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Debilidades del alma

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Estudios Bíblicos

Prédica de Hoy: Debilidades del alma

Saludo:

Un saludo afectuoso a todos aquellos que en este momento y este lugar leen este material. Soy Moreiba Cabrera, pastora de la iglesia Nueva Vida de Madrid, España y pido a Dios, que ahora mismo, Él abra tus oídos espirituales, para que entiendas este mensaje y para que desde hoy en adelante tu vida cambie, y nunca más vuelvas a ser el mismo. Espero que pueda ser para ti, de ayuda espiritual y de mucha bendición.

INTRODUCCIÓN.

Comenzaré una serie de conferencias con temas relacionados con la sanidad interior, a los cuales les he puesto como título “Las Debilidades del Alma”.

No pretendo hacerme pasar por una experta en la materia; sólo quiero dejarte algunos consejos que pudieron serme de mucha ayuda en mis años de niñez y de adolescencia y nadie me los dio; y que éstos mismos consejos, a su vez, puedan ser de ayuda a todo aquel que lo necesite; para aquel que siente una herida abierta en su alma y no sabe cómo cerrarla. Para aquel que tiene una debilidad en su alma.

DEBILIDADES DEL ALMA.

Al hablar de debilidades del alma, podemos llegar a preguntarnos, ¿Será que el alma puede ser fuerte o débil? Para saberlo comenzaremos conceptualizando primero la palabra débil:

DÉBIL: A simple vista podemos definir débil como contrario de fuerte. Pero significa bastante más. Viene del latín débilis. Esta palabra es una palabra compuesta; está formada por la palabra hábilis, precedida del prefijo “de”, que expresa separación, alejamiento, falta o cesación.

El significado propio sería, la falta de habilidad o aptitud, el no cumplir con la capacidad que se exige. Así, si hábilis, es el que tiene, o lo que se puede tener, débilis será lo contrario… lo que no se puede tener; si hábilis, es lo que sienta bien, lo cómodo, lo ligero, lo apropiado, lo que va bien para algo, débilis será…. lo que no sienta bien, lo incómodo, lo pesado, lo inadecuado, lo que no va bien para algo. Débil es en latín no tanto lo que es flojo, sino aquello que es causa de su flojera, de su debilidad, que no funciona, o que lo hace deficientemente.

A grandes rasgos, hemos visto primeramente, lo que significa débil; ahora vamos a analizar en segundo lugar, el significado de alma:

Etimológicamente, el término alma, se relaciona con la respiración, con el aliento, entendidos como manifestación de la vida.

El alma es la dadora y portadora de la vida; es la conciencia del hombre y expresa la total personalidad del hombre. El alma es más sensible que el cuerpo, ya que está en un grado mucho mayor. Es en el alma donde están depositados nuestros sentimientos y emociones, nuestras pasiones y deseos, nuestros conocimientos y voluntad.

La biblia dice en 1 Tesalonicenses 5:23Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” Aquí nos dice que el hombre consta de tres partes, es decir, que es “tripartito”: Cuerpo, Alma, y Espíritu.

El alma, juntamente con el cuerpo y el espíritu del hombre, fue afectada por el pecado en el huerto del Edén, cuando Adán y Eva pecaron. Desde ese mismo momento de la caída, esas tres áreas del ser humano han sido atacadas por el diablo para destruirlas, pero creo firmemente, que el área donde más sutilmente ataca, es en el alma, y ¿Cómo lo hace?

Provocándole afecciones que la debilite, que la hiera y la vuelvan insensible, perdiendo así por completo, el propósito para lo cuál Dios la creó. Haciendo que a través de experiencias traumáticas, el alma, o la persona en sí, no se sienta bien, sino que se sienta incómodo, pesado, inadecuado, que no vaya bien, que no funcione bien, o lo hace deficientemente.

Conociendo ahora el concepto de debilidad y el de alma, podemos preguntarnos:

I. ¿QUÉ SON DEBILIDADES DEL ALMA?

Comenzaremos a estudiar lo que dice la Biblia al respecto. En Isaías 53:4, dice: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores”. La palabra “Llevó él nuestras enfermedades” significa, que Cristo llevó en la cruz nuestros quebrantos, nuestras indisposiciones corporales, como una carga pesada sobre sus hombros.

En el vocablo hebreo que se traduce “Llevar” o tomar, hay probablemente una doble noción, él llevó sobre sí nuestras enfermedades como sustituto, y asimismo las quitó… Cristo en su perfecta humanidad fue afligido corporalmente por nosotros y sufrió todas nuestras aflicciones.

Cuando habla Isaías de “nuestros dolores” también habla estrictamente de sustitución; pero en esta oportunidad, no se refiere tanto a las enfermedades físicas, sino a los dolores mentales, a las enfermedades o heridas del alma.

Éste mismo versículo aparece en Mateo 8:17 y cambia la palabra dolores, por dolencias: “Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias”. Usa la palabra “dolencias” en sentido figurado por pecados, los cuáles son la causa de ellas.

El Salmista David también habla de ello en el Salmo 103:3. “El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias”. El pecado y la enfermedad están éticamente relacionados como causa y efecto.

Cristo llevó en la cruz del calvario todas nuestras enfermedades físicas, mentales y espirituales con el propósito de que nosotros no tuviéramos que sufrirlas y que si llegáramos a tenerlas, confiar que Él nos puede sanar y liberar.

Cuando hablamos de las debilidades del alma, hablamos de éstos “dolores” descritos por Isaías, de éstas “dolencias” descritas por David y por Mateo; pero también hablamos de las “debilidades”, o flaquezas, mencionadas por Pablo en Romanos 8:26. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”.

La idea de éste versículo es la lucha por expresar los deseos de nuestro corazón, las emociones contenidas, las tristezas acumuladas, y no poder hacerlo; entonces el Espíritu Santo intercede por nosotros con gemidos indecibles para que le expresemos lo que hay dentro de nuestra alma y así ayudarnos.

Quiero de todo corazón que con la ayuda de Espíritu Santo de Dios, podamos descubrir cuáles son nuestras debilidades del alma para convertirlas en fortalezas.

Vamos a estudiar a continuación una de las debilidades del alma que más afecta a las personas en la actualidad, esta es la amargura; analizaremos su significado, las causas por las que nos llenamos de amargura, sus consecuencias, lo que nos dice la Biblia en cuanto a la amargura; narraremos algunos casos actuales y mencionaremos algunos pasos a seguir para su solución.

Primeramente conoceremos lo que significa Amargura:

II. DEBILIDADES DEL ALMA – CONCEPTO DE AMARGURA

Según el diccionario de la real academia española, amargura significa: f. Aflicción o disgusto.

También puede significar: Sinsabor, gusto amargo, disgusto, pesadumbre, melancolía. Es una insatisfacción profunda y existencial con la vida, como resultado de que comprendemos nuestras propias deficiencias. Es una angustia de alma, un estado de tristeza muy profundo que lleva al desespero, a la decepción. Pero a la vez mezclado todo esto con hostilidad y resentimiento.

La palabra amargura según la concordancia de la Biblia Strong´s, viene del griego Pikria que significa, perforar con una punta, cortar, pinchar profundamente, descontento, carga muy pesada, y también amarga hiel.

La palabra griega Pikria se asocia con una raíz amarga que produce frutos tóxicos. Los griegos también utilizaban esta palabra para definir a una persona que se niega a perdonar; alguien que alimenta un resentimiento ardiendo con hostilidad.

Albergar amargura tiene un efecto devastador sobre nuestros cuerpos y también en nuestra alma y espíritu. Como habíamos dicho anteriormente que el hombre es un ser tri-partito, y lo que afecta a una zona, afectará a todas las demás.

Una vez infectados con la amargura, es algo imposible de contener. El veneno de la amargura será arrojado fuera de nosotros hacia los demás, ya sea en palabras o en acciones.

Pikria es una planta y las plantas sólo pueden crecer si la semilla echa raíces y si se le da la cantidad necesaria de alimento. No tenemos que dejar que la semilla de pikria crezca en nuestros corazones. Debemos ser rápidos para perdonar; como Dios nos ha perdonado, así también nosotros debemos perdonar.

Conociendo el significado de amargura, podemos preguntarnos ¿cuáles son las causas de la amargura, por qué muchas veces llenamos nuestro corazón de este veneno mortal?

III. DEBILIDADES DEL ALMA – CAUSAS DE LA AMARGURA.

Las causas son diversas, aquí solamente reseño dos de las mas frecuentes.

1. Amargura por Envidia.

 Salmo 73:1-3,21. “Ciertamente es bueno Dios para con Israel, Para con los limpios de corazón. En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. (v.21) Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos. Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas.”

Asaf era un hombre judío, el cual se puso a ver como prosperaban las personas que no tenían en cuenta a Dios, mientras él pasaba solo por tribulaciones, el resultado fue que su alma se llenó de amargura.

El razonamiento de Asaf era: Yo trato de vivir una vida honesta, trato de ser honrado y las cosas me salen mal, mientras las personas deshonestas, impías son prosperadas y no tienen ningún mal.

La pregunta de Asaf es: ¿Vale la pena servir a Dios?

Al no tener la respuesta os y pensar que estaba perdiendo su tiempo, su alma se llenó de amargura y resentimiento. Muchas veces nosotros también nos llenamos de amargura cuando comparamos lo que somos o lo que tenemos con lo de los demás y vemos que los demás tienen mas y nos llenamos de envidia.

2. Amargura por Una mala relación familiar.

Génesis 26:34-35. “Y cuando Esaú era de cuarenta años, tomó por mujer a Judit hija de Beeri heteo, y a Basemat hija de Elón heteo; y fueron amargura de espíritu para Isaac y para Rebeca.”

Esaú uno de los hijos de Isaac, tomó por esposas a Judit y a Basemat quienes eran mujeres Heteas; ellas tenían otras costumbres sociales, culturales, y religiosas, de ahí que entonces se convirtieran en un problema familiar que llenó de amargura a sus padres.

En verdad son muchas las personas que por causa de unas malas relaciones con sus padres o hermanos, han dejado que la amargura llene sus vidas y esta situación ha repercutido negativamente en sus relaciones personales. Padres amargados que tienen hijos amargados.

IV. CONSECUENCIAS DE LA AMARGURA

El problema más grave cuando tenemos en nuestra alma amargura, es que, obligatoriamente sufrimos de una serie de consecuencias personales, pero que también estas consecuencias no las sufrimos solos, sino que afectan a las personas que nos rodean; pagando como dice el dicho: “Justos por pecadores”.

La primera consecuencia que podemos detallar es el:

1) El Enojo, la ira, el odio.

La persona amargada, siempre está enojada, pelea con todo el mundo y lo peor de todo es que, la mayoría de veces, no sabe el por qué está enojado, no sabe el por qué todo le da rabia. Tiene arranques de ira e insulta al que tiene delante y después sale trastornado con sentimientos de culpa.

Estos arranques de ira y enojo son una forma camuflada de venganza—una manera de “castigar” por el dolor recibido en alguna relación, normalmente del pasado. El enojo nunca se superará hasta que el origen de la amargura sea quitado. Detrás del enojo siempre hay algún conflicto no resuelto.

2) La Crítica

La persona que está amargada siempre ve primero, lo negativo o lo feo. Todo el tiempo está criticando y enjuiciando a las personas según su criterio. Nunca puede ver el lado bueno de las cosas y en vez de ver todo color de rosa, ve todo gris.

Una persona amargada se ve a sí misma sin valor, con complejos, sucia y por eso proyecta su discernimiento torcido a cualquiera y a todo lo que ven. Cuando decimos que “todo depende del cristal con que se mire”, precisamente esto es lo que pasa con el amargado, mira y critica todo, porque los ojos de su alma están oscurecidos.

3) Relaciones rotas.

Las personas amargadas suelen no tener amistades íntimas y si las consiguen no les dura mucho tiempo. Su forma de pensar y actuar, aleja de ellos todo lo bueno; todo lo que les queda, es la familia natural, y a veces incluso ellos rechazan el compañerismo de esos parientes tan problemáticos.

4) Insensibilidad.

La ruptura de relaciones lleva a la persona a ser insensible. La dureza empieza a invadir el alma.

La persona se vuelve inconsciente de las heridas que pueda estar causando a los demás, a través de las palabras, de las actitudes, y de las acciones. La persona encerrada en sí misma, la influyen sentimientos egocéntricos y no considera los sentimientos y necesidades de otros.

Este endurecimiento del alma lleva a la persona a perder la capacidad de sentir y el alma que no siente está muerta.

Esta raíz de amargura no solo contamina a la persona que la lleva, sino como hemos dicho varias veces, contamina también a todos aquellos que lo rodean.

5) Aislamiento.

La amargura lleva a menudo a una persona a aislarse. Prefiere la soledad a estar acompañado. Este comportamiento no es normal, porque Dios nos hizo gregarios, nos hizo con la necesidad de estar con otros; cuando creó a Adán dijo: “No es bueno que el hombre esté solo” y creó a Eva para que fuera su compañera. Así que si tú eres uno de esos que siempre busca estar a solas, mira dentro de tu alma, porque puedes tener amargura.

6) La depresión.

Una persona de manera natural no se amarga de un día para otro, sino que entra en un proceso. Primero recibe una ofensa y no perdona, al no perdonar, la ofensa se transforma en Ira, posteriormente, la Ira se transforma en resentimiento y el resentimiento da lugar a la amargura; sí la amargura no la eliminamos, dará paso a la depresión y si no eliminamos la raíz del problema, en algunos casos, lleva al suicidio y a la muerte.

7) Las enfermedades.

En el estudio de la psicología, se conocen enfermedades con el nombre de enfermedades Psicosomáticas, que son afecciones en el alma que se reflejan en el cuerpo. En el aspecto espiritual, se puede entender que pueden existir problemas en el alma, reflejándose en el cuerpo a través de enfermedades.

Las enfermedades son inevitables y normalmente numerosas en las personas amargadas.

Algunos expertos han dicho que la amargura es una emoción tóxica que se instala en el centro de nuestro ser. Que afecta el estómago y el pH ácido, equilibrio de nuestros cuerpos.

Un inadecuado equilibrio ácido del ph del cuerpo, puede causar una serie de enfermedades como los trastornos gastro-intestinales, artritis, gota, alergias, diabetes, e incluso algunas formas de obesidad.

Las drogas, los medicamentos, pueden aliviar los síntomas durante algún tiempo, pero no quitaran la fuente de la amargura y por tanto seguirá sufriendo la agonía de la enfermedad.

Pudiera ser que al llegar a este punto, ya te sientas perfectamente identificado con todo lo que estoy diciendo y te estarás dando cuenta que hay amargura en tu alma.

La Biblia dice en Proverbios 14:10 “El corazón conoce la amargura de su alma; Y extraño no se entremeterá en su alegría.”

Hasta este punto ya sabes lo que es la amargura, sabes de sus causas y sus consecuencias, pero quiero en este momento decirte lo que la biblia dice de la amargura.

V. DEBILIDADES DEL ALMA – ¿QUE DICE LA BIBLIA DE LA AMARGURA?

Hebreos 12:14, 15. “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”

La primera cosa que encontramos en este pasaje es que TENEMOS QUE MIRAR BIEN DENTRO DE NUESTROS CORAZONES HASTA HALLAR LA AMARGURA

1. Necesitamos hacer una minuciosa búsqueda.

No es casualidad que el texto comience diciéndonos: “Mirad bien…”. A veces nos metemos en serios problemas por no mirar bien. No es fácil encontrar la raíz de la amargura. Bien pudiera esconderse detrás de una máscara de falsedad, que nos dice constantemente: “No pasa nada, no tienes nada”.

2. Necesitamos sacar la amargura completamente.

No existe otra manera de sacar la amargura, que la de perdonar a la persona que te ha hecho daño. En Efesios 4:31, 32 encontramos dos textos que debieran ser aplicados de una manera particular en nuestras vidas.

“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Aquí está el secreto para quedar sano de la amargura. Tienes que perdonar completamente a la persona que te ha hecho daño. Tu amargura te hace mas daño a ti que a la otra persona.

Fuimos hace unos años atrás a Murcia para hacer un encuentro y me tocó ministrar el tema de sanidad interior; en el mismo, recalqué que Dios no estaba de acuerdo con que las madres dejaran a sus hijos en sus respectivos países porque esto ocasionaba que los hijos se llenaran de amargura, rabia y odio hacia sus madres, fue este momento, un momento crucial en la conferencia ya que muchas mujeres comenzaron a llorar, sintiéndose identificadas con lo que yo estaba diciendo y les reté a pedir perdón a sus hijos, a traer sus hijos lo más pronto posible o a irse de España para estar junto a ellos.

Al terminar la conferencia, les senté en círculo a mí alrededor, para que contaran sus experiencias. Usaré seudónimos para proteger la identidad de las protagonistas. María se levantó y dijo que ella quería contar su historia; dijo: “Yo me vine de mi país hace muchos años, vine a trabajar, porque la situación económica en mi casa estaba muy mal, dejé a mi marido y a mi hija de 3 años.

Al principio, no conseguía trabajo y luego conseguí algunas horas de trabajo que me alcanzaban escasamente para pagar la habitación, comer y mandar dinero para pagar el billete con que me vine y fue así hasta que pasaron 5 años.

Al pasar estos años pude viajar a mi país y tenía el deseo de ver a mi marido y a mi hija, pero al llegar supe que mi marido tenía otra mujer y que no quería que yo viese a mi hija; lo intenté, pero no pude verla; me volví a España muy triste, porque no sabía ni siquiera como era el rostro de mi hija de 8 años y sufrí mucho por ello.

Acá en España seguí trabajando, conseguí los papeles y después de 5 años más volví a viajar a mi país y esta vez fue mi hija la que ya no quería verme, lloré mucho por esta situación, pero no pude remediarla. Hoy, cuando han pasado 17 años, me doy cuenta del daño que le he hecho a mi hija y quiero que ella me perdone, y agrega: “Hija, perdóname, por favor, perdóname por todo el mal que te hice”

En ese mismo momento se oyó el grito de una joven que estaba también en el círculo: “Que te perdone…..Que te perdone…..Dime dónde estabas tú cuando tu hermano, mi tío Juan, me violó, donde estabas cuando mi primo y el amigo de mi padre me violaron….tú no estabas conmigo, me dejaste sola. Yo no puedo perdonarte…..te odio, te odio.

Fue un momento espeluznante, pedí sabiduría a Dios para arreglar el conflicto; me acerqué a la madre, la acerqué a su hija y les dije que debían perdonarse la una a la otra, si querían de verdad, ser libres del odio y del resentimiento. Lloraron juntas y se pidieron perdón una y otra vez.

Nunca olvidaré este episodio y por eso que he querido contarlo, para demostrar con hechos, los estragos que hace la amargura.

Hemos aprendido en este pasaje que Necesitamos hacer una minuciosa búsqueda en nuestro corazón si hay amargura y luego Necesitamos sacar la amargura completamente.

3. Necesitamos reemplazar lo sacado.

El versículo 14 comienza diciéndonos: “Seguid la paz y la santidad”. No es suficiente que matemos la raíz de amargura, debemos anhelar la paz con nuestros hermanos. Debemos desear vivir reconciliados.

Trae a esa persona que te ha dañado u ofendido, a los pies de Cristo. No sigas más prisionero de tu amargura. No sigas permitiendo que el hombre o la mujer que odias te siga persiguiendo. Pon la paz y la santidad en tu corazón. Si quieres tener al Señor en una profunda comunión, saca la raíz de amargura de tu vida. No dejes que crezca más. Reemplázala poniendo allí la paz y la santidad.

VI. DEBILIDADES DEL ALMA – SOLUCIÓN.

¿Cómo superar la amargura?

1) RECONOCE QUE EN TU CORAZÓN HAY AMARGURA.

Para empezar tienes que reconocer que una parte de tu ser está sufriendo como resultado de la amargura. Empieza por tomar conciencia de tus actos, de tus reacciones hacia los demás, fíjate como reaccionas con tus seres más queridos.

Lo mismo con tus amistades o compañeros de trabajo: ¿aguantas chistes o bromas o luego luego te enojas y te lo tomas de manera personal? Tú sabes como reaccionas cuando alguien se mete contigo y hasta tú mismo te sorprendes, tal vez no al instante, pero después reflexionas y dices: ¿Por qué soy así?.

Se honesto contigo mismo, reconoce que hay amargura en tu alma, porque el no hacerlo te llevara a la soledad. Es la peor consecuencia de los amargados. Solo mira a tu alrededor ¿a quién le gusta estar con gente amargada?

2) ¡ACTÚA!

Cuando ya reconozcas los problemas que te han mantenido prisionero, Actúa, empieza a perdonar. Poco a poco, libérate del mal. Comienza a dar pequeños pasos para convertirte en la persona que quieres ser. Define quien eres y hasta donde quieres llegar. Tu vida cambiara.

3) PERDONA A LOS IMPLICADOS EN TU AMARGURA.

Tienes que perdonar. Es un requisito de Dios. Si tú no perdonas, no serás perdonado. No hay ninguna otra alternativa.

El perdón es una opción y una decisión. Las emociones no querrán perdonar. La mente querrá venganza, a veces a través de fuerza o violencia. No es ninguna cosa ligera para un humano perdonar. No es natural o fácil. Va contra el mismo centro de su ser, pero es crucial para nuestra calidad de vida y para el futuro eterno.

Perdonar no es decir, que lo que nos hicieron fue correcto. Nosotros perdonamos porque Dios perdona, y nos ordenó que hagamos lo mismo.

Mientras te mantengas sujeto a las heridas que otros te causaron, permanecerás sujeto al pasado. No tienes la libertad para vivir en el presente. La amargura del pasado, influye en las relaciones del presente.

3) Libera o suelta a la persona que te haya ofendido, de toda responsabilidad y obligaciones de las que crees tener derecho.

La palabra perdón en el original griego significa soltar, dejar libre y es comparada con un castigo que existía en la antigüedad, donde la persona que mataba, se le castigaba, colocándole el muerto, atado, detrás de su espalda, y lo encerraban en una celda con el muerto encima; este comenzaba a dar mal olor, a pudrirse, y a descomponerse; los gusanos venían a comerse el cuerpo y poco a poco el homicida sentía en carne propia como caían los pedazos, sin poder hacer nada. Era una tortura horrible.

Esto mismo pasa cuando alguien tiene amargura en su alma, ¡Lleva un cuerpo muerto, que apesta, detrás de su espalda y va contaminándolo todo!

Al perdonar estamos desatando al ofensor. Esta es la llave para tu libertad, de lo contrario permanecerás atado a él. Cada vez que lo veas o te enfrentes con él o sepas algo de él, el odio, el rencor, el resentimiento y la amargura, aparecerán y estarás preso, atado a él y no tendrás la libertad, la que todo ser humano necesita para ver la vida con esperanza y amor.

Sí no concedemos la libertad o soltamos al ofensor, estaremos frenando la obra de Dios en nosotros porque no estamos listos para continuar en el desarrollo de la vida cristiana.

Cuándo recibas una ofensa, ¡Decide perdonar y serás libre!

Tienes que cambiar y arrepentirte de verdad. Tienes que dejar de odiar y afligirte; dejar de estar enojado; dejar de estar molestado, frustrado, irritado, fastidiado.

Tienes que dejar de pensar en la manera de vengarte. Las represalias nunca satisfacen realmente. Siempre traen consecuencias negativas.

VII. PERDÓNATE A TI MISMO 

Muchas personas pueden perdonar a otros pero no pueden perdonarse a sí mismos. Si no te perdonas a ti mismo, entonces estas diciendo que Dios tampoco te ha perdonado.

IX. DEJA QUE EL ESPÍRITU SANTO SANE TUS HERIDAS.

La mayoría de las personas que padecen de amargura llevan heridas no sanadas. La falta de perdón constante impide la sanidad de la herida.

Sólo El Espíritu Santo de Dios puede sanar tus heridas. Pídeselo en este momento y Él te ayudará.

“Paracleto” es el nombre griego que se le da al Espíritu Santo; significa “uno que está al lado del otro para ayudarle”. Me imagino el trabajo de una enfermera, al lado del médico dispuesto a operar.

El médico con todo su conocimiento y sabiduría, en una operación, podría hacer poca cosa, sin la ayuda de la enfermera. Los dos trabajando juntos hacen un equipo eficiente.

Asimismo es la labor del E.S. en nuestras vidas; necesita nuestra cooperación para operar nuestro corazón herido. El E. S. quiere que tú estés a su lado haciendo la parte que te corresponde y él hará la suya. Pasará suavemente sobre la herida un ungüento santo y te ungirá con su aceite fresco.

CONCLUSIÓN.

Quiero sugerirte que hagas una oración conmigo.

[¡Voy a pedirte que por favor repitas después de mí esta oración en voz alta!] Padre celestial, vengo a ti en el nombre del Señor Jesucristo. Creo que Él es tu Hijo. Creo que Él se levantó del sepulcro y ahora está sentado a tu diestra intercediendo por mí.

Me arrepiento por no perdonar—de guardar amargura en mi corazón y estar perturbando, a otras personas, y hasta a mí mismo. Como Tú de tan buena voluntad me perdonas, yo también escojo perdonar. Te pido, Señor, que traigas a mi mente a todos los que tengo que perdonar.

(Haz una pausa aquí por unos momentos para que escuches la voz de Dios o lo que oyes en tu mente).

En el nombre de Jesucristo, yo perdono:

(Ahora habla en voz alta el nombre de cada persona que viene a su mente).

Declaro mi perdón a cada persona que he mencionado, en el nombre de Jesús,.

En el nombre de Jesucristo, renuncio a todos los espíritus de amargura, enojo, odio, violencia, represalia y homicidio.

En el nombre de Jesús, recibo sanidad en mi cuerpo físico. Clamo que todos los espíritus de enfermedad y debilidad ¡qué se vayan ya de mí! ¡Espíritus inmundos ya no tienen autoridad en mí! ¡Váyanse ahora! En el nombre de Jesús.

Ahora, Espíritu Santo, Te pido que derrames tu bálsamo de sanidad en mi alma herida. Oh, Señor, recibo sanidad en mi corazón quebrantado, por las desilusiones, y los abusos. Gracias, porque en este momento, tú cambias mi tristeza en alegría. ¡Gracias, Señor porque hoy puedo declararme libre de la amargura! En el nombre de Jesús….¡Amen!

© Moreiba Cabrera. Todos los derechos reservados.

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Moreiba Cabrera
Moreiba Cabrera, Misionera, Pastora principal de la iglesia Nueva Vida de Madrid. Directora de la extensión de Madrid del Centro de Estudios Superiores de Teología de Asambleas de Dios CSTAD.

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