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Diligencia y Negligencia

Reflexiones Cristianas

Diligencia y Negligencia una tan sola Letra hace kilómetros de diferencia

Aquella viejecita salió con aquella nota poco legible del galeno, y al decirle de manera rápida: si señora, usted debe ir a mi otro colega especialista, aquí le doy esta referencia, en ese momento cayó una llamada telefónico al celular, y el galeno solo le extendió el papel y le sonrió y mostró la puerta.

La anciana sonriendo, le estrechó la mano y le contestó: es usted muy amable doctor. Ella, tomó su bastón con su base de apoyo y salió de aquel consultorio, y al pasar por el gran salón la anciana se detuvo frente al mostrador de la informante, y con su voz poco espasmódica le preguntó: ¿disculpe donde puedo ir a buscar la cita para este otro doctor? ¿Qué es lo que dice allí? ¿Me puede descifrar esa letra?

La secretaria poco ocupada entre el teléfono, los papeles y más personas preguntando por información le dijo: creo que la manda con el Neurologo, y le entregó de nuevo el papel. Diga en la ventanilla que es al neurólogo, bueno eso creo yo.

Bueno, ¡muchas gracias hijita!

Ella se fue a la ventanilla de citas y le dijeron que no entendían si era neurólogo o Neumologo. Y le preguntaron: ¿a qué médico le dijeron que debía ir? ¿Recuerda? Ella, poco confundida se sonrió y expresó: pues no sé, solo me lo dio y dijo que por mi problema debía ir a otro especialista. Pero allí me dijeron que era al neurólogo.

La encargada de citas le dijo: bueno, yo sé, la pondré para el neurólogo entonces, pues esa letra de los médicos cuesta entender. La anciana, salió con su papel de citas para 3 meses y al cumplirse dicho tiempo, se presenta al especialista referido.

El galeno muy amablemente le comenzó a interrogar y ver su expediente y le manifestó: no, señora, usted no necesita mis servicios, a quien necesita es al Neumologo. Le diré a la enfermera que le lleven para poder renovar su cita, pues no es con mi especialidad.

La enfermera le dijo al galeno: doctor, pero si usted habla con el Neumologo, podría de repente verla sobrecupo pues ella no tiene la culpa, si Ud. le pide al doctor, seguro que se la da.

El galeno, pulcramente vestido dijo: no, pues cargar al colega que ya ha de estar muy lleno de pacientes citados sería falta de respeto, mejor que le arreglen la cita, para evitarnos problemas con el colega y que ella pueda venir a lo seguro.

La anciana estaba allí observando su destino. Finalmente volvió a ir a la ventanilla de citas y le programaron su cita para 6 meses. Aquella anciana, quien al llegar a su lugar de destino, y que tuvo que tomar 3 buses, uno del Hospital a la empresa de su pueblo de origen, el otro a su pueblo y de allí debía irse en moto taxi en una empinada comunidad. Ella llegó exhausta y dijo: volver al hospital no podré, pues gaste mi mensualidad que me mando la hija. Pues Dios dirá que pasará conmigo.

Aquella tos flemosa húmeda se empeoró, y una neumonía finalmente la encamó y finalmente allí todo terminó. Su nieta fue todo lo que contó porque ni ella la acompañó. Una equivocación en un papel por tan solo una letra de diferencia, y la poca diligencia del personal y familiar que no se levantaron de su silla para poder discernir aquella pequeña equivocación que hizo una gran distancia recorrer hacia aquel hospital referente, “el mejor del país”, donde hay tanto que hacer que no se puede ni hacer a veces.

Una letra muchas veces decimos que no es nada, una simple equivocación de dedo o de entender cualquiera la tiene, pero estos casos así que implican distancia, esfuerzo y tropiezos buscando la salud que un día nos dejó, ahora la mucha ocupación nos hace más distraídos ante la verdadera demanda de nuestro trabajo.

La diligencia y la negligencia aquí hacen su gran diferencia, pues la primera hace una gran beneficencia y la segunda trae angustias, llanto, muerte y dolor y maleficencia.

Escoge tu en tu trabajo cuál deseas aplicar a diario, y si trabajas en un lugar de salud, recuerda que por caminar unos cuantos pasos e investigar la duda del cliente, posible le ahorrarás muchos kilómetros, trabajo e incluso puedes evitar la muerte de alguien que visita ese hospital con gran sacrificio, porque enfermo nadie quiere estar. Si yo fuera tu decía el proverbista: tomaría la diligencia.

Si tomáramos la cita de Mateo 7:12

“…Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas…”

La diligencia posible te extenuará más, pero te aseguro que te beneficiará aún más.

© Dr Mauricio Loredo. Todos los derechos reservados.

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