ESTUDIOS BÍBLICOS
Estudios Bíblicos Prédica de Hoy: Discipulado Nº 28 – Parábola de la red barredera
INTRODUCCIÓN
Mateo 13:47-50 “Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; 48 y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. 49 Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, 50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.“
ATRAPADOS EN LA RED.
Cuando me entregué al Señor en Enero de 1979, mi vida cambió por completo, pude experimentar el nuevo nacimiento y a partir de ese momento ya no fui la misma; pero hubo algo que pasó con aquellos jóvenes que nos convertimos en ese tiempo y creo que fue una influencia un poco extraña que existía en las iglesias evangélicas de mi país.
Resultó ser que nos enfrascamos tanto en la iglesia que poco a poco nos fuimos apartando de nuestros vecinos y amigos del instituto y con el tiempo, casi no nos relacionábamos con los inconversos.
Predicábamos la palabra, pero ya no hubo casi ningún tipo de relación con nuestros antiguos amigos y llegamos a creer que si estábamos mucho tiempo con ellos, nos contaminarían. Se convirtió en un slogan el versículo de Jeremías 15:19, “que ellos se conviertan a ti y no tu a ellos”. Había una creencia interna (no nos la enseñaron así) de que nosotros éramos los santos y los de afuera eran los impíos.
Esta creencia, con el paso de los años nos creó dificultades a la hora de hacer evangelismo; porque ya no nos relacionábamos con los que no eran creyentes y prácticamente hicimos nosotros mismos la selección de los buenos y los malos; nosotros los buenos, ellos, los malos.
Nosotros los justos, por lo que nos apartamos de los injustos. Pero ahora estudiando esta parábola entiendo que esa selección SOLO se hará al final del siglo y que serán los ángeles de Dios comisionados para esa tarea.
Nos hemos olvidado de la lección que nos dejó el Señor Jesús con la parábola del trigo y de la cizaña en: Mateo 29:30 “Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”.
En estos versículos vemos que el Señor Jesús, a través de una parábola, compara al Reino de los cielos con una gran red llena de peces. Mateo 13:47 “Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces”
Algunos de nosotros podemos preguntarnos en este momento, ¿Qué representa la Red en ésta parábola?
LA RED ES LA IGLESIA DEL SEÑOR.
Por naturaleza la red barredera no selecciona ni puede seleccionar los peces. No tiene más remedio que recoger toda clase de cosas en su recorrido por el agua. Su contenido no puede por menos de ser una gran mezcla. Si aplicamos esto a la iglesia, que es el instrumento del Reino de Dios en la Tierra, quiere decir que la iglesia no puede ser discriminatoria, sino que tiene que ser una mezcla de toda clase de personas, buenas y malas, útiles e inútiles.
Siempre ha habido dos opiniones de lo que es la iglesia: la exclusiva y la inclusiva.
El punto de vista exclusivo mantiene que la iglesia es para los buenos, para los sinceramente consagrados y para los que son totalmente diferentes de los del mundo. Tal vez este era el punto de vista que predominaba en mis tiempos de juventud. Es atractivo, pero no es el del Nuevo Testamento. Nadie tiene derecho a decir quién está consagrado a Cristo y quién no. Ni quién debe pertenecer a la iglesia y quien no.
Hace unos meses atrás oí el testimonio triste de unos hermanos venezolanos que fueron a una iglesia evangélica aquí en Madrid y después de estar un tiempo congregándose, les echaron, sin motivo ni razón, les dijeron que no podían seguir atendiéndoles. Después se dieron cuenta que habían echado a todos los extranjeros. ¡Esto no debe ser así!.
El punto de vista inclusivo siente instintivamente que la iglesia debe estar abierta a todo el mundo, y que, como la red barredera, en tanto en cuanto es una institución humana, no puede evitar ser una mezcla. Eso es exactamente lo que enseña la parábola.
La iglesia del Señor es como esa red, que al ser arrojada al mar, recoge toda clase de peces, peces de cualquier medida y de cualquier especie; asimismo todas las personas, cualquiera que sea su posición social, su nacionalidad, su color de piel, su profesión o cualquiera que sea su característica, deben tener en la iglesia, su lugar de acogida. Por cierto, los pastores de la iglesia en cuestión, aconsejaron a estos hermanos que asistieran a nuestra iglesia, que aquí si se sentirían bien. ¡NUEVA VIDA, ES UNA IGLESIA INCLUSIVA!
Nadie está excluido, por principio, de poder pertenecer a la comunidad de discípulos del Señor; a nadie se le exigen, de antemano, méritos especiales ni títulos que lo avalen. Su incorporación a la iglesia solamente depende de que, estén dispuestos a buscar al Señor, tener fe en Dios, aceptar a Jesús en sus corazones y comenzar el camino de la santificación.
La iglesia no es quien para realizar las preselecciones y los descartes de nadie; todos los seres humanos tienen la posibilidad de disponerse a entregarse a Cristo. No es la iglesia un grupo de predestinados, de selectos, de perfectos. Como bien dice el pastor Tomas Santa Marta, “No somos un crucero, somos un barco de pesca”.
Nuestra labor debe ser siempre, navegar mar adentro y echar las redes conforme a las orientaciones de nuestro mejor Patrón, el Gran Pescador de Pescadores de hombres. Confiando siempre que si hacemos lo que Él nos manda tendremos una pesca abundante y milagrosa.
© Moreiba Cabrera. Todos los derechos reservados.
Leer: Discipulado Nº 29 – Sin santidad nadie verá al Señor