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Los adventistas del séptimo día – Estudios Biblicos

Estudios Biblicos | Adventistas del Septimo Dia

Desde mi niñez, siempre consideré a los adventistas, como el “legítimo pueblo de Dios”. Fui educado, en lo que podríamos llamar el adventismo tradicional, con Ellen White jugando un papel estelar en nuestras creencias. Sus escritos, nos daban esa sensación de seguridad de tener “la verdad presente”, y de pertenecer a la “iglesia remanente”, con un “claro panorama” de los “eventos finales” de la historia.

Esto, nos hacía sentir en franca ventaja frente a las otras denominaciones religiosas. Éramos los escogidos, con la llamada “mensajera del Señor”, señalándonos el camino a través de sus libros, los cuales abarcando una amplia gama de temas, contribuyen a conformar lo que llaman el “mensaje adventista”.

Nunca albergué la más mínima duda, sobre el legado profético de la Sra White, ni sobre la doctrina de la iglesia en sentido general. Si en mis habituales estudios aparecía algo que no entendía, trataba de racionalizarlo y buscar alguna explicación al respecto, pero manteniendo una fe absoluta en lo que se me había enseñado, ya que en mi fuero interno no había la menor posibilidad de que estuviéramos equivocados. Para mí, esto era totalmente imposible.

Entonces, sólo era cuestión de tiempo, para que llegado el momento, comenzaran a desencadenarse los angustiosos acontecimientos finales que todo adventista espera, como preámbulo del final feliz que describe Ellen White en sus escritos. El mundo entero se uniría en contra nuestra para perseguirnos encarnizadamente, especialmente los católicos y el “protestantismo apóstata”; todos capitaneados por el sumo pontífice de Roma y los Estados Unidos; dejando a un lado así los intereses económicos, y las creencias religiosas tan opuestas que sustentan. Todo eso, con la finalidad de obligarnos a “guardar el Domingo” como observación religiosa, en lugar del Sábado, so pena de muerte.

Este escenario, considerado quizás improbable desde el punto de vista humano, tendría un cumplimiento segurísimo en mi opinión, ya que así lo establecía nuestra elaborada y detallada interpretación profética; que al encajar perfectamente con todas esas fechas que manejábamos, y además estar refrendada por nuestra “mensajera del Señor” en sus “testimonios”, hacía que se descartara de plano toda equivocación al respecto. Pero el futuro me reservaba una gran sorpresa.

A finales de Dic./2001, buscando en Internet temas religiosos, encontré el site www.ellenwhite.org , en el cual se atacaba la legitimidad del don profético de la Sra White, y a la doctrina adventista en general. Mi primera reacción fue de indignación, y luego de consultar con algunos hermanos, decidimos que íbamos a enfrentar de manera conjunta a esos señores. Finalmente, la desidia, el desinterés, y el temor, se hicieron presentes, y tuve que emprender el camino en forma solitaria.

Lo primero que hice, fue verificar el tipo de personas que realizaban estos ataques. Allí encontré gentes con muchas raíces en la iglesia. Había adventistas de tercera y cuarta generación, así como laicos y ministros con muy buena reputación. Eso me preocupó, porque yo esperaba encontrar detrás de todo esto, a los “temibles jesuitas católicos”.

Algo muy grande tiene que haber ocurrido, razoné en mi interior, para que estos hermanos y pastores dieran un viraje tan drástico, en contra del “pueblo de Dios” y su “profetisa”.

Comencé a estudiar profundamente el material presentado en esa página, con el fin de refutarlo, pero realmente me encontré en un callejón sin salida. No encontraba explicación adecuada, a todo lo que se planteaba allí. Mi confusión aumentaba cada día más. El fantasma de “la mentira White”, comenzó a rondar en mi cabeza. Tuve acceso a los testimonios de Ex –adventistas, que relataban sus experiencias, y exponían sus frustraciones y desengaño, al comprobar la falsedad de todo el asunto.

Un hermano y amigo, me recomendó consultar la página del Centro White en español, (centrowhite.uapar.edu); para colmo de males, allí encontré la declaración oficial de esa institución en defensa de las acusaciones de plagio a la Sra White, y la consideré inaceptable. Poco a poco, fueron encajando todas las piezas del rompecabezas, y compungido, alcancé a ver claramente el complejo diseño de todo el sistema de engaño. Lo imposible se hizo realidad ante mis propios ojos. Ellen White era un fraude, y la alta dirigencia siempre lo había sabido, aún desde el mismo inicio de la “obra adventista”. Pero todo esto se había ocultado magistralmente a la hermandad, y los disidentes neutralizados; de tal manera que en mi caso, me enteré fortuitamente de ello, luego de casi 40 años.

Deprimido y amargado, consulté al Señor en oración, y repentinamente llegó a mi mente un pensamiento:”volver a la Biblia, sin opiniones preconcebidas”. Entonces medité en lo que pasaría si comenzaba a re-estudiar las Escrituras, partiendo de cero; es decir, dejando de lado completamente todo lo que se me había enseñado. A partir de ahí, estoy viendo claramente el sentido llano y simple de la Palabra de Dios. He podido comprobar que no es cierto, que un puñado de teólogos adventistas, sean los únicos capaces de interpretarla correctamente, con el agravante de que nunca se ponen de acuerdo entre ellos mismos. La Biblia es un tesoro abierto para todo el mundo, basta con que dejemos al Señor hablarnos a través de ella, y no tratar de imponerle nuestra perspectiva. Los invito a experimentar eso, luego de compartir conmigo, las reflexiones expresadas en los temas que siguen a continuación.

“Nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz” (Lucas 8:17).

Acusaciones de Plagio

Actualmente, uno de los problemas más significativos en la Iglesia Adventista, es la cuestión del plagio. Específicamente se afirma, que Ellen White copió aproximadamente el 80% de lo que escribió, sin reconocer sus autores originales, pero atribuyendo sus escritos a la inspiración divina. Durante muchas décadas, la dirigencia ha estado enterada de estas acusaciones, y el Centro White ocultando información vital de investigadores legítimos. En 1982, Walter Rea, a la sazón pastor activo de la iglesia, publicó el libro “la mentira White”, donde él documentaba y explicaba ampliamente los resultados de sus investigaciones, sobre los plagios en los escritos de la Sra White. No obstante, la organización ha continuado publicando y vendiendo estos libros, sin dar a conocer a los lectores su real procedencia, convirtiéndose de esta manera en cómplices de la iniquidad cometida.

Hace unos años, la máxima dirigencia Adventista contrató abogados, para que examinaran la cuestión de si las actividades plagiarias de la Sra White, eran ilegales o no en ese tiempo. De esta manera, se admite indirectamente que ella sí copió grandes porciones de obras ajenas. Pero la iglesia estima, que no puede darse el lujo de reconocer esto, porque sus doctrinas distintivas descansan en las obras de Ellen White, y si ella cae, la iglesia también. Era necesario encontrar una alternativa, porque causaría demasiados trastornos admitir que la base misma de la iglesia era fraudulenta. Y por eso, los dirigentes trataron de efectuar un lavado. Si no podían afirmar que Ellen no había plagiado a gran escala, tenían que encontrar un modo de blanquear sus acciones, y “explicarlas” adecuadamente. En este proceso no tuvieron en cuenta, que lo que realmente estaba en juego no eran las leyes de los hombres, sino algo muy superior; la ley divina. En consecuencia, ha resultado un gran negocio que ha reportado miles de millones de dólares, la comercialización durante tantos años, de obras “maravillosas e inspiradas” que realmente no son tales, sino simples apropiaciones del trabajo literario e intelectual de otros. Veamos algunos casos:

1) H. L. Hastings, publicó un folleto titulado: “LA GRAN CONTROVERSIA ENTRE DIOS Y EL HOMBRE”. Varios años después, El 14 de marzo de 1858, Ellen White tuvo su famosa visión en Lovett´s Grove acerca de “El Gran Conflicto”. De manera interesante, apenas cuatro días más tarde, el 18 de marzo de 1858, una reseña del libro de Hastings apareció en la revista Review de Jaime White. En seguida, fue obvio que los White estaban familiarizados con esta obra, antes de la visión de Ellen. Apenas seis meses después de que apareciera la reseña, Ellen publicó su propia versión del libro de Hastings, la cual tituló Dones Espirituales, tomo 1. Más tarde, este libro evolucionó hasta convertirse en El Gran Conflicto, o Conflicto de los Siglos.

En años recientes, el erudito Adventista del Séptimo Día, Dr. Don McAdams observa: “Ellen White no sólo tomaba prestados párrafos aquí y allá según los encontraba en el curso de sus lecturas, sino que en realidad seguía a los historiadores página tras página, dejando fuera mucho material, pero usando su secuencia, algunas de sus ideas, y a menudo sus palabras. En los ejemplos que he examinado, no he encontrado ningún hecho histórico en su texto que no esté en el texto de ellos”.

Aunque muchos encuentran ‘El Conflicto’, como un libro interesante y reflexivo, difícilmente puede considerarse una obra original. Todos los temas principales de este, fueron desarrollados anteriormente y comentados por otros autores, muchos de ellos no Adventistas. Una parte considerable de este libro fue realmente proporcionada por W.W. Prescott, integrante de la cúpula dirigencial adventista, e incorporada por los redactores, según lo registra su propio testimonio al respecto. Es difícil, si no imposible, apuntar a cualquier idea o hecho histórico que de verdad se originara en Ellen White.

2) Ellen White “llegó tarde” a la reforma pro salud. Mientras que ella no recibió su primera “visión” sobre esto, sino hasta 1863, ya para comienzos de la década de 1850 el movimiento de la reforma pro salud estaba en su apogeo en los Estados Unidos. Los conferencistas viajaban por todo el país, promoviendo una dieta vegetariana, y advirtiendo contra el alcohol, y el tabaco. Contrariamente al mito popular, la Sra. White trajo al mundo pocas nuevas reformas sobre la salud, si es que trajo alguna. La mayoría de sus enseñanzas sobre este tema, si no todas, estaban siendo fomentadas por otros antes que ella.

Por ejemplo, en 1844, 19 años antes de la primera “visión” de la Sra. White sobre la reforma pro salud, la Sra. M. L. Shew publicó la tercera edición de un libro de 156 páginas sobre la reforma pro salud titulado “Water Cure for Ladies”. En él, la Sra. Shew enseña que: “El alcohol es un veneno mortal. Las medicinas a base de drogas son ‘de lo más perniciosas’. La sal debe ser eliminada de la dieta. Las especias, como la mostaza, la pimienta, y el vinagre, son ‘perniciosas’. El té es ‘uno de los venenos más destructores’. El tabaco es un veneno muy poderoso. El baño diario, el ejercicio, y el aire puro son importantes para la buena salud. Debe usarse crema en vez de mantequilla. Una dieta vegetariana contribuye a la salud. Es difícil para el cuerpo digerir el queso. Las comidas deben estar separadas por un período de seis horas. Dos comidas al día son ‘mejores para personas sedentarias’. El pan es ‘el sostén de la vida’. El pan recién horneado no debe comerse mientras todavía está caliente”.

3) Ellen tenía disponible una biblioteca, de más de 1200 ejemplares. Ella y sus secretarias asistentes, usaron 33 libros para componer El Deseado de Todas las Gentes. El Pastor A.G. Daniels, a la sazón presidente de la Conferencia General, declaró en un congreso bíblico de 1919: “En Australia, vi componer ‘El Deseado de Todas las Gentes’, y vi reescribir capítulos, algunos de ellos una y otra y otra vez”.

Algunas de las obras utilizadas fueron: Life of Christ, por William Hanna, Night Scenes of the Bible y Walks and Homes of Jesus, ambos por Daniel March, The Desire of Ages Project . De John Harris, The Great Teacher; de Frederick Farrar, The Life of Christ; de George Jones, Life-Science From the Four Gospels; de Alfred Edersheim, The Life and Times of Jesus the Messiah; de J. H. Ingraham, The Prince in the House of David; de Francis Wayland, Salvation by Christ; y de John Cumming, Sabbath Evening Reading on the New Testament; St. John”.

El Dr. Fred Veltman, del Pacific Union Collage, realizó una investigación tomando quince capítulos del Deseado, y encontró que el 31% de esta muestra había sido derivado de otros autores. Pero en general, se estima que el 90% del total de esta obra, fue copiado de otros libros.

Evidencia de Deshonestidad

Pero, durante toda su vida, y durante los años subsiguientes, han salido a relucir una y otra vez informes en el sentido de que Ellen White no fue honesta en cuanto a la fuente de su información. Especialmente en las últimas dos décadas, los investigadores han descubierto tal montaña de evidencia probando el plagiarismo de Ellen White, que la iglesia Adventista del Séptimo Día se ha visto obligada a emprender sus propias investigaciones.

Walter Rea Demostró el Plagiarismo de EGW

En enero de 1980, Walter Rea (en ese entonces pastor ASD y profesor de Biblia en escuelas superiores) presentó a los dirigentes de la iglesia la evidencia que había descubierto. Rea demostró que Ellen White había copiado tanto material de otros autores que apenas si hay un pensamiento original en alguno de sus libros. Esto estremeció terriblemente al Adventismo del Séptimo Día. En consecuencia, la Conferencia General auspició una investigación de ocho años de duración de la propia iglesia, sobre el libro El Deseado de Todas las Gentes ( The Desire of Ages), que en aquel entonces se consideraba el más auténtico de los muchos libros de Ellen White, para establecer si ella realmente había copiado o no.

Fred Veltman Demostró Que EGW Había Mentido

El equipo de investigación de la denominación estuvo dirigido por uno de los suyos, el Dr. Fred Veltman (en ese tiempo director del Departamento de Religión del Pacific Union College). Después de la presentación inicial del Dr. Veltman, se publicó un resumen en los números de octubre y diciembre de 1999, de Ministry, la revista oficial de la iglesia Adventista del Séptimo Día para el clero.

La mayoría de los pastores y laicos ASD no tienen ni idea de la existencia del informe Veltman, aunque el texto completo está disponible por medio del Pacific Union College. El informe oficial Veltman llegó con franqueza a la conclusión de que, no sólo había Ellen White copiado vorazmente las obras de otros escritores, sino que tanto ella como sus colaboradores habían mentido deliberadamente para ocultar la verdad. He aquí dos conclusiones del informe Veltman:

“Es de primordial importancia observar que la misma Ellen White, no sus asistentes literarias, compuso el contenido básico del texto de “Deseado de todas las gentes” (Desire of Ages). Al hacerlo, ella fue la única que tomó expresiones literarias (copió) de las obras de otros autores sin darles crédito como sus fuentes (plagiarismo). Segundo, hay que reconocer que Ellen White usó escritos ajenos consciente e intencionalmente. … Ellen White, y otros que hablaban en nombre de ella, no admitieron, ni implícita ni explícitamente, y hasta negaron, la dependencia literaria de parte de ella”. — The Desire of Agges Project: The Conclusions”, Ministry, Noviembre 1990, p. 11.

Cuando el Dr. Veltman fue cuestionado sobre las repetidas afirmaciones de Ellen White de que ella sólo escribía lo que el Señor le había mostrado en visión y que ella no había copiado las obras de otros autores, contestó:

“De partida, tengo que admitir que, a mi parecer, este es el problema más serio al que hay que enfrentarse en relación con la dependencia literaria (las copias) de Ellen White. Es un golpe directo al corazón de su honestidad, su integridad, y por lo tanto, de su confiabilidad”. Ibid., p. 14.

¡Asombroso!. ¡El informe oficial de la iglesia Adventista del Séptimo Día llegó a la conclusión de que Ellen White copió material de otros autores consciente y deliberadamente, y que ni ella ni sus asociados admitieron, y aun negaron, que ella había copiado! El mito de que Ellen White escribió bajo la inspiración directa de Dios simplemente no cuadra con los hechos.

¿Cuánto material copió Ellen White? El Dr. Veltman arribó a la conclusión de que ella había copiado tanto material de otros escritores que: “El contenido del Deseado de Todas las Gentes (The Desire of Ages), es en su mayor parte derivado (copiado) más bien que original. … En términos prácticos, esta conclusión declara que, en los escritos de Ellen White sobre la vida de Jesús, no se puede reconocer ninguna categoría general de contenido o catálogo de ideas que sean propias de ella”. — Ibid., p. 12.

Recuérdese, esto no fue lo que los opositores de Ellen White dijeron de ella; ¡fue la conclusión a la que llegó el propio equipo de investigación, cuidadosamente escogido, de la iglesia Adventista del Séptimo Día!. Pero nada de esto era nuevo para los dirigentes de la iglesia.

La Conferencia Bíblica de 1919

Hace siete décadas, y cuatro años después de la muerte de Ellen White, la iglesia Adventista del Séptimo Día reunió a sus máximos dirigentes, teólogos, editores, y eruditos en un intento por tomar una decisión mutuamente aceptable sobre la validez del ministerio de Ellen White. Se reunieron en las oficinas centrales de la iglesia en Takoma Park, Washington D. C., durante una Conferencia Bíblica que habría de durar la mayor parte de julio y parte de agosto.

Más de cincuenta personas asistieron a esas reuniones. Esas personas incluían a: Arthur G. Daniells, Presidente de la Conferencia General; G. B. Thompson, Secretario de Campo de la Conferencia General; W. W. Prescott, Secretario de Campo de la Conferencia General; C. S. Longacre, Secretario de la Associación de Libertad Religiosa; F. M. Wilcox, Redactor de Review and Herald; M. C. Wilcox, Redactor de Libros de Pacific Press; H. C. Lacey, Profesor de Religión en el Foreign Mission Seminary; C. L. Taylor, Director del Departamento de Biblia del Canadian Junior Collage; J. N. Anderson, Profesor de Biblia del Washington Foreign Mission Seminary; y otros.

El 30 de julio y el 1 de agosto, las reuniones se enfocaron especialmente sobre Ellen White como “el Espíritu de Profecía”. Según las minutas oficiales, once veces durante esos dos días se les pidió a los más importantes oficiales de la iglesia Adventista del Séptimo Día una decisión autorizada sobre la inspiración de ella — y once veces evitaron esa decisión.

El carácter de esa discusión se percibe a través de los siguientes extractos breves:

“F. M. Wilcox: ‘Creo que tenemos entre manos un asunto muy delicado, y me molestaría muchísimo que se influyera en el campo y en cualquiera de nuestras escuelas para que se descontaran los Testimonios (de Ellen White). Hay gran peligro de una reacción, y estoy realmente preocupado. He oído preguntas aquí que han dejado la impresión en mi mente de que, si se hacen las mismas preguntas en clase cuando regresemos a nuestras escuelas, vamos a tener serias dificultades. Creo que hay muchas preguntas que deberían ser retenidas y no discutidas. … No creo necesario que contestemos cada una de las preguntas que se nos hagan. … Creo que, si destruimos la fe en ellos (los Testimonios), vamos a destruir la fe en el fundamento mismo de nuestra obra. … Y, a menos que estas preguntas puedan manejarse de la manera más diplomática, creo que vamos a tener serios problemas’.

“J. N. Anderson: ‘¿Podemos retener esas cosas y ser fieles a nosotros mismos? Además, ¿no corremos peligro al hacerlo? ¿Es correcto dejar que nuestro pueblo en general continúe siendo fiel a la inspiración verbal de los Testimonios? Cuando hacemos eso, ¿no estamos preparándonos para una crisis que será muy seria algún día?’

“M. E. Kern: ‘La pregunta es, … ¿cómo podemos pensar, y creer, y saber que hay inconsistencia aquí, — algo que no está bien, — y sin embargo creer que el Espíritu de Profecía (Ellen White) es inspirado? … La cuestión es cómo presentar estas cuestiones a la gente´”.

Esas eran las preguntas con las cuales luchaban los dirigentes Adventistas del Séptimo Día en 1919, sólo cuatro años después de la muerte de Ellen White. Reconocían claramente su dilema: ¿cómo admitir que Ellen White no era inspirada verbalmente — cómo admitir que ella no era fiable en ninguna área — y todavía preservar la fe de la gente en la iglesia, su organización, y sus doctrinas?. Por otro lado, como dirigentes que conocen estas cosas sobre Ellen White, ¿cómo podemos mantener nuestra propia integridad y continuar enseñando los antiguos mitos de los Adventistas del Séptimo Día?. Y si enseñamos los antiguos mitos sobre Ellen White, ¿no estamos preparando a la iglesia para una futura crisis cuando salga a luz la verdad?.

El Veredicto de los Dirigentes en 1919

Esos eran los puntos en disputa. ¿Cuál fue su veredicto? Se hizo muy evidente para los dirigentes Adventistas que la influencia de Ellen White sobre la membresía de la iglesia era demasiado fuerte, y las alternativas demasiado riesgosas para hacer cualquier declaración oficial repudiando el ministerio de ella.

Sin embargo, es útil mirar aquello sobre lo que los máximos dirigentes de la iglesia Adventista del Séptimo Día estuvieron de acuerdo extraoficialmente en relación con Ellen White durante la Conferencia Bíblica de 1919. Estuvieron de acuerdo sobre once puntos críticos relacionados con el ministerio de Ellen White. Veamos algunos de estos:

1. Ellen White no era inspirada verbalmente.

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