Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Predica de Hoy: La Humildad: Llaves de Crecimiento Espiritual
Predica Cristiana Texto Clave: “Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.” Romanos 12:16
INTRODUCCIÓN
Hoy, queridos hermanos nos encontramos aquí para explorar una de las llaves más esenciales, pero a menudo olvidadas para nuestro crecimiento espiritual: la humildad.
¿Qué es la humildad? Tiene que ver con alguien que no se siente superior a los demás. Por lo tanto, es modesto, respetuoso, consciente que tiene debilidades como cualquiera, y que también puede aprender y mejorar de los demás.
En Romanos 12:16 se nos invita a tener unidad entre nosotros, a no ser altivos (sin arrogancia, orgulloso y soberbia), sino que como cristianos que formamos parte del Cuerpo de Cristo tenemos un llamado de humildad, llave para poder asociarnos con los demás con una actitud agradable, para no ser sabios en nuestra propia opinión y dejarnos pastorear los unos por los otros.
¿Cómo podemos esperar crecer espiritualmente si estamos atrapados en nuestro propio orgullo?
Dios no es orgulloso, ni soberbio y menos altivo. Por lo tanto, ningún de sus siervos puede crecer espiritualmente si carece de humildad.
La verdad y la realidad de las cosas es que, si visitamos varias iglesias, cientos o miles de congregaciones en el país, observaremos este mismo mal. Que tenemos líderes y personas fieles que admiten seguir a Dios, pero aun siguen sin ser humildes con los demás.
La humildad no es simplemente un concepto abstracto, es una práctica diaria, una elección consciente que hacemos para poner a Dios y a los demás antes que a nosotros mismos.
La humildad es un camino hacia la verdadera sabiduría y el crecimiento espiritual en Cristo Jesús. Así que, en esta oportunidad, vamos a explorar juntos como esta llave abre camino al crecimiento personal espiritual, como abre la puerta a una fe más profunda y a una relación más cercana con Dios y con nuestra congregación.
DESARROLLO
I. La Humildad me permite reconocer que los demás tienen un papel importante en los planes de Dios.
Alguien dijo: “No importa cuán bueno seas, siempre hay alguien que te supera. Eso te mantiene humilde” (Dean Smith)
La vida es misteriosa y está llena de sorpresas. De repente, ese muchacho que le caía mal terminó convirtiéndose en su esposo. O aquella persona que tenía mejores calificaciones que usted en la universidad, terminó trabajando para usted. La vida es hermosa pero tienes sus ironías. Y, este es uno de los mensajes más poderosos que nos deja la humildad: Nadie debe menospreciar a nadie, porque nadie sabe realmente cuan importantes y poderosas pueden llegar a convertirse las personas.
Como cristianos, como hijos de Dios debemos esforzarnos por practicar la humildad. ¿Qué dice la Regla de Oro? Mateo 7:12 “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.“
Jesús nos muestra eso con todas las personas en la Biblia. Sin importar quién fuese, una prostituta, un enfermo terminal, un adinerado, un pobre mendigo o un rico endemoniado, él los trataba de la mejor manera, los dignificaba.
Mire por ejemplo lo que Jesús dijo acerca de Juan el Bautista:
Mateo 17:12-13 “Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. 13 Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista.“
Por no practicar la humildad, perdemos la visión de ver el potencial que otros tienen en los planes de Dios.
Mire qué más dijo acerca de Juan, el propio Rey de Gracia:
Lucas 7:28 “Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.“
¿Usted creía que Moisés era el más grande profeta? Pues no. Jesús dijo que no ha existido otro como Juan el Bautista. El Señor mismo reconoce que Juan era un hombre maravillosos en las manos de Dios. Jesús con humildad no resiste decir cuán impresionante era este profeta.
Ve cuán importante es que como hijos de Dios compartamos con los demás, humildad. ¿Cómo recibimos a los demás, como servimos a los demás? Quien quiere ser un siervo de Dios debe tratar y ver a los demás con humildad. Esto es vital.
Un hombre me dijo en cierta ocasión, que él prefería estar en un bar bebiendo alcohol con otros, porque recibía mejor trato que los ‘cristianos’ cuando entraba en uno de sus templos.
Sin humildad, no es posible que podamos reconocer las grandezas que Dios puede hacer en otros y admirar sus talentos y dones. Necesitamos pedirle al Espíritu Santo que nos ayude a cambiar eso en nuestro interior.
II. La Humildad nos permite reconocer nuestros límites.
“La humildad no es pensar menos de ti mismo, sino pensar menos en ti mismo.” – C.S. Lewis.
Filipenses 2:3-4 “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.“
Si la humildad nos permite ver el potencial de Dios en los demás, también nos permite reconocer nuestras propias capacidades y límites. Vea lo que ocurrió con Juan el Bautista cuando le tocó hablar de sí mismo, pese a las palabras que Jesús dijo acerca de él.
Marcos 1:7-8 “Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado. 8 Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo.“
¿Qué hubiéramos dicho usted y yo de nosotros mismos si Jesús hubiese dicho que éramos el más grande profeta de todos? ¡Ya oyeron lo que dijo Jesús de mí! ¿O Juan les habrá dicho a los discípulos: ‘Les dije que yo era un siervo de Dios para grandes cosas’? No, Juan simplemente aceptaba que su labor era incomparable en cuanto a la obra del Cordero de Dios.
Debemos reconocer -sin justificaciones- sí tenemos problemas con la humildad, porque no hay un siervo de Dios saludable si tiene falta de humildad en su servicio o en su corazón.
Vea lo que ocurrió con el apóstol Pablo:
1 Corintios 15:9-10 “Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.“
¿Por qué el más pequeño de los apóstoles? Porque sabía que no era digno de tal llamado, él no era de los que había estado entre los doce ni siquiera. Ellos habían tocado, caminado, comido y escuchado las palabras del Verbo Encarnado desde sus propios labios y humanidad. Él no.
Sólo cuando practicamos la humildad podemos tener ojos para ver y oídos para escuchar. Con humildad podemos aceptar con paz hasta donde llegamos nosotros, cuales son nuestros límites y debilidades y fortalezas.
Mire lo que ocurrió con el arcángel Miguel:
Judas 1:9-10 “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda. 10 Pero éstos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales.“
Como arcángel Miguel ya tenía la autoridad para someter a Satanás (anteriormente como querubin, pues estaba sujeto a él). Sin embargo, aun asi le recordó de quién provenía su autoridad: EL SEÑOR TE REPRENDA.
Verdad que necesitamos practicar más la humildad en nuestra vida: en nuestros empleos, entre nuestros vecinos, amigos y familiares. No existe salud espiritual en un cristiano que es soberbio, jactancioso, altivo y vanaglorioso. Esto detiene el crecimiento espiritual de cualquiera.
III. Humildad Falsa vs. Humildad Auténtica.
Esto nos lleva a la siguiente afirmación: Existe la humildad falsa (que es religiosa) y la humildad auténtica.
Seguramente recuerda que Jesús fue duro con los fariseos y saduceos, especialmente porque servían en nombre de Dios con soberbia y desdén para los que no eran como ellos. Esa santurronería e hipocresía religiosa fue altamente cuestionada por Jesús. Él no les anduvo con argumentos políticamente correctos. Fue confrontativo y directo.
Así que, ¿qué pueden esperar ustedes de parte de Dios para todos aquellos cristianos que son orgullosos y soberbios? A esos que nada se les puede decir o contradecir. A esos que siempre están aplastando al otro hermano de la fe porque no son como ellos o se creen lo mejor de la iglesia por sus logros.
Necesitamos practicar la humildad que agrada a Dios, y no esa hipócrita que destruye y no edifica. Pero, quiero que recuerde esto. No lo olvide. Preste atención.
Sí usted es en realidad un cristiano, un hijo de Dios que ama a Cristo Jesús, Él mismo se ocupará de humillarlo todas las veces que sean necesarias para que no guarde altivez en su corazón y se mantenga en la practica de la humildad auténtica.
¿Por qué cree que a veces nos ocurren cosas vergonzosas, desgracias e injusticias? Porque Dios está cuidando que su corazón no se acomode, y reconozca su necesidad dependiente de Dios en todo momento.
Mire por ejemplo un pasaje bíblico complejo, pero que nos ayuda muchísimo en esta afirmación:
2 Corintios 12:7-9 “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.“
¿Le ha puesto Dios un aguijón para que usted no pierda la humildad? Hermanos, no ser humildes ni esforzarnos por ello, es pecado.
Desconocemos cuál fue el aguijón de Pablo. Se dicen muchas cosas, pero de nada tenemos certeza. Lo que sí sabemos es que Dios lo permitió para que él no se ‘exaltase desmedidamente’. Es decir, que solía hacerlo.
¿Por qué cree que es tan importante para Dios que tanto usted y yo practiquemos la humildad?
Porque el caos empezó en la vida de un querubín gracias a la perdida de la humildad. Ezequiel 28:12-17 y en Isaías 14:13-14, descubrimos que la caída de quien conocemos hoy como Satanás, comenzó desde el momento que olvidó cuáles eran sus límites. Perder la humildad nos ciega ante nuestros límites. Así es como él perdió toda su belleza y sabiduría. Comenzó a ser egoísta y a pensar más de sí de lo que debería. Se colocó así mismo en un lugar superior a todos, y estaba convencido que subiría al trono y sería respaldado por los otros ángeles.
Sí usted es un cristiano que ve a otros con desprecio, no quiere tener comunión con sus hermanos en al congregación y no procura la humildad, está en pecado. Está más cerca de abrazar los otros pecados de Satanás si no se arrepiente.
Santiago 4:6-7 “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.“
1 Pedro 5:5-6 “Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;“
Salmos 138:6 “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos.”
Un cristiano lleno de altivez es una piedra de tropieza para el crecimiento de los demás. Hiere, humilla y causa caos en el servicio y en la adoración del pueblo de Dios. Necesitamos reconocer que estamos espiritualmente estancados, sí es así.
CONCLUSIONES
Dios es el mejor testimonio de humildad que se nos ha enseñado jamás. Jesús es Dios. Él está en el Padre. Dios tomó carne. No sólo estuvo entre nosotros, sino que nació, creció, vivió y murió como uno de nosotros. Se humilló para que usted fuese levantado en gloria por el poder de su amor en la Cruz.
Filipenses 2:5-11 “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”
Rindámonos, humillémonos y pidamos al Padre de nuestro Señor Cristo Jesús que nos perdone de nuestras soberbias, orgullos, altanerías, vanidades y rebeldías. Dígale que quiere menguar para que su voluntad crezca en usted. Que no quiere ser visto de lejos sino tratado en gracia delante de la presencia de Dios, porque sólo los humildes podrán permanecer frente a él. Amén.
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