Lenguaje del creyente

José R. Hernández

Lenguaje del creyente

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Jesús también reprendía cuando lo consideraba oportuno, pero un insulto o una mala palabra nunca salieron de sus labios. Sabía perfectamente que esto podría contristar al Espíritu Santo y a su Padre celestial (Efesios 4: 30). Este es el ejemplo que debemos tomar como referente de nuestra manera de expresarnos.

Lenguaje del creyente – Nuestro testimonio

Retomando la historia de Hechos, si analizamos bien este pasaje de la Biblia, notaremos que el versículo 8 se menciona que el Espíritu Santo descendió sobre Pedro antes de que hablara en defensa suya frente el concilio de Jerusalén.

Podemos deducir que si el apóstol hubiera hablado con sus propias palabras, la historia habría sido diferente. Esto es algo muy poderoso, porque Pedro demostró que Dios es omnipotente, tanto que había cambiado su lenguaje, el de un hombre iletrado, en un instante.

Ese había sido su testimonio implícito, porque aunque no hablaba de lo que Dios había hecho en su vida, había impactado a muchas personas ese día. Ni siquiera tuvo necesidad de contar su experiencia al lado de Jesús durante su paso por Jerusalén, no debía hablar de los milagros en lo que estuvo como testigo.

Nada de eso. Dios quiere que hoy entendamos que dar testimonio no es solo contando sus bondades en nuestra vida, no siempre será de esa manera.

Un cristiano nacido de nuevo da testimonio con sus hechos, y algo que realmente se nota es la forma de hablar de los creyentes, qué frutos estamos dando y la forma en que nos estamos dando a conocer, porque recordemos que siempre seremos cartas leídas ante los hombres (2 Corintios 3:2) y por lo tanto tenemos la responsabilidad de dar buena referencia del Reino de los Cielos a través de nuestro hablar y nuestro actuar.

¿Qué podemos concluir?

Mantengamos en nuestro corazón el siguiente versículo, que nos ayudará a recordar siempre que todo lo que hablemos, lo que salga de nuestros labios será reflejo de lo que haya en nuestro interior.

Porque allí, en lo más profundo de nuestro ser y en nuestro corazón, habita el Espíritu Santo de Dios:

Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.Efesios 4:29

Redactado por C. Carrero para centraldesermones.com

© José R. Hernandez. Todos los derechos reservados.

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José R. Hernández
Autor

José R. Hernández

José R. Hernández; educación cristiana: Maestría en Teología. El Pastor Hernández y su esposa son ciudadanos de los Estados Unidos de América.

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