Probando los corazones

El corazón tembloroso: penitente, temeroso del pecado.

El corazón tierno: sensible, afectuoso, amante.

El corazón quebrantado: arrepentido, lánguido, humilde.

El corazón puro: amante de lo que es bueno y limpio, que lamenta el pecado en sí mismo y en otros, anhelando santidad.

El corazón firme: fijo, que permanece inmutable.

CONCLUSIÓN

¿Está vuestro corazón dispuesto para ser pesado? ¿No tenéis temor de la prueba final’. ¿En qué se funda vuestra confianza?

El rey Belsasar de babilonia vio una mano gigante escribir en pared “Mene, mene, tekel, usparsin” significa “Contó Dios tu reino y le ha puesto fin. Pesado has sido en balanza y has sido hallado falto. Tu reino ha sido dividido y dado a los medos persa.

La mayoría de nosotros sabe qué es una balanza: un aparato con platos o tazas pequeñas que cuelgan de cadenas conectadas a un mecanismo que oscila de un lado a otro. Para pesar algo, uno pone un peso estándar en un plato, luego llena el plato del lado opuesto hasta que los dos platos se nivelen con exactitud. Este tipo de balanza todavía se usa en muchos lugares, especialmente en laboratorios de ciencia. Permítame contarle una interesante ilustración de lo anterior. En la literatura egipcia, en los tiempos de las pirámides, se escribió un libro llamado el Papyrus Ani. Era el «el Libro de los muertos». Este libro contenía cuadros y escritos en antiguos jeroglíficos egipcios, que representan el juicio. La escena de juicio presentaba esta clase de báscula o de balanza.

A un lado de la balanza estaba una pluma que representaba la   verdad. En el otro lado estaba el corazón de un hombre. Si el corazón del hombre se equilibraba con la verdad, entonces se le concedía la vida eterna. Por otro lado, si su corazón no era apto —si era pesado en la balanza y era hallado falto— había entonces una especie de monstruo esperándolo. El monstruo del cuadro parecía un híbrido —tal vez una mezcla de las características de un hipopótamo con las de un cocodrilo. Según esta creencia tradicional, los dioses le darían de comer a esta criatura el corazón de tal hombre, de modo que jamás podría tener la vida eterna.

La anterior es una interesante representación de lo que significa ser pesado en balanza. A uno lo pondría nervioso, ¿verdad que sí? Este era un concepto muy conocido. Es probable que los eventos de Daniel ocurrieran dos mil o mil quinientos años después del Papyrus Ani. El concepto de ser pesado en balanza constituye un buen sermón hoy día: No nos gustaría «ser pesados en balanza, y ser hallados faltos».

En la mitología pagana, Momus, el dios inquiridor, se dice que reprendía a Vulcano porque en la forma humana, que hizo de barro, no había puesto una ventana en el pecho por la cual pudiera ser visto fácilmente todo lo que el hombre pensaba o todo lo que había en su corazón o alma. No estamos de acuerdo con Momus, ni creemos que fuera deseable tener una ventana en el corazón por la cual los hombres pudieran ver todos sus pensamientos mutuos. Si esto fuera así todos procuraríamos poner puertas a tales ventanas y las mantendríamos bien cerradas.

Analicemos en este momento nuestro corazón y miremos todo lo que hay dentro, ahora imaginemos que Dios se propone proyectar una película de todo lo que hay en nuestro corazón y que todo el mundo la va a ver…..te gustaría? Es momento de pedirle a Dios que pese nuestro corazón y que si es hallado falto que nos limpie y nos perdone.

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