Estudios Biblicos
Estudios Biblicos Prédica de Hoy: El amor es sufrido
INTRODUCCIÓN
1 Corintios 13:4A. “El amor es sufrido”.
En las lecciones anteriores hemos estado estudiando que el amor es mejor que los sacrificios, que a Dios no le agrada que hagamos sacrificios superficiales, sin valor, sin significado y pareciera ser que ahora nos estamos contradiciendo al decir que el amor es sufrido. Es como si estuviéramos diciendo, que para amar, tenemos que sacrificarnos, ¿Es eso así? ¿Quiere Dios que suframos, o que no suframos? Creo que se hace necesario aprender el tipo de sufrimiento en el amor, que es visto como bueno de parte de Dios.
ETIMOLOGÍA Y DEFINICIÓN DE SUFRIR.
La palabra sufrir viene del verbo sufferre. Se trata de una palabra compuesta, formada por sub- + ferre (llevar, soportar, producir). Significa así “soportar por debajo”, sobrellevar a ocultas algo.
Veamos que dice el Gran Diccionario de la Lengua Española © 2016 Larousse Editorial, S.L. sobre la palabra Sufrir.
- Es experimentar una persona algo que causa dolor físico o moral o molestia.
- v. tr. e intr. Sentir una persona un dolor, una enfermedad o un trastorno físico. padecer
- v. tr. Recibir una persona un daño o castigo físico o moral tuvo que sufrir la pena que le impusieron.
- Aguantar una persona un dolor o una dificultad sin quejarse y con resignación sufre su situación con paciencia. soportar, tolerar
- Resistir, sostener no puede sufrir esta situación por más tiempo. aguantar, sufrir.
- Permitir una cosa siempre, “ha sufrido las burlas de los demás”. Consentir, tolerar.
- Pagar un delito con una pena. penar
Analizando cada uno de estos conceptos, da pavor pensar que tenemos que pasar por alguno de estos síntomas, si queremos amar como Dios quiere que lo hagamos. Pero es, porque el ser humano, no nació para sufrir; fue el pecado el que trajo como consecuencia el que al atravesar por esta tierra, en una u otra ocasión tuviéramos que pasar por algún sufrimiento.
Pablo dijo que era necesario que a través de muchas tribulaciones lleguemos al reino de los cielos. No hay verdadero amor, sin sufrimiento.
EL AMOR….ES SUFRIMIENTO, QUE PRODUCE.
Cuando estaba estudiando la etimología de la palabra sufrimiento, me gustó mucho encontrar que significa: “Llevar, soportar, producir” y de estos 3 significados, me quedo con el de que, el amor es un sufrimiento productivo.
En la sociedad en que vivimos, donde a la gente no le gusta tener dolores de ningún tipo, donde a la gente no le gusta sufrir; enseñar esto, es una cosa un poco loca: Dios quiere que sufras por amor.
Pero quiero también dejar claro desde el principio, que no es sufrir de despecho, ni por causas que tu mismo buscaste o provocaste; sino que se trata de un sufrimiento que produce, ¿Qué produce? Eso aprenderemos a lo largo del desarrollo de las siguientes lecciones. Cuando viene el sufrimiento en la vida de los cristianos, siempre trae consigo un propósito positivo para cada uno de nosotros. La Biblia nos enseña que el sufrimiento es la motivación para quitar la vista de las cosas temporales para poder ver realidades eternas (Leer Filipenses 3:8).
Ciertamente parte del sufrimiento es causado por el pecado existente en el mundo desde la caída del hombre, pero otra parte no está relacionado al pasado, sino que podría servir para refinar a los hijos de Dios.
La clave está en que seamos capaces de entender los propósitos del sufrimiento, de lo contrario caeremos en la trampa de la amargura, el deseo de venganza y la ruptura de relaciones.
He aquí una lista de motivos según los cuales Dios estaría permitiendo el sufrimiento en nuestras vidas.
El sufrimiento PRODUCE QUE nuestra atención SEA ATRAÍDA HACIA DIOS.
De hecho no deberíamos esperar al sufrimiento para volver los ojos a Dios, pero seamos sinceros, cuando todo va bien, pocos somos capaces de entender que es Dios quien merece el mérito y no nuestras propias fuerzas y habilidades. Sólo cuando las cosas salen mal y las cargas de este mundo nos agobian, es que volvemos los ojos hacia el Creador.
Mateo 11:28. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. El sufrimiento PRODUCE SEGURIDAD DE que Dios nos ama.
Todo padre entiende que los castigos impuestos a los hijos son para su propio bien.
Hebreos 12:6-7. “Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?”
El sufrimiento PRODUCE QUE A TRAVÉS DE ÉL Dios conquista nuestro orgullo.
Él trata de moldear en nosotros un carácter a la imagen del de Jesús y es el orgullo lo que normalmente cuesta más trabajo doblegar. El sufrimiento es a veces la única opción que le dejamos a Dios. Pero él da mayor gracia. Por esto dice en:
Santiago 4:6-7 “Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes”. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”.
El sufrimiento PRODUCE EN NOSOTROS un recordatorio de nuestras debilidades y esto, irónicamente, nos hace fuertes.
Esto puede ser difícil de comprender para quien está acostumbrado a ver sólo lo terrenal, pero debemos recordar que los caminos de Dios son distintos. Jesús no llegó a salvar con espadas de hierro, sino con humildad, actitud de servicio y sacrificio.
2 Corintios 12:7-10. “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltara, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor que lo quite de mí. Y me ha dicho: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en insultos, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte“.
El sufrimiento PRODUCE purificación DE nuestra fe.
Así como el fuego ayuda a probar y a purificar los metales preciosos, el sufrimiento lo hace con la fe. ¿Qué tan fuerte es aquella fe que ha resistido los más duros embates, comparada con aquella que se derrumbó ante la primera prueba?
1 Pedro 1:6-7 “Por lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que, sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”.
El sufrimiento PRODUCE UNA prueba de nuestra obra.
La obra que no permanece luego de cierto sufrimiento, muy probablemente está basada en fuerzas, emociones o valores humanos. Dichas obras tienen límites humanos y no pueden ser de utilidad para un plan que trasciende a lo eterno.
1 Corintios 3:13 “La obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la pondrá al descubierto, pues por el fuego será revelada. La obra de cada uno, sea la que sea, el fuego la probará”.
El sufrimiento PRODUCE QUE Dios escoga nuestras amistades.
Mucha gente se agolpa alrededor de la gente que prospera y tiene recursos para repartir, pero sólo los verdaderos amigos se mantienen cuando una desgracia sobreviene.
Proverbios 17:17. “En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de angustia”.
El sufrimiento PRODUCE CAPACITACIÓN nos para consolar a otros.
Quienes han sobrellevado una fuerte crisis están mejor capacitados para comprender a quienes les toca pasar por una situación semejante.
2 Corintios 1:3-5. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Así como abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación”.
Y hay más propósitos: Con el sufrimiento
- Dios nos llama al auto examen (Apocalipsis 3:19).
- Nos motiva a clamar a él (Salmos 9:12).
- Nos da evidencia de la guerra espiritual (Efesios 6:11-12).
- Nos ayuda a reevaluar prioridades (Salmos 107:17).
- Nos llama a identificarnos con Cristo (Filipenses 3:10), etc.
Con tan larga lista, debemos dejar de ver al sufrimiento como una maldición y comenzar a verlo como una oportunidad, como algo que nos permita comprender la labor redentora de Jesús. Nótese que el sufrimiento no nos redime por si mismo, no caigamos en la trampa de sentir que merecemos algo después del mismo; sino que atrae nuestra atención hacia lo que verdaderamente vale. Así que (por extraño que parezca) demos gracias a Dios por el sufrimiento.
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