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Dios te sacará del desierto

2 Reyes 20:5-6

En la Palabra de Dios leemos la historia de un siervo quien Dios le cambió el tiempo:

v. 5 Vuelve, y dí a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová.

v. 6  Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria; y ampararé esta ciudad por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo.

Dios quiere hacer de cada una de nuestras vidas algo especial. Hay momentos en que no entendemos los cambios de Dios, muchas veces no entendemos porque Dios permite tanta cosas adversas en nuestras vidas, muchas veces no entendemos el mover de Dios y eso hace que en ocasiones nos sintamos frustrados. Es entonces cuando el desaliento viene, el desánimo viene; y en nuestra mente racional el diablo comienza colocar palabras tales como: Mejor vete a otra Iglesia, renuncia al ministerio, has un pare.

Dios a cada uno de nosotros sus hijos, nos habla a través de señales, porque quiere restaurarnos.

Posiblemente en este tiempo en cada uno de nosotros Dios esta moviendo nuestro árbol para hacer caer cada uno de los frutos que no le son agradables a El; tal vez Dios nos quiere amasar y hacer de nosotros una mejor vasija.

Hay momentos en los cuales nos encontramos en toda clase de abundancia, otros tiempos de escasez, y otros caminamos por otros tipos de desierto en nuestra vida.

Lucas 22:31-32  “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”

De cierta forma el enemigo no nos quiere ver bendecidos, no nos quiere ver gozosos, no nos quiere ver victoriosos; y en muchas ocasiones pide a Dios permiso para zarandear nuestras vidas. Y pueda que Dios se la de, pero si eso sucede, dejarme decirte que Dios no va a permitir que satanás toque tu vida, podrá quitarte todo lo que tengas pero jamás podrá tocar tu vida.

Así como a Job, que se le permitió a satanás quitarle todo hasta dejarlo en la ruina, pero su vida fue guardada. Al final de todo satanás tubo que devolverle tres veces lo que le había robado.

Hoy te digo en el nombre del Señor Jesucristo que satanás tendrá que devolverte tres veces lo que te ha quitado, satanás tendrá que devolverte el auto que te quito, la casa que te quito, la salud que te quito; hoy satanás tendrá que devolverte con intereses el dinero que te ha robado. Quizás ha truncado tu ministerio, y te ha hecho cometer muchos errores que hoy te ha costado tu avance; pero hoy te digo a ti mujer, a ti hombre, a ti joven que Dios hoy te levantara de nuevo, restaurara tus fuerzas, tu ministerio no acaba aquí, tu ministerio apenas comienza.

Muchas veces Dios tiene que permitir que pasemos por el desierto, muchas veces Dios tiene que pulirnos, tratarnos y prepararnos para recibir la bendición.

Marcos 2:21-22  “Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar”

Recuerdo en una ocasión yo le pedía a Dios que me llenara de su presencia, que me llenara de su poder, que me llenara de su Espíritu; y duraba horas orándole así al Señor; realmente yo deseaba ser usado por Dios, anhelaba su presencia; pero por más que pedía y pedía no se me daba nada. Hasta que una vez leyendo las escrituras me encontré con este pasaje de Marcos 2:22 fue entonces cuando entendí que Dios no podía echar su vino nuevo en este odres viejo; comprendí entonces que primero debía dejarme moldear y limpiar por el para luego ser lleno de ese vino nuevo.

Ese proceso tuve que pasarlo en un desierto, y de eso precisamente Dios quiere hablarte hoy.

Oseas 2:14-17 “Por tanto, he aquí, la seduciré, la llevaré al desierto, y le hablaré al corazón. Le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza. Y allí cantará como en los días de su juventud, como en el día en que subió de la tierra de Egipto. Sucederá en aquel día–declara el SEÑOR– que me llamarás Ishí y no me llamarás más Baalí. Porque quitaré de su boca los nombres de los Baales, y nunca más serán mencionados por sus nombres”

Hoy mencionaremos tres puntos por los cuales somos llevados al desierto:

1. Somos llevados al desierto cuando nos alejamos de Dios:

Hebreos 3:8-10  “

No endurezcáis vuestros corazones,  Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos”

A veces  Dios permite que habitemos en el desierto porque nos hemos alejado de Él, por alguna razón dejamos de venir a la Iglesia, dejamos de escuchar el devocional, dejamos de leer la Biblia y decidimos hacerle frente a nuestra situación en nuestras fuerzas. Solo en el desierto nos daremos cuanta que apartados de el nada podemos hacer.

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