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¿Cómo tratar con personas y situaciones difíciles?

Bosquejos Biblicos – Bosquejos para Predicar

Filemón 1-22 , Mateo 5:43-48

Introducción:

Los problemas a todos nos salen al paso. No es algo nuevo y, en cierta medida, de carácter inevitable. Por esa razón reconocemos que por momentos, vivir a Cristo puede resultar algo rodeado por enormes dificultades desencadenadas por quienes nos rodean y no comparten nuestra forma de vida. También el trato con las personas puede resultar complejo. Al fin y al cabo todas las personas piensan y actúan diferente. El compromiso del cristiano se orienta en saber abordar a las personas y las situaciones difíciles. Con fundamento en las Escrituras aprendemos principios que resultan valiosos en nuestras relaciones interpersonales.

I.  EL CRISTIANO COMPROMETIDO DEBE TENER UNA PERSPECTIVA CLARA Y EQUILIBRADA SOBRE LAS PERSONAS Y SITUACIONES DIFÍCILES ANTES DE ABORDARLAS

1.  La vida del cristiano comprometido puede resultar ingrata, solitaria y desalentadora.
1.1.  El líder enfrenta críticas, la ingratitud, los ataques y la indiferencia.

2.  El comienzo de la dificultad comienza con el hecho de que todos tienen su propia cosmovisión.

3.  Las fuentes más comunes de conflictos son:
3.1.  Actitudes negativas
3.2.  Heridas sin sanar, nuestras o del interlocutor
3.3.  No colmamos las expectativas de la otra persona
3.4.  Choques de personalidad
3.5.  Criterios inamovibles

4.  Un principio clave para la resolución de conflictos parte de reconocer que no siempre tenemos la razón
4.1.  No nos deben arrastrar las emociones
4.2.  Quien tiene heridas, generalmente herirá a otro
4.3.  En los conflictos no hay ganadores ni perdedores:
a.  Los conflictos son previsibles
b.  Los conflictos están ligados a la condición humana
c.  Los conflictos son neutrales

II.  EN EL PODER DE DIOS, EL CRISTIANO COMPROMETIDO BUSCA RESOLVER LOS CONFLICTOS Y SITUACIONES DIFÍCILES

1.  Cinco actitudes que debe evitar el cristiano comprometido en el proceso de resolución de conflictos:
1.1.  Evadir las personas y situaciones difíciles
1.2.  Ceder terreno sin resolver los problemas de fondo
1.3.  Asumir una actitud de choque que rompa toda comunicación
1.4.  Adoptar represalias
1.5.  Darse por vencido sin enfrentar la situación

2.  Cinco pasos del apóstol Pablo para enfrentar personas y situaciones difíciles:

Conclusión:

2.1.  Disposición al diálogo (vv.1-4)
2.2.  Reconocer los aspectos positivos del interlocutor (vv.5-7)
2.3.  No imponer la autoridad (vv.8-13)
2.4.  Manejar el conflicto con tacto y prudencia (vv.14-20)
2.5.  Asumir un tono conciliador (vv.21, 22)

3.  Cinco principios para atender las situaciones difíciles con las personas:
3.1.  Debemos exhortar con paciencia (2 Timoteo 4:2-4)
3.2.  Debemos exhortar para ayudar a mejorar a la otra persona (Colosenses 1:28)
3.3.  Exhortarnos para sanar, no para herir (Tito 1.13)
3.4.  Exhortarnos, aconsejarnos y ayudarnos (1 Tesalonicenses 5:14)
3.5.  Exhortar en el poder de Dios (2 Corintios 10:4, 5)

4.  El objetivo del cristiano comprometido al tratar con personas difíciles no es condenar sino restaurar

III.  EL CRISTIANO COMPROMETIDO PARTE DE RECONOCER SUS PROPIOS ERRORES PARA AYUDAR A RESOLVER LOS CONFLICTOS (Mateo 5:43-48)

1.  El cristiano comprometido asume una actitud comprensiva para la resolución de los conflictos.
1.1.  Ora antes de abordar a una persona o situación difícil
1.2.  Espera el momento apropiado y toma la iniciativa
1.3.  No abre el diálogo con una actitud condenatoria
1.4.  Reconoce que el problema es de dos personas, no del interlocutor solamente
1.5.  Escucha con detenimiento antes de responder
1.6.  Si es necesario asume una actitud de arrepentimiento y perdón
1.7.  Asume el compromiso de ser cuidadoso hacia el futuro, con todo lo que piensa o hace

2.  Trata a las demás personas, con una actitud de diálogo y disposición a resolver los conflictos, como querría que lo trataran (Mateo 7.12)

Conclusión:

Hay tres elementos que jamás debemos olvidar: el primero, que los problemas son previsibles, el segundo, que son de carácter neutral y por último, que son propios de la dinámica de tratar con personas, sujetas a fallas pero también, a aspectos positivos. Errores tiene cualquiera, pero nuestro verdadero norte debe orientarse a saber cómo manejar esas situaciones. Partimos de una actitud, abierta, dispuesta al diálogo, rodeada de comprensión y en la que prime el principio de reconocer nuestros errores para corregirlos. Recuérdelo siempre: con la ayuda del Señor Jesucristo, siempre podremos traer cambios a nuestra existencia.

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