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Compasivos y Misericordiosos

Texto: “Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer” (Marcos 8:2).

Introducción:

¿Estás siguiendo el fluir de amor que Dios pone en su corazón hacia alguien con una necesidad? ¿O se encuentra demasiado ocupado con sus propios planes?

Se le llenaron los ojos de lágrimas al anciano Pastor,  “Cuando me bajé del avión y lo vi tirado en el suelo, le tuve tanta compasión que tenía ganas de recogerlo y darle un abrazo. Quería amarlo y confortarlo, y decirle que sí va a lograrlo”. Él siguió diciendo: “Lo único que podía pensar, Joel, era: ¿Qué tal si fuera Paul, o una de mis hijas? ¡Cómo quisiera que alguien le prestara ayuda a uno de mis hijos!”

Mi papá estaba sembrando semillas de compasión y amor, y estaba haciendo una diferencia en el mundo. Uno nunca podrá saber qué clase de impacto tuvo en la vida de aquel hombre. Quién sabe si jamás había experimentado el amor y la bondad de Dios antes, pero nunca olvidará ese momento; nunca olvidará la vez cuando un extraño, que sólo iba de pasada en un avión, voluntariamente lo ayudó en medio de una situación sin esperanza. Quizá en su momento más difícil, él pueda recordar que alguien se preocupó por él, alguien tuvo cuidado de él, así que de seguro debe haber un Dios que lo ama.

Las semillas de bondad y compasión de Dios fueron sembradas en el corazón de ese joven, y él nunca será igual, pero note que todo comenzó con un corazón lleno de compasión cuando mi papá se tomó el tiempo de escuchar la historia del joven.

I. La habilidad de sentir compasión:

Una definición de la palabra compasión es “Sentir lo que otras personas sienten, tener cuidado de algo o alguien, mostrar lo mismo”. En otras palabras, al ver a una persona con necesidad, usted siente su dolor y pena, y se toma el tiempo para confortarles. Cuando ve a una persona desanimada, usted siente ese desánimo, y se apropia de él y hace su mejor esfuerzo para alegrarlos. Si ve a una persona con problemas financieros, no les da solamente una palmadita en la espalda citándoles una escritura. No, usted se toma tiempo con ellos, y hace lo que puede para ayudar porque tiene un cuidado genuino. Les muestra que realmente le importa su problema.

II. La compasión se fundamenta en el amor:

Además, la Biblia dice que debemos andar en amor, guiados por el amor, y siguiendo sus mandamientos de amor. Cuando Dios pone amor y compasión en su corazón hacia una persona, Él le está ofreciendo la oportunidad de hacer algo trascendente en la vida de ella. Tiene que aprender a seguir el amor en lugar de ignorarlo; actúe lo que siente porque alguien necesita lo que usted tiene.

Cuando Dios nos creó a nosotros, los humanos, Él colocó su amor sobrenatural en el corazón de cada uno de nosotros, este amor tiene el potencial de crear un espíritu bondadoso, desinteresado, gentil y amoroso en usted. Debido a esto, usted tiene la habilidad de sentir empatía, de sentir lo que otras personas sienten porque fue creado a la imagen de Dios, y usted tiene la capacidad moral de experimentar la compasión de Dios en su corazón ahora mismo. Pero, en demasiadas ocasiones, a causa de nuestro propio egoísmo, decidimos cerrar nuestro corazón a la compasión.

¿Cómo puede saber si su corazón está abierto o cerrado a la compasión? Es sencillo ¿Se preocupa por otras personas, o sólo se preocupa por usted mismo? ¿Se toma el tiempo para hacer algo por alguien, para animar, alegrar, para hacer que las personas se sientan mejor consigo mismas? ¿Estás siguiendo el fluir de amor que Dios pone en su corazón hacia alguien con una necesidad? ¿O se encuentra demasiado ocupado con sus propios planes?

Si usted quiere vivir su mejor vida ahora, tiene que asegurarse de que mantiene abierto su corazón a la compasión porque debemos estar al pendiente de las personas a las que podemos ayudar, tenemos que estar dispuestos a ser interrumpidos o sentir inconveniencia de vez en cuando si eso significa que podemos ayudar a suplir la necesidad de otra persona.

III. La compasión nos enseña a vivir para otros:

Si estudia la vida de Jesús, descubrirá que Él siempre tomaba tiempo para la gente, y nunca se encontraba demasiado ocupado con su propia agenda, con sus propios planes. Jesús con facilidad pudo haber dicho que estaba demasiado ocupado, que tenía un horario, que iba rumbo a la siguiente ciudad y que ya había tenido demasiadas demoras. Pero Jesús tenía compasión por la gente, y Él se interesaba por lo que estaban pasando y con gusto se tomaba el tiempo para ayudar. Dio su vida libremente, y yo creo que pide lo mismo de quienes se dicen ser seguidores de Él el día de hoy.

Muchas personas no están experimentando la plenitud de la vida y no tienen gozo porque han cerrado su corazón a la compasión. Su motivación es conseguir lo que creen querer y necesitar, y es raro que hagan algo por alguna otra persona a menos que vean que puede ser beneficioso para ellos. Son personas egoístas que ven sólo por sí mismas.

Pero si usted quiere experimentar la vida abundante de Dios, usted tiene que dejar de enfocarse en sí mismo y empezar a ver cómo puede ayudar a otras personas. Tiene que demostrar y expresar el amor y la bondad de Dios en dondequiera que esté, tiene que ser una persona de compasión.

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