acaso no fue esto lo que afirmó cuando instituyó la Cena del Señor, en Lucas 22:19, diciendo: “Tomad, comed: este es mi cuerpo que por vosotros es partido”? Jesús siguió revelando a los buscadores del pan material que, en efecto, ese pan era temporal, pero que Él había venido como “el maná” del cielo a satisfacer el hambre espiritual para siempre (verss. 48-51). Él dijo que quien coma ese pan no volverá a tener hambre y vivirá para siempre (vers. 58).
CONCLUSIÓN
En esta historia, la solución de los discípulos fue despedir a la gente porque ya era tarde (vers. 12). Pero ante esto, Jesús les dijo: “Dadle vosotros de comer”. Este imperativo, además de plantear un desafío a la fe, les confrontó para que recordaran los hechos poderosos anteriores, revelándoles cómo lo poco es mucho en las manos del Señor, y les enseñó a obedecer, aunque esto no tenga sentido, y a aprender que Jesús es el “pan que descendió del cielo”.
En aquel desierto, los discípulos aprendieron una nueva visión del poder de Cristo para satisfacer las necesidades de los hombres, pero también que ellos eran responsables de darle de comer a los hambrientos con un pan que va más allá del pan que perece. Y el mismo reto de Jesús es para la iglesia: “Dadle vosotros de comer”.
¿Hemos descubierto que este mundo es un desierto, que nuestras almas deben ser alimentadas con el pan del Cielo o morirán eternamente?
¡Felices aquellos que han saboreado por experiencia que el Cristo crucificado es el verdadero pan de vida! Y esto es así porque el corazón del hombre nunca estará completo sin ese “pan de vida”. La vida sin Cristo está vacía e insatisfecha. Solo aquellos que escuchan la voz de Cristo, que le siguen y que son alimentados por Él por la fe serán “saciados”. Digamos: “Señor, danos siempre ese pan” (Juan 6:34).
© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
Iglesia Bautista Ambiente de Gracia, Fairfax, VA