Si los fundamentos fueren destruidos

El verso 2 de este salmo nos dice que los malos tienen sus arcos entesados y que somos el blanco de sus ataques en lo familiar, en lo moral, en lo espiritual, en lo financiero y en todo en lo que fuere posible hacernos daño. Un cristiano no puede ignorar que está bajo presión.

¿Cómo podemos ser indiferentes ante lo que estamos viviendo?

¿Cómo pretende una madre tratar de ignorar que su hija está expuesta a un embarazo si la ve encerrarse con el novio en su cuarto como si ya fueran marido y mujer?

“No está pasando nada”. “No está pasando nada” se repite una y otra vez a sí misma para tranquilizar su percepción de que eso no es correcto. “Mi hija no sería capaz de hacer algo así. Ella es muy madura y sabe que eso no le conviene”.

Mire señora: Cuando las hormonas se alborotan no hay autocontrol alguno que funcione. Tome medidas inmediatas y trate de evitarse un dolor de cabeza más adelante.

¿Cómo pretende un padre ignorar que algo indebido está haciendo su hijo cuando lo ve usar zapatos caros que él no le compró y celulares de última tecnología que él jamás le compraría por lo caro que son?

¿Cómo pretende una mujer que hace el papel de moza creer que eso es correcto cuando está desbaratando un hogar y destruyendo una familia?

¿Cómo pretende un hijo convencerse a sí mismo que su actitud y comportamiento puedan ser aceptados como algo normal cuando irrespeta tanto a sus padres como a sus profesores y patrones?

No ignore el mal que está pasando.

Eso no crea solución. Lo correcto es que usted asuma la realidad de lo que está sucediendo y procure buscarle una solución definitiva a ello. No racionalice ni justifique lo está pasando. Afróntelo y busque romper con esas cosas que hacen daño y están mal a los ojos de Dios.

No hay maldad alguna que el Señor no castigue. No sea causante de mal a nadie. El mal que usted inflija hoy, se lo infligirán a usted mañana.

Jesús y los males sociales de su época

Cuando el Señor Jesús vivió en este mundo, él no ignoró lo que estaba sucediendo a su alrededor ni se marginó de la realidad social, moral e incluso política de su entonces. El lidió con los problemas morales y espirituales de la gente de su época y enfrentó a 5 fuerzas sociales que se pugnaban el control de las gentes entre sí:

1. Los Esenios:

Eran los ascetas, los que se creían puros moralmente y no querían contaminarse con el resto de las personas. Fueron los primeros en irse a vivir en las afueras de las ciudades para evitar la contaminación.

De esta actitud insana nacieron los conventos y monasterios. Los que creen que para ser puros no hay que compartir con la gente y vivir aislados en sus casas e iglesias comparten su postura con los Esenios.

El señor Jesús les demostró con su ejemplo que quien no quiere pecar puede estar rodeado de la gente más corrupta y no por ello tiene porque ser como ellos.

2. Los Zelotes:

Eran los revolucionarios, los de izquierda, los guerrilleros de su momento, los nacionalistas, los que anteponían el amor por su patria antes que cualquier otra cosa.

No aceptaban el gobierno de Roma y se levantaban en revueltas cada vez que podían. Jesús tuvo a uno de ellos entre sus discípulos (Lucas 6:15) y le enseñó que el verdadero amor está por encima del odio y rencor personal.

Para Simón el zelote debió serle duro cuando Jesús dijo: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44).

3. Los Herodianos:

Era un grupo que apoyaba la invasión de Roma por los beneficios que el imperio les otorgaba. Eran los encargados de escoger y nombrar a los publicanos cobradores de impuestos. Ellos encarnaban el poder político de su momento. Fueron fieros opositores al ministerio del Señor Jesús (Marcos 2:6; 12:13).

4. Los Saduceos:

Era la clase rica y elitista de su época. Eran los aristócratas, los pudientes y enemigos de los fariseos. De entre los Saduceos se escogía al sumo sacerdote. Negaban la resurrección de los muertos y Jesús los contradijo por su postura doctrinal (Mateo 22:23-32).

5. Los Fariseos:

Era el grupo más fuerte y popular de su época. Eran los tradicionalistas, los enemigos del cambio y la innovación. Para ellos la ley y la interpretación que ellos mismos le daban era su norma de vida.

Eran legalistas y severos en su modo de entender lo escrito por Moisés. Jesús dijo de ellos: “Hagan lo que ellos dicen pero no hagan lo que ellos hacen” (Mateo 23:3).

¿Huyó el Señor Jesús de su contexto social?

¿Ignoró lo que estaba pasando en su momento?

No. El no evadió ni ignoró lo que estaba sucediendo. Él se hizo presente en su contexto social y ofreció alternativas frente a lo que estaba pasando. Entre sus discípulos tuvo de todo ellos y les mostró que los valores del reino de Dios están por encima de los valores del mundo y los prejuicios personales.

3. No debemos dar por sentado que esto que vivimos ya no tiene solución y quedarnos de brazos cruzados (Verss. 14-17)

Esta realidad social y moral que nos agobia no es definitiva, ni es lo que debemos aceptar de manera resignada, porque aunque sea dura y cruel, sí existen maneras para sobreponernos y salir adelante.

¿Qué cosas sí podemos hacer los cristianos frente a lo que está pasando en nuestro mundo?

1. Encarar lo que está pasando y afrontarlo con la actitud correspondiente de quien no va a permitir que ese mal le siga aventajando.

La Biblia dice: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lucas 10: 19).

Vamos a creer que así como el Señor nos dio el poder y la autoridad para derrotar las fuerzas del enemigo, también contamos con la capacidad de solucionar toda clase de maldad que nos quiera hacer daño o nos quiera seguir haciendo daño.

2. Tomar las medidas necesarias y aplicar los correctivos correspondientes (Job 1:4-5)

3. Vivir la contracultura del Reino de Dios y el poder de una vida transformada (1 Timoteo 3:14-15; 2 Corintios 12:7-9)

La contracultura del reino de Dios nos hace vivir en integridad por encima de la inmoralidad, la honestidad ante la deshonestidad, el ser transparentes y rectos de corazón ante la doble moral que muchos viven.

En la contracultura del reino aprendemos que el amor y el perdón están por encima del odio y el rencor, que la paciencia es más que la impertinencia, que la tolerancia no comulga con las desfachateces de algunos y que la generosidad está por encima de la mezquindad.

4. Vivir el carácter de lo que somos en Jesucristo (Mateo 5:13-17)

5. Vivir la experiencia continua de ser llenos del Espíritu Santo (Hechos 1:8; 2:5; Efesios 5:18)

Ninguna otra experiencia nos puede fortalecer tanto como el ser llenos del Espíritu Santo. La llenura continua de su poder nos facultará para afrontar nuestras crisis.

6. Mostrar una actitud de fe y plena confianza en que Dios tiene el control de todo cuanto está pasando (Salmo 11:1ª)

El salmista hace del Señor su refugio y su fortaleza para no derrumbarse por los males que la sociedad vive.

Conclusión:

¿Huir? No. ¿Ignorar lo que sucede? Tampoco. ¿Qué hacer? Ser llenos de su poder y vivir por encima de los estándares de esta sociedad.

© Héctor Favio Ortega. Todos los derechos reservados.

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