El Salmo 42:5 dice: “¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.”
Hay momentos que sentimos como que todo se derrumba dentro de nuestra vida y estamos triste, nuestra autoestima baja y caminamos como unos derrotados, pero realmente no es así, este salmista estaba pasando un mal momento y le decían donde esta tu Dios y el se encontraba abatido y triste.
Hay momentos de nuestra vida que nos sentimos como este salmista y una tristeza muy grande se apodera de nosotros pero Dios no quiere que estemos mas triste, fíjate la palabra del salmista cuando recapacito. El dijo: “¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle…”
Nosotros también debemos decirle a nuestra alma ¿por qué te abates, oh alma mía?, luego sigue diciendo la palabra: “…¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo? …” No andemos enlutado como que se nos murió un familiar, Cristo murió, pero también resucito y está a la diestra del Padre gobernando con gran poder y gloria y Él es nuestro gozo.
La palabra dice que estemos siempre felices a pesar de las circunstancias, pero para esto hay que tener una relación estrecha con el Espíritu Santo que es nuestro ayudador, el que nos da la fuerza en medio de las pruebas.
Conclusión:
A veces andamos triste, porque hemos cometido algún pecado y creemos que Dios no nos va ha perdonar, pero Dios esta esperando que tu vengas con un corazón contrito y humillado delante de Él, y te perdonara. Hay que repetir ésta palabra del salmista, espera en Dios “porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.” Amen.
