Devocionales Cristianos… Mensajes Cristianos
La imagen, es una de las cosas que más cuidamos los seres humanos. Nos aseamos, pelamos, vestimos, siempre teniendo en mente el presentar una buena imagen.
Si se trata de guardar la imagen en el caso de las féminas, pues los métodos además son más complicados y costosos, pueden repetirse muchas veces durante el día, maquillajes, ropas que las hagan parecer más delgadas, dietas para adelgazar, cirugías plásticas y un sinnúmero de medios que son usados por las mujeres sin importar muchas veces el precio que han de pagar por ello.
Lo cierto es que nuestra imagen física es algo a lo que le dedicamos tiempo, recursos, y esfuerzos porque nos interesa vender una buena imagen a aquellas personas con las que nos relacionamos.
Esta imagen es efímera, pues hoy es mañana quizás deje de ser pues los atuendos externos son cambiantes, por lo que vivir aferrados en mantener una imagen externa duradera, es una utopía y una actitud propia de descerebrados.
Ahora bien, hay una imagen que no podemos adquirir con atributos externos, pues esta depende en gran manera de nuestras actitudes y de nuestro sistema de valores.
Para nadie es un secreto que desde la caída, el ser humano perdió la imagen moral que nos fue dada por nuestro creador. Eso es lo que explica el caos moral en que viven todos aquellos que dan la espalda a Dios y se entregan de manera indiscriminada a sus pasiones desmedidas con el deseo manifiesto de dar rienda suelta a sus más sucios apetitos carnales.
En el nuevo nacimiento, la disposición que rige el alma se vuelve santa y comienza una obra en nuestro ser interior, que requiere un esfuerzo de nuestra parte porque aunque la santidad es producida por el espíritu Santo, el hombre colabora a fin de cada día añadir virtudes a nuestra vida, lo que debe constituir una premisa de todo aquel hijo de Dios que se tenga un mínimo de respeto.
La imagen que con tanto esfuerzo alcanzamos, lo que cobra una mayor repercusión cuando son personas que sirven de modelo para otros.
Lo triste y lacerante de todo eso, es que a pesar de nuestros esfuerzos, personas con malas intenciones quieran tirar por tierra, la imagen que con tanto esfuerzo alcanzamos, lo que cobra una mayor repercusión cuando son personas que sirven de modelo para otros.
Esa es la razón por la que el mundo enarbola el consabido concepto de que la iglesia está enferma, y por la que todos debemos cuidar nuestra imagen y evitar que el dedo acusador del diablo nos señale como individuos que al decir de las escrituras tienen apariencia de piedad, pero con sus actos negaran la eficacia de ella.
Enrolarnos en este bando es enrolarnos en el bando equivocado y pone en juego nuestra salvación. Por eso nos duele en lo más profundo de nuestro corazón cuando observamos que lo logrado con tanto esfuerzo, dedicación y sometimiento al Señor alguien quiera tirar por tierra para ser pisoteada sin piedad.
¿Has pasado alguna vez por esa experiencia?
Te confieso que yo también he sufrido con dolor el dardo venenoso de la injuria, pero Dios ha sido y es mi consolador, por lo que miro al cielo pidiéndole al Señor, no que me aplauda, sino que sencillamente me guiñe un ojo en señal de que soy aprobado porque no tomo a la ligera al espíritu de gracia.
Versículos para hoy:
“..¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!..” Hebreos 10: 29-31
Es mi deseo que perseveres en la búsqueda de la gracia y el favor de Dios. Habrá quien quiera pisotear lo que has alcanzado, y tirar por tierra tu imagen, pero Dios que escudriña los corazones sabrá dar el pago que merecen los detractores de tu imagen.
© 2016. Francisco Medina
