Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Prédica de Hoy: El Ejemplo de los Discípulos
Lectura Bíblica: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5:13-16
Introducción
Este pasaje es el resumen de las Bienaventuranzas, las cuales son el contexto de la aplicación de las enseñanzas del Monte, en Mateo 5:13-16.
Jesús les enseñó a sus discípulos especialmente. “Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres en espíritu…” (Mateo 5:1-2).
Jesús les enseño las Bienaventuranzas y concluyó con las bendiciones de ser bienaventurados. “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” (Mateo 5:11-12).
Consideremos a continuación la aplicación espiritual y práctica que Jesús de Nazaret les enseñó a sus discípulos. Les dejó dos ejemplos para que ellos fueran el ejemplo en su tiempo y espacio; también para los nuevos discípulos, que vendrían por sus enseñanzas. ¿Qué tienen que ver la sal y la luz con los discípulos?
I. Vosotros sois la sal de la tierra (vers. 13)
Nuestro Señor Jesucristo, utiliza dos metáforas para definir lo que los discípulos eran. En una metáfora las cualidades de una cosa son figurativamente trasladadas a otra. Traslada el sentido recto de una voz a otro figurado, en virtud de una comparación sobreentendida.
Jesús aclara el oficio, el trabajo y su misión, a los discípulos, por lo menos eso es lo que Él esperaba de ellos. Jesús les deja saber lo que eran sus responsabilidades. El carácter espiritual que ellos debían exhibir y dejar como ejemplo.
Los discípulos en su misión deben de predicar que el reino de los cielos se ha acercado. Deben ser sal de la tierra. Deben ser los voceros del evangelio de Jesucristo. Además del contexto en que vivían, tenían la responsabilidad de predicar a todas las personas con su valor mundial y misionero.
Cualidades de la sal que los discípulos debían trasladar
Consideremos ahora las cualidades de la sal que los discípulos debían trasladar a sus ministerios. La sal tiene algunas propiedades y funciones que nos hablan acerca de los propósitos que Jesús quería para que sus discípulos sazonaran a las multitudes, con el sabor único y distintivo del evangelio. Logrando así, un alcance universal.
Las propiedades más comunes de la sal son las siguientes: dar sabor y gusto a los alimentos, preservar a la carne y pescados de la descomposición, además la usaban para sanar y los rabinos de Israel también destacan en la sal el valor purificador.
Lo que Jesús quería dejar claro entre sus discípulos es que en un mundo en corrupción, descomposición y ciegos por el pecado de los hombres, los discípulos con su mensaje tenían que salarlo y purificarlo de su corrupción, sazonarlo con el mensaje del evangelio.
Su más grande ejemplo de santidad era que como sal que eran; sanaran y purificaran a sus habitantes y a toda la sociedad corrompida por el pecado. “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén“(Mateo 28:19).
Si la sal se desvaneciere
Pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Tomando el sentido de la sal y lo trasladamos a los discípulos. Encontramos una fuerte reprensión, una exhortación divina que hiere el alma de los discípulos. Si los cristianos pierden su función de sazonar, entonces perderían el poder de ser testigos, ejemplos de Cristo y de su evangelio.
En este mundo en que vivimos se han corrompido los valores de honestidad, los valores morales, de la honradez en el trabajo, se ha multiplicado el valor de la mentira. Para todo cristiano responsable debe mantener en su más alto estándar las exigencias de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Debe ser un ejemplo supremo tal como Su Maestro lo exige, no podemos rebajar en lo más mínimo este requerimiento moral y divino de Jesús.
“para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.” (Filipenses 2:15-16)
El cristiano debe ser un discípulo que sea un ejemplo intachable que mantenga su nivel de santidad, su manera de hablar, su conducta y pensamiento intachables, que sean irreprensibles como luminares en un mundo de oscuridad. El cristiano es el antiséptico que limpiará al hombre de la corrupción del pecado y lo sanará con el sabor único del evangelio salvador.
II. Vosotros sois la luz del mundo… (vers. 14)
Esta es una extraordinaria declaración de Jesús, por encima de todo significaba, que sus discípulos eran como Él es. Un gran privilegio y un gran reconocimiento. Podríamos los discípulos de Jesús recibir una investidura más grande que ésta. Ésta es la bendición de Las Bienaventuranzas. Este es el premio que Jesucristo tenía para sus discípulos.
Después de la caída del hombre, después de recibir la Salvación, no había recibido más grande honor, Cristo les dijo ustedes son como Yo. Recordemos lo que Nuestro Salvador dijo en el capítulo 9 del evangelio de Juan. Jesús dijo en Juan 9:5 – “Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.” Gloria a Dios y bendito sea su Nombre.
La luz de los hombres que estaban en tinieblas
Jesús reconoció que los apóstoles eran la luz de los hombres que estaban en tinieblas. La luz se enciende para ser vista, y a la ve nos permite a nosotros ver en la creación de Dios. la luz disipa las tinieblas, la oscuridad.
Cuando Jesús nació, la Biblia dice que el pueblo que estaba en tinieblas vió gran Luz. “El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.” (Mateo 4:16)
- “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (Juan 8:12)
- “Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.” (Juan 9:5)
La sal y la luz se refieren a lo mismo en las palabras de Jesús.
Aunque la luz tiene una connotación más amplia. Cuando llegamos a un cuarto de la casa en completa oscuridad, no podemos ver nada, no podemos distinguir lo que se encuentra dentro de ese cuarto. Necesitamos la luz, para que alumbre a los que llegamos a ese cuarto.
Inmediatamente buscamos el encendedor del cuarto que siempre está asequible a nosotros, inmediatamente la luz se enciende y podemos ver todo, podemos detallar lo que hay dentro de ese cuarto. Ya no andamos a ciegas, no andamos en oscuridad, ahora andamos en luz, en la claridad se acaban las tinieblas.
La luz lo deja ver todo, todo lo que nuestra vista alcance a ver. Y alumbra a todos lo que están en casa. “Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.” (Mateo 5:15 )
La luz no se puede esconder, donde hay luz hay iluminación, para que podamos distinguir lo que hay delante de nosotros. “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.” (Juan 1:9)
El mensaje es para todos los hombre y para la iglesia.
Nosotros los discípulos tenemos el privilegio de traerles a los hombres que están en tinieblas la luz de Cristo. Somos sus portadores, somos sus voceros, somos sus enviados, somos la luz del mundo. Una tarea dada a nosotros por la luz verdadera que alumbra a todo el mundo.
Jesucristo es sin duda alguna la luz del mundo, es la luz del hombre y es la luz de la iglesia. Dentro de todo el universo no hay luz que pueda reemplazar la Luz de Cristo. Jamás podrá ser sustituida por ninguna cosa, ni alterada, nadie puede poner otra cosa en su lugar.
“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” (Juan 1:4)
La iglesia fue instituida para que el mundo pueda verla, tiene que ser una influencia que produzca el cambio que Jesús espera. Un cambio transformador, una sed como la que produce la sal en las personas. La iglesia fue instituida para que fuera una lámpara que alumbre a todas las sociedades. Nuestros ministerios tienen que ser vistos por todos los hombres.
El mensaje como la sal de la tierra y la luz del mundo
¿Cuál es nuestro mensaje como la sal de la tierra y la luz del mundo? ¿Cuál es nuestro ejemplo? Cristo es la luz y su propósito es sacar a los hombres de tinieblas. Jesús trajo consigo la Salvación de los hombres.
Estudiemos lo que Jesucristo dijo en Juan 12:46-48; “Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.“
Este pasaje nos habla de las consecuencias de rechazar, de desobedecer el mensaje redentor de Jesús de Nazaret. La condenación es una decisión individual de cada persona, se traduce en la muerte eterna. Lamentablemente la humanidad tiene la capacidad de decidir y recibir la justa retribución por su determinación.
“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.” (Juan 3:19-21)
De manera que un cristiano, un discípulo es un fabricante de sal y de luz. Igualmente la iglesia es una luz encendida que alumbra a todo hombre. Además tiene que serlo para toda la población mundial y no solamente dentro de sus cuatro paredes. La iglesia debe mantener sus puertas abierta para que la gente pueda recibir la sal y puedan ver la luz de Cristo, de ninguna manera la nuestra, ni mucho menos nuestras obras sino las de Cristo.
“Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; más digo esto, para que vosotros seáis salvos. Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz. Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado.” (Juan 5:34-36) ¡Te adoramos señor Jesús!
De manera, que Jesús llamado el Cristo no les dijo a sus discípulos que ellos eran la sal y la luz de la iglesia. Por el contrario que tenían que ser un testimonio viviente, para el mundo. Para la creación que el mismo hizo para Su gloria y honra del Padre Amado.
La congregación santa que Jesucristo fundó, le fue dado el privilegio de ser ejemplo, un testimonio vivo para ser visto por toda la creación. No es una opción, es un mandato sin excepciones. La iglesia vive en Cristo, para Cristo y para alumbrar a toda la humanidad.
Conclusión
La luz tal como un faro, tiene el propósito de guiar a los barcos a puerto seguro. La sal de la tierra está para dar sabor a la sociedad, para preservar todas las cosas que son propensas a la descomposición. L
a luz la usamos para advertencia de algún peligro, para dirigir el tráfico y tantas otras cosas. Significa que la luz la utilizamos para llamar la atención de la gente. Para eliminar la oscuridad y las tinieblas. Guiamos a los hombres al lugar seguro.
Estas propiedades y cualidades deben encontrarse presentes en los discípulos de Cristo, sin embargo en todos los cristiano, y en la iglesia. Para esto nos llamó Jesús de Nazaret.
Somos llamados, comisionados para ser la sal de la tierra y la luz del mundo, que advertimos y guiamos a las personas a conocer al Salvador Jesucristo, a ver nuestro pecado y conocer que es el único y suficiente salvador. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12)
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