Bosquejos Bíblicos
Bosquejos Bíblicos Prédica de Hoy: Olvidando a Dios
Bosquejos Bíblicos Texto Bíblico: “Voz fue oída sobre las alturas, llanto de los ruegos de los hijos de Israel; porque han torcido su camino, de Jehová su Dios se han olvidado.” Jeremías 3:21
Introducción
Olvidarse de Dios es un hecho progresivo, a veces inconscientemente otras veces no. ¿Cómo es posible esto? Estamos tan afanados con el día a día, con las ocupaciones, deberes, responsabilidades y pare de contar, que desplazamos el lugar de Dios como prioridad en nuestra vida.
A esto se une el hecho que pensamos que como Dios comprende que estamos cansado, no le importará que no hable con Él hoy. Que Él sabe que lo amo, pero que no he podido buscarle a Él. Y que Él sabía que iba a orar e ir a la iglesia, pero salió algo imprevisto.
En la Biblia vemos que el pueblo de Israel se olvidó de Dios. Se olvidó de todas las obras poderosas que Él realizó con ellos, los milagros, señales y del cuidado especial que tuvo siempre. A pesar de que Dios les advirtió lo que podría pasar si ellos lo olvidaban, de igual forma lo hicieron. Mirando el libro de Oseas podremos ver la infidelidad de la nación de Israel y la consecuencia que esto trajo.
Oración
Padre, venimos a tu presencia pidiendo que nos limpies de todo pecado a través de la sangre de Jesucristo. Nos arrepentimos por haber pecado, perdona aun los que nos son oculto.
Te pedimos que seas Tú redarguyendo nuestros corazones y llevándonos a obediencia, de tal manera que seas Tú el Centro de nuestras vidas y nuestra necesidad primera. Te amamos y te lo pedimos en Cristo Jesús. Amen.
Frase Transitiva
Te invito a vernos en el espejo de lo sucedido con la nación de Israel, para que podamos detectar y corregir si nos está sucediendo lo mismo.
Divisiones Mayor
I. Dios advirtió a Israel porque sabe que podría suceder.
Deuteronomio 4:9, 4:23, 6:12, 8:14. Constante fue la advertencia de Dios para con Israel de no apartarse, de que recordaran y a la vez enseñarle a sus hijos todas las cosas que Dios hizo con la nación, lamentablemente esto no fue lo que sucedió, leamos la descripción de sus actos en el Capítulo 4 de Oseas.
Ilustración / Explicación:
El ser humano es un ser olvidadizo, vive el presente y olvida el pasado. Tendemos a ser malagradecidos con los que estuvieron allí en los malos momentos cuando nos encontramos en los buenos.
Muchas veces hemos sido nosotros los infieles y fornicarios. Nos vamos en pos de otros dioses (trabajo, estudios, televisión, hobbies, deberes, personas, etc.). Olvidamos a nuestro Dios y lo que hizo en nuestras vidas. Véase Apocalipsis 2:4.
II. Dios castiga a quienes le olvidan.
Oseas 5:7-14. Dios castiga con un propósito, lo hace para hacernos volver de nuestros malos caminos, otro motivo es para satisfacer su justicia ante el oprobio y pecado realizado en contra de Él.
Ilustración / Explicación.
¿Un padre ve a su hijo en malos caminos y no lo disciplinará? Hebreos 12:6. No creamos que Dios por ser grande en Misericordia dará por inocente al culpable. Todo lo que hagamos en esta vida tendrá consecuencia porque Dios es Justo.
III. ¿Cómo saber que nos estamos olvidando de Dios?
Quizás no nos hemos dado cuenta que estamos haciendo a Dios a un lado pero lo hacemos cuando: Mi prioridad es mi trabajo, familia, estudios, etc., no oramos, dejo de Congregarme, ya no le sirvo a Dios como antes, veo a mi hermano en necesidad y no le ayudo ni aconsejo.
Ilustración / Explicación: Muchas veces esto sucede porque no tenemos nuestra vista en fija Jesús, no le amamos como debe ser y no nos ejercitamos en la Piedad (La vida y comportamiento Cristiano). Hagámosle caso al Apóstol Pablo en 1 Timoteo 4:7-9 y veremos cómo tendremos a nuestro Dios presente cada día.
Conclusión
El pueblo de Israel es un claro ejemplo de como el olvido toma lugar cuando no recordamos lo que Dios ha hecho en nuestras vidas ni nos ejercitamos en la piedad (llevamos una vida cristiana activa). Quizá pensamos: “eso no me ocurrirá a mí nunca”. Pero los afanes de la vida y el no tener una comunión íntima con Dios, puede llevarnos a olvidarnos de nuestro Salvador.
Tengamos una vida de devoción diaria, abundando en buenas obras y constante oración, si amamos a nuestro Redentor cumplamos sus mandamientos (Juan 14:15), y cuidemos que en medio de las afanes de este siglo no olvidemos a Dios.
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.